♡ — RESUMEN; Toge siempre fue muy cuidadoso y meticuloso con el uso de su maldición, no quería afectar a sus amigos ni a sí mismo. Pero cuando estás emborrachándote en un intento de olvidar al gilipollas de tu ex novio, y él está tratando de llevarte a casa, se te escapa una palabra que no tiene el efecto deseado.
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No esperabas que tu fin de semana terminara así. El sábado por la noche habías estado planeando unas vacaciones con tu novio y, el domingo por la mañana, rompisteis. Su discurso había comenzado con un " no eres tú, soy yo " antes de que terminaras echándolo de tu casa y llamando a tu mejor amiga Maki.
Y así fue como te encontraste en un bar de mierda en una zona peligrosa de la ciudad una maldita noche de domingo mientras bebías unas copas para intentar adormecer el dolor. Había una sorprendente afluencia en el sucio bar, y te alegrabas de que no fuera una de las noches de bandas que aparentemente tenían cada fin de semana, a juzgar por los desagradables carteles que salpicaban las paredes. La música fuerte que resonaba en los altavoces era suficiente para crear el ambiente sin ser tan agobiante como para que vibrara hasta el cráneo.
Podría decirse que estar con tus amigos empeoró las cosas cuando miraste al otro lado de la mesa a Maki y Nobara, quienes claramente estaban enamorados. ¿Por qué no podías tener algo así?
Mientras te lamentabas en voz baja, observaste tu vaso vacío antes de concentrarte en los restos tibios para el cóctel de frutas de Yuuta. El agua se diluyó con hielo derretido mientras sorbías el resto a través de su pajita y emitías un ruido irritante mientras intentabas sacar hasta la última gota de alcohol del fondo del vaso.
—Sí, creo que lo tienes todo. —Megumi gimió con irritación mientras tomaba el vaso de huracán de tu alcance, colocándolo nuevamente frente a Yuuta mientras él ponía los ojos en blanco.
—No te preocupes, conseguiré otro —resoplaste, dándole un golpecito en el muslo para que te dejara salir de la cabina mientras él se movía para ponerse de pie.
—¿No crees que ya has bebido suficiente? —replicó Megumi, pero no intentó detenerte mientras te acercabas al bar. Te abriste paso torpemente entre los demás clientes que merodeaban por la zona con bebidas en la mano, y por poco chocas con un tipo que sostenía dos cervezas.
Toge te observó de cerca mientras te dirigías directamente al bar. Al principio, estaba feliz de estar allí contigo, bebiendo su cerveza mientras la condensación comenzaba a extenderse por la botella a medida que el líquido alcanzaba la temperatura ambiente. La uña roma de su pulgar raspó la etiqueta plateada húmeda de Asahi mientras la despegaba lánguidamente de la botella. Sus ojos se centraron en ti mientras te inclinabas sobre la barra para pedir otra ronda de tragos, con la falda levantada lo suficiente para que probablemente pudiera echar un vistazo a las bragas que llevabas puestas esa noche (no es que no las hubiera visto accidentalmente cuando cruzaste las piernas en el tren hacia la ciudad antes , eran rosas ), pero eso significaba que si él podía ver tus bragas ahora, cualquier otro pervertido en este sórdido bar de mala muerte también podría hacerlo.
