Bien, esta hecho la alianza entre el cielo y el infierno será matrimonial.
Hablo la Serafina con alegría mientras la arcángel a su lado daba brinquitos mientras buscaba mas flores para decorar el cabello de su amigo cervatillo que solo miraba con una sonrisa el acuerdo al que habían llegado. Nunca pensó casarse, ni en su vida misma tenía la idea de formar una familia algún día con alguno de los tantos alfas que lo intentaban cortejar.
Pero ahí estaba viendo como el ángel caído firmaba un acuerdo en papel haciendo que ambos tuviera un anillo de promesa en mano. Era lindo, lo admitía, le gustaba por su diseño, un serpiente enrollando la manzana de la tentación. Que agradable, pero todo se derrumbo cuando los dos cruzaron miradas como alfa y omega recién comprometidos, recibiendo asco de aquellos ojos de oro.
Agacho la cabeza por un momento volviendo a la realidad. Ahora si tenía interés por ver que los pecadores lograran redimirse.
Rio a lo bajo, era un idea divertida viniendo de la princesa del infierno, pero de alguna forma su casta le decía que ese alfa debía ser una buena pareja si hizo todo esto solo para cumplir el sueño de su hija.
Pensándolo mejor, Lilith lo iba a matar cuando se llegara a enterar de todo eso.
No por nada estaba de vuelta en el cielo, se preguntaba que sucedería con ella si todo su plan de crear la exterminación final se fue a la basura porque ambos reinos dieron rienda suelta a su guerra con una alianza.
Bueno, ya acabo el show Emily, es hora de retirarnos.
Hablo para dar la espalda a los demás que seguían en sus asientos en los balcones del tribunal, dejando de lado que en algún momento sería obligatorio conocer a quien sería su compañero de vida eterna. Pero por el momento podía seguir disfrutando de las comodidades del cielo, según lo que sabía Lucifer por más poder que tuviera jamás logró crear los hermosos paisajes que su padre hizo para la tierra y el paraíso.
Como olvidar que ese era su karma por lograr quedarse en ese lugar a pesar de ser un asesino en serie y caníbal para rematar. Obviamente fue por un medio de corrupción pero quien se daría cuenta si el corrupto era la primera creación, el humano Adam para variar, un buen amigo, podría decirse, lamentablemente sus alas eran grises, no blancas como la mayoría de veces se le ilustraron, eran grises, grises por la atracción a torturar a los pecadores cada día de la exterminación.
¡Te has vuelto loco! No lo hare que se friegue el cielo, me vas a disculpa.
-Haber Al, esta es la única manera de mantener una "buena" relación con el inframundo -reitero, sentándose al lado del contrario mientras miraban las cascadas flotantes del lugar- Bien, sé, que no es la mejor opción, pero es la única para que las almas y todo aquel que existe en este lugar piense que eres un alma noble que por su bienestar dio su libertad.
-¿Es enserio? Tu crees que me importa que me vean como buena persona -reitero moviendo sus orejas de un lado a otro- Te recuerdo que fue por tu capricho de no querer perder a un amigo que no me he ido al infierno a pagar por mis pecados.
Te juro que hasta los que cobraron por las indulgencias están allá abajo y yo acá arriba.
-Oye, he roto las reglas para que puedas visitar a los pecadores cada vez que se te diera la regalada gana -admitió cruzando de brazos indignado-.
-Y te lo agradezco, lo admito, tengo una buena reputación por eso pero esta no es la manera Adam -negó con la cabeza al igual que su sombra que sujetaba los hombros del humano- Todo se puede ir a la ruina. Acá hay personas de buen corazón, no las lastimes, no de ese modo.
-Pero no lo será, no habrá heridos, escúchate, ya de por si tienes un buen corazón, estas intentando cuidarlo de mis ideas locas, solo sigue así, hasta Sera esta preocupada por tu bienestar he intenta a toda costa evitar ese matrimonio -replicó viendo que no le quedaban argumentos-.
-Sera no cumple lo que predica -afirmo mirando a otro lado sabiendo que de alguna forma lo habían acorralado nuevamente-
No hagas las cosas más difíciles, hablo poniendo sus manos en el rostro del contrario eres un omega hermoso Alastor, no dudo de que ese maldito de Lucifer te cuide y te de el lugar que mereces.
Y que tal si el no quería eso.
Era un omega hermoso para muchos pero no para si mismo, no podía, era un ruin bastardo que acabo con la vida de algunos inocentes solo para que pagaran sus familiares que en realidad eran las malas personas.
Se odiaba así mismo, y esa idea solo se hizo más grande cuando lo vio corriendo y divirtiéndose en paz en el paraíso que siempre profetizaban.
Todos eran tan amables con el uno al otro, se ayudaban entre sí y nunca dejaron de lado a alguien que lo necesitaba. Pero su madre sabía toda la verdad y lo negaba, y tal vez por eso aun cuando su alma estuvo en calma por varios años el tuvo que llegar y deshacer todas las costuras que ella había logrado coser.
Al final encontró un modo para que ella se olvidara de que tuvo un hijo.
Era lo mejor, y mírenlo, ahora estaba comprometido. Pronto se iba a casar, no por amor, si no por un deber que nunca debió tener. Maldecía a lo bajo a ese ángel mimado que todo se le permitía y daba sin refutar. Si no fuera por él, estaría en el infierno con la mayoría de sus conocidos en vida a excepción de el.
Lo admitía era divertida su compañía si dejaban de lado el vocabulario tan inerte que se le había
Volviendo al presente, sentía como lo mataban con la mirada, como la mayoría lo observaba con lástima pero también con agradecimiento. Y ahí estaba un alma con aspecto de araña que lo esperaba en la entrada del jardín que siempre visitaba.
Joven Alastor... Pronuncio la señorita con timidez.
-Sucedió algo querida -habló un poco extrañado pero aun con una sonrisa en sus labios-.
-Em... Se que usted en algún momento ira al infierno ¿verdad? -sintió con calma- verá, yo tengo un hermano, pero jamás cruzo las puertas del cielo, el exterminador Adam dice que de seguro se fue al infierno por malnacido.
Ahora si que quería matar a ese humano decrepito.
-Podría entregarle esto si lo logra ver, se llama Anthony, dígale que su hermana lo quiere y lo extraña bastante -le entrego una carta en sobre blanco para luego irse corriendo del lugar-.
-Alastor ¿estas bien? -pregunto la arcángel con preocupación-
-Hoy día Adam duerme fuera de la casa -afirmo para luego ver la carta en su mano-
Ella de seguro que lo estuvo esperando toda la eternidad.
Daba pena, porque hasta ahora no sabían cual era la razón para que las almas fueran al cielo o al infierno.
Fue lo último que pensó mientras era seguido por la jovencita que llevaba flores en sus manos para decorar sus mechones de cabello.
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Guarda mi silencio
De TodoEl rey jamás creyó aceptar un acuerdo de matrimonio con tal de que el sueño de su hija se hiciera real. Y ahora, al ver como se quedaba callado, como si no existiera en ese hermoso castillo lo hacían perder la cordura. Se suponía que parte del cont...