𝐌𝐢𝐳𝐮𝐤𝐢 瑞希 ° ° || 𝙇𝙖 𝙡𝙪𝙣𝙖 𝙚𝙨 𝙖𝙦𝙪𝙚𝙡 𝙚𝙨𝙥𝙚𝙟𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙖𝙡𝙢𝙖 𝙦𝙪𝙚 𝙣𝙤𝙨 𝙧𝙚𝙫𝙚𝙡𝙖 𝙖𝙦𝙪𝙚𝙡𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙜𝙪𝙖𝙧𝙙𝙖𝙢𝙤𝙨 𝙙𝙚𝙣𝙩𝙧𝙤. || ° °
¿Quien dice que el mal no se enamora...?
¿Es siquiera posible que un ser tan b...
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• MIZUKI TSUKIKAMI •
Los oía desde la lejanía...
Los suspiros de excitación de la pequeña Daki, provocados por las caricias placenteras de nuestro amo...
Eran como si una afilada estaca se enterrara en lo profundo de mi corazón.
Cerraba los ojos con fuerza, tratando de ahuyentar aquellos sonidos indeseados. Eran tenues, pero a la vez... parecían un grito vil, diseñado para torturarme hasta el límite.
No lo comprendía con exactitud... ¿por qué Muzan-sama veía necesario someterme a tal martirio?
Me dolía... dolía intensamente.
—Mizuki. -De pronto, escuché mi nombre.
Giré lentamente y ahí estaba Muzan, mirándome con seriedad mientras arreglaba su traje y acomodaba su cabello desaliñado con esos dedos tersos y perfectos.
Me levanté del futón y agaché la cabeza ante él, cerrando los ojos para evitar que se escapara un sollozo...
Esta era mi vida... La vida que acepté.
[...]
✧
Muzan observaba de reojo, esperando captar alguna reacción en Mizuki, alguna señal de incomodidad, de molestia... cualquier cosa.
Tenía a Daki entre sus brazos, su joven protegida que suspiraba y se entregaba a sus caricias, complacida en cada gesto que él le dedicaba.
Todo estaba cuidadosamente orquestado. Muzan no solía dejar nada al azar, y menos algo tan simple como este pequeño juego de manipulación. Desde que había traído a Mizuki a este lugar, había planeado cada instante de esta escena.
Sabía que Mizuki estaba observando, y en el fondo de su mente, esperaba ver un atisbo de celos, aunque ella siempre se mostrara imperturbable.
Sin embargo, Mizuki permanecía en el fondo de la habitación, serena, con la mirada perdida en algún punto del suelo, inmóvil. No había ni un solo gesto de incomodidad en ella, ningún suspiro que delatara sus sentimientos, ni una sola palabra. Solo un silencio que parecía tan profundo y oscuro como la noche misma. Y eso empezaba a molestar a Muzan más de lo que quería admitir.