Limpieza.

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Nicholas estaba herido de un brazo, apenas había dejado de doler y se curaba el vendaje siempre. Podía mover su mano aunque aveces dolía mucho, pero estaba mejorando y podía hacer sus rutinas cotidianas solo.  

Sin embargo, aún estaba la presencia silenciosa de Jungwon. Todas las mañanas Nicholas encontraba una bolsa de mandados detrás de su puerta con todo lo que necesitaba desde comida hasta para cambiar su vendaje.

La verdad apenas podía usar algo de lo que encontraba en los mandados, sentía que se encontraba lo suficientemente desganado como para comer algo. Obviamente en el fondo se sentía agradecido por aquel acto pero a estas alturas de que servían si hace poco se habían divorciado.

Recordar ese día le daba un dolor de cabeza, apenas dejar su firma en el documento lo había hecho llegar un increible dolor a su corazón, solo logró encerrarse en su cuarto y tratar de contener su llanto. De todas formas lloro tanto que su cabeza dolió hasta más no poder y cuando salio a refrescarse Jungwon ya se había marchado con el documento. No dijo nada porque a lo mejor necesitaba tomar su tiempo pero aún no estaba seguro de cómo fueron las cosas.

El divorcio nunca fue algo que quiso para su matrimonio, pero ver a Jungwon tan rendido no le dejó otra opción.

Incluso se planteo la idea de intentarlo, dejar todo en el pasado si le prometía un amor devoto y fiel pero.. pero el dolor ardía tanto para Jungwon como para él.

— Que mierda.

Se sentía mal, muy mal. Matthew había dicho que lo veía muy deprimido, ni siquiera había podido decir en voz alta sus situacion con Jungwon frente a los demás. Podía ser un adulto con y en cualquier otro contexto, pero Jungwon le causaba una debilidad inexplicable.

De todas formas, Matthew tenía razón acerca de cómo se veía estaba demacrado. Había intentado distraerse en el gimnasio, trabajo y en casa pero simplemente no podía con nada, era consciente de que apenas comía y que bebía a más no poder, y eso era lo peor de todo.

Cuando Jungwon aún estaba en casa eran muy pocas las veces que se podía ebrio o tomaba sin control, pero ahora no había nadie a quien le moleste.

Extrañaba mucho a Jungwon, obviamente lo extrañaba. ¿Cómo no iba hacerlo?, él era el único en su vida.

Además aún le rompia el corazón que aquello que había deseado con su corazón sería imposible. Jungwon era la única persona que lo había hecho sentir seguro, fue él quien propuso un noviazgo y fue él quien propuso una separación.

Y le lastimaba mucho peor el solo recordar que tan feliz estaba de pensar en las miles de cosas que cambiaría si un bebé llegara a presentarse. Hasta se había hecho la imagen mental de cómo sería, que nombre elegiría, se mudarían de ese departamento e irían a una casa grande con un gran patio y muchos cuartos, más adelante adoptarian un perro quien seria el amigo fiel de su hijo, lo llevaría siempre a sus clases y vivirían felices. Todo eso que había planificado, todo eso lo lastimaba.

Había decidido limpiar un poco, Jungwon tenía razón todo era un cochinero. Más que nada porque no comía nada casero, se alimentaba de cualquier procesado y dejaba todo sobre la mesa. El piso estaba lleno de polvo porque no se había molestado en barrer, y algunos platos seguían sucios sobre el fregadero.
Se molesto por su actitud porque la verdad era que detestaba la suciedad y siempre limpiaba su lugar, pero todo estos problemas emocionales le quitaban las ganas de vivir siquiera.

Al finalizar la limpieza todo el departamento volvió a sentirse triste, limpiar durante todo el día le había hecho hacer olvidar un poco sus problemas. Además tardó tanto debido a que su brazo le dolía un poco, y le costaba hacer todo con un solo lado. 

Aunque de todas formas no importaba cuanto lo intente, simplemente no podía olvidarse de Jungwon. Así que al volver de sacar la basura no entro a su departamento, se quedó del lado de afuera sentado esperando a que amanezca, y no le importaba que tan cansado y dolido se sintiera.

Le dolía más no ver ni una pizca de Jungwon.

Amor FloralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora