Narra Twilight:
Estaba revisando unos pergaminos en la mesa cuando Sombra se me acercó con su habitual mezcla de curiosidad y orgullo. Se plantó frente a mí, con los ojos verdes brillando y las orejitas alzadas, como si hubiera estado pensando en algo muy importante.
—Twilight —dijo, en ese tono firme que intentaba sonar autoritario pero que, en su forma de potrillo, solo lo hacía ver adorable—. ¿Cuándo vamos a empezar con mi curación? Dijiste que había un tratamiento... y aún no ha pasado nada.
Sentí un pequeño nudo formarse en mi estómago. Oh no, esto otra vez. El tema de su "curación" era una bomba de tiempo, y ya estaba en marcha. Le lancé una mirada rápida a Spike, que estaba organizando algunos libros cerca de la puerta, esperando que me lanzara alguna idea salvadora.
Spike, como siempre, se limitó a encogerse de hombros, como diciendo "Este es tu desastre, Twilight."
Suspiré, tratando de no dejar que el nerviosismo me dominara. Está bien, Twilight, puedes manejar esto. Solo... improvisa.
—Eh... bueno, sí. La curación —dije, buscando tiempo para pensar. Me acerqué a Sombra y sonreí de manera un tanto forzada—. ¿Por qué no te acercas un poco más? Esto... es parte del proceso.
Sombra levantó una ceja, claramente desconfiado, pero aun así dio un paso adelante. Se veía decidido, casi como si estuviera enfrentándose a un gran reto. A mí. Es tan terco, incluso de pequeño, pensé.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, sin pensar mucho en las consecuencias, levanté una pezuña y le acaricié la cabeza suavemente, justo entre las orejas. Sabía que no debía hacerle esto, pero no pude evitarlo.
Sombra se sobresaltó inmediatamente.
—¿Q-Qué estás haciendo? —preguntó, retrocediendo un poco, claramente sorprendido por el gesto.
—Esto es parte del proceso —respondí rápidamente, manteniendo la cara lo más seria que pude—. Ayuda a... calmar tu energía mágica. De verdad.
Sombra me miró, con la sospecha pintada en sus ojos, pero al final pareció aceptar la explicación. Asintió lentamente, aunque aún no estaba del todo convencido.
—¿De verdad? —repitió con un tono incrédulo, pero no se alejó más.
Asentí, aunque por dentro me lamentaba de estar jugando con el alma inocente de un potrillo. ¡Esto no puede estar bien!. Pero ya estaba en ello, y lo peor era que estaba funcionando.
Poco a poco, empecé a acariciarle la cabeza con más suavidad, y, para mi sorpresa, Sombra comenzó a relajarse. Sus ojos se entrecerraron, y sus tensos músculos se fueron aflojando. Se notaba mucho más tranquilo, como si mi toque realmente estuviera "curando" algo en él.
Y entonces me sonrojé. ¿Cómo sabía que esto funcionaría?
Mi mente vagó rápidamente a un recuerdo, uno que no esperaba recordar en ese momento...
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(Flashback)
Estábamos en mi habitación, mucho antes de este extraño hechizo. Sombra, en su forma adulta, y yo estábamos juntos en la cama, compartiendo un momento íntimo. Había algo en su presencia que me hacía sentir una mezcla de calma y emoción al mismo tiempo. Nos estábamos besando, y en medio de ese momento, no pude evitarlo... llevé mi pezuña a su cabeza y acaricié su crin suavemente.
Sombra se sobresaltó de inmediato, casi igual que lo hizo ahora de potrillo.
—Q-Qué haces... —preguntó, con su voz grave llena de sorpresa y, tal vez, un poco de vulnerabilidad.
Yo, por alguna razón, sonreí como una tonta. No pude evitar notar cómo su crin se erizó ligeramente al sentir mi toque. Fue un detalle mínimo, pero suficiente para que me diera cuenta de algo.
Curiosa, repetí el gesto, acariciándole la cabeza una vez más.
—¡D-Deja de hacer eso! —protestó, aunque no se movió para apartarse. Su voz sonaba tensa, como si no quisiera admitir que le gustaba.
No pude evitar reírme suavemente.
—¿Quién lo diría? —le dije, entre risitas—. Que alguien como tú... ¡el gran Rey Sombra!... tenga una debilidad tan tierna.
Sombra frunció el ceño, visiblemente molesto por mi comentario, pero no dijo nada. En lugar de responder con palabras, se limitó a mirarme fijamente, con esa mezcla de desafío y resignación.
—Ah, ¿sí? —dijo, su voz suave pero llena de ese aire de misterio que siempre lo acompañaba—. Bueno, supongo que solo tú sabrás eso, Twilight Sparkle.
(Fin del flashback)
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Volví al presente, aun acariciando suavemente la cabeza del pequeño Sombra. Me detuve al recordar aquel momento, con las mejillas más rojas de lo que me habría gustado admitir.
—¿Ya terminó? —preguntó Sombra, abriendo los ojos con cierta expectación.
Asentí, esta vez más lentamente, sintiendo un pequeño nudo en el estómago. ¿Por qué este pequeño gesto me hacía sentir tan nostálgica? Mierda, Realmente lo extrañaba. Lo miré mientras se apartaba ligeramente, estirando las patas, claramente relajado.
—Gracias, supongo... —murmuró Sombra, pero entonces notó que yo no me veía del todo bien. Frunció el ceño, algo confundido—. ¿Por qué estás triste otra vez, princesa?
La pregunta me tomó por sorpresa. Lo miré, encontrando esos ojos verdes llenos de curiosidad, y no pude evitar sonreír levemente. Aunque era una versión más joven de Sombra, una parte de él seguía notando cuando algo no iba bien conmigo.
—No es nada —respondí suavemente, tratando de sonar convincente—. Estoy bien, de verdad.
Sombra me miró con una mezcla de sospecha y preocupación, pero al final, desvió la mirada y no insistió. En su forma habitual, murmuró:
—Bueno, no es que me importe o algo así...
Sonreí, sintiendo que, aunque aún estaba lejos de recuperar al Sombra adulto, había algo especial en este pequeño momento que acabábamos de compartir. Una pequeña chispa de esperanza brilló en mi interior mientras lo veía hojear el libro de magia con renovada concentración.
Quizá no estaba todo perdido después de todo.
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Continuará
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Pequeña Sombra | Twibra
FanfictionUn hechizo salió completamente mal, y ahora el Rey Sombra ha vuelto a convertirse en un potro travieso. ¡Ni él sabe cómo ha terminado en esta situación tan... ridícula!