|| IV ||

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{Tiempo antes de la muerte de las lunas inferiores}•

En la fría calma de la noche, mientras las estrellas titilaban como farolillos lejanos, Tanjiro Kamado avanzaba por un sendero largo y serpenteante en el bosque. El eco de sus pasos se mezclaba con el susurro de las hojas, y el aire fresco le acariciaba la piel. Las cicatrices de la selección final ardían con fervor, recordándole las batallas que había enfrentado. Sin embargo, había algo más en el ambiente: un aroma dulce que lo envolvía, intrigante y extraordinario, que lo hacía sentir extraño y reconfortado a la vez.

Mientras avanzaba, una figura emergió de entre la bruma nocturna, como un sueño hecho realidad. Era una mujer, con su cabello blanco como la luna, que reflejaba la luz estelar de una manera casi sobrenatural. Sus ojos, de un azul profundo, parecían brillar con una luz lunar. Tanjiro se sintió, en ese instante, como si estuviera frente a una divinidad, deslumbrado por su belleza y presencia. Era como si el tiempo se hubiera detenido y todo lo que había sido dolor y lucha se desvaneciera en el aire, dejando solo el momento presente entre ellos.

–˚Es acaso algún espíritu del bosque...?˚– Pensó con escepticismo.

▸▸...H-Hola...?– dijo él, intentando recuperar el aliento. La incredulidad se mezclaba con la admiración en su voz. No podía evitarlo; algo en ella lo atraía, como una polilla a la luz, y a la vez, le llenaba de una profunda curiosidad.

La chica sonrió, una expresión cálida que iluminó su rostro de una manera que parecía deshacer las sombras que lo rodeaban.

–No soy un espíritu, solo iba de paso por el lugar... ¿Te encuentras bien pequeño...?– Su voz era suave, casi un susurro, y había en ella un toque de preocupación genuina. Había preguntando con la intención de que le dijese su nombre.

–A-Ah! Discúlpeme señorita! Mi nombre Tanjiro Kamado!– Se rascó la cabeza, sintiendo las heridas en sus brazos.

▸▸ Estoy bien, aunque tengo algunas heridas. No son nada grave... O al menos eso creo!– dijo, su humildad brillando a través de su respuesta y con una sonrisa apenada.

CLARILUNA.       -Kibutsuji Muzan-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora