🦋 Parte 2 | Calma en el salón

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Narra Twilight: 

Pasé los siguientes minutos, y luego horas, tratando de calmarlo, de ganarme su confianza. Pero cada vez que daba un paso hacia él, su mirada recelosa volvía.

—No sé qué voy a hacer contigo —susurré para mí misma. En ese instante, él levantó la vista, y por un segundo, me recordó al Sombra adulto que tanto amaba.

—No necesito que me cuides, Sombra quiere volver a Chesnut Falls... —murmuró.  Pero su tono fue menos defensivo esta vez.

Sonreí, sabiendo que, aunque estuviera desconfiando de mí ahora, no lo dejaría solo. Volvería a ser el Sombra que conocía. Tenía que serlo.

—¡Twilight! —Spike entró en la biblioteca con su habitual entusiasmo, una lista de tareas en sus garras—. ¿Ya lograron abrir el cofre?

Antes de que pudiera responder, el pequeño Sombra, aún confuso y desorientado, dio un salto hacia atrás, poniéndose detrás de mí. Su mirada estaba fija en Spike.

—¿Qué es eso? —preguntó, señalando a Spike con una pezuñita temblorosa. 

Sus orejas se pegaron contra su cabeza mientras se agazapaba un poco más, usando mi cuerpo como escudo. Bueno, al menos ya no me estaba gritando. Spike se detuvo en seco y me miró con los ojos bien abiertos, claramente sorprendido.

—Eh, Twilight... —dijo, señalando a Sombra—. ¿Qué... es eso? Y, ¿por qué me está mirando como si fuera a morderlo?

Suspiré profundamente. Esto iba a ser más complicado de lo que pensaba.

—Spike, déjame explicarte... —comencé, tratando de pensar cómo simplificar todo este desastre. Pero Sombra, o más bien, el pequeño potrillo en el que se había convertido, no me dio tiempo.

—¡Aléjate, dragón! —exclamó, y para mi sorpresa, hizo un esfuerzo por encender su cuerno, aunque de él solo salió una chispa inofensiva. Aun así, su determinación me dejó boquiabierta.

Spike, por su parte, levantó las garras en un gesto de paz, con una ceja arqueada.

—Oye, tranquilo, pequeño. No estoy aquí para hacerte daño. —Sonrió, intentando parecer amigable, pero estaba claro que no sabía cómo manejar a un Sombra... diminuto.

—¡No confío en los dragones! —respondió Sombra con una voz aguda, poniéndose en una postura de defensa. 

Spike me lanzó una mirada confundida, claramente esperando que explicara qué estaba pasando.

—Ok... —me dijo en un susurro—. ¿Por qué tenemos a un pequeño Sombra en la biblioteca y por qué me está mirando como si fuera a lanzarme un libro por la cabeza?

Otro suspiro.

Justo cuando estaba a punto de explicarle la situación a Spike, la puerta de la biblioteca se abrió de golpe. Y ahí estaban ellas, las chicas, listas para salvar el día, como siempre.

Cada una entró con su estilo único: Rainbow Dash volando con energía, Applejack con su paso firme, Pinkie Pie dando saltitos, Rarity caminando con elegancia, y Fluttershy, por supuesto, entrando con cuidado, pero sonriendo con amabilidad.

—¡Hey, Twi! ¿Qué estás haciendo? Vinimos a ver si querías ir a... —se detuvo en seco al ver la escena frente a ella. Al principio, su rostro mostró una leve confusión al ver al pequeño potro detrás mío haciendo pucheros contra Spike. —¿Eh... quién es este? —preguntó, con una ceja levantada.

Antes de que pudiera explicar algo, el pequeño Sombra levantó la cabeza y la miró con una mezcla de desconfianza y malhumor. Como era de esperar, no le dio ni un segundo de tregua.

Pequeña Sombra | TwibraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora