Narra Twilight:
El sol se estaba poniendo, y con ello el cansancio comenzaba a invadir mi cuerpo. Entre cuidar a un Sombra convertido en potrillo y mentirle sobre curas inexistentes, mi día había sido, digamos... un poco más complicado de lo habitual. Lo peor era que el día aún no terminaba: quedaba una tarea monumental.
La hora de dormir.
—Muy bien, Sombra —dije, mirando al pequeño potrillo con una mezcla de determinación y agotamiento—. Es hora de ir a la cama.
Él me miró, parpadeando lentamente, como si lo que acababa de decir fuera una broma.
—¿Dormir? —repitió con incredulidad—. Yo puedo dormir aquí. —Señaló el suelo de la biblioteca, donde había comenzado a hacer una especie de nido con cojines que había sacado de los sillones.
Me crucé de brazos, sacudiendo la cabeza.
—Absolutamente no. —Mi tono fue firme, pero calmado. Aún tenía un poco de energía para mantener el control de la situación—. No vas a dormir en el suelo de la biblioteca, eso no es ni cómodo ni saludable. Hay una cama esperando por ti.
Sombra me miró con esos ojos verdes, llenos de orgullo y terquedad, y frunció el ceño. Claramente, el potrillo no estaba acostumbrado a que le dijeran qué hacer, incluso en esta versión más joven de sí mismo.
—No necesito una cama —refunfuñó—. Siempre he dormido en el suelo y nunca me ha pasado nada. No necesito ningún trato especial. Puedo manejarme solo.
—Oh, ¿de verdad? —Me incliné un poco hacia él, no dispuesta a dar un paso atrás en este pequeño desafío—. Bueno, lamento decírtelo, pero mientras estés bajo mi cuidado, vas a dormir en una cama. Punto final.
La tensión creció en el aire por unos segundos, con ambos mirándonos fijamente, ninguno dispuesto a ceder. Incluso siendo un potro, Sombra mantenía un temperamento fuerte, lleno de orgullo y obstinación. Pero no se daba cuenta de que, cuando de cuidar a los demás se trataba, yo tampoco me quedaba atrás.
—No lo haré —respondió él, cruzando sus pequeñas patas, como si eso fuera a resolver la discusión.
—Sí, lo harás —le respondí, dando un paso hacia la puerta—. Vamos, no hagas esto más difícil de lo que ya es.
—¡No voy a ir! —dijo, inflando sus pequeñas mejillas de frustración.
Fue en ese momento que sentí una pequeña garra tocar mi pata. Spike se acercó, susurrándome al oído:
—Twilight, te lo digo en serio... déjalo ganar esta. Si no, va a seguir discutiendo toda la noche.
Miré a Spike, y luego a Sombra, que ahora me lanzaba una mirada desafiante. Solté un largo suspiro. ¿Así era criar hijos?, me pregunté. Porque si lo era, necesitaba escribirle a Cadence urgentemente para que me diera algunos consejos.
Finalmente, cedí.
—Está bien —dije, levantando una pezuña como señal de rendición—. Tú ganas... pero dormirás en una cama. Yo misma te llevaré a una de las habitaciones.
Sombra refunfuñó algo por lo bajo, pero no dijo nada más. Empezó a caminar con pasos pesados hacia la puerta, claramente poco contento con la situación. Por un segundo, pensé que iba a empezar a patalear o a protestar de nuevo, pero no lo hizo.
Bueno, al menos hemos avanzado un poquito, pensé mientras caminábamos por los pasillos del castillo.
Lo llevé a una de las habitaciones más bonitas del castillo. No es que tuviera muchas opciones, claro. Vivir en un castillo de cristal significaba que cada habitación era prácticamente más lujosa que la anterior. Cuando abrí la puerta, Sombra se detuvo en seco.
—¡Wow...! —murmuró, con la boca entreabierta. Sus ojitos recorrieron la habitación, maravillado. La enorme cama con dosel, las suaves cortinas de seda, la alfombra esponjosa... Era evidente que nunca había visto algo así en su vida. Era como si hubiera entrado en un palacio de ensueño.
Me crucé de patas, sonriendo ligeramente.
—Vamos —dije, en tono algo burlón—. ¿Qué esperas? ¿Una invitación especial? La cama no se va a subir sola.
Sombra me lanzó una mirada ofendida, como si le hubiera insultado directamente, y luego miró la cama de nuevo. Dio unos pasos hacia ella, claramente decidido a subirse sin ayuda. Pero pronto se dio cuenta de que... la cama era mucho más alta de lo que parecía.
Intentó primero con un salto. Fracasó.
Después, trató de treparla empujándose con las patas traseras. Fracasó de nuevo.
Finalmente, se sentó en el suelo, lanzando un suspiro frustrado y evitando mirarme directamente. Se veía tan decidido a no pedir ayuda que casi me daba lástima... pero solo casi.
—¿Necesitas ayuda? —pregunté, conteniendo una risa.
—No —respondió rápidamente, pero era evidente que lo necesitaba.
Rodé los ojos, y con un simple destello de mi cuerno, lo levité suavemente hasta la cama. Lo dejé caer delicadamente sobre el colchón, y luego lo tapé con las sábanas, asegurándome de que estuviera cómodo.
Nos quedamos en silencio por unos momentos. Yo observaba el rostro del pequeño Sombra, quien ahora parecía mucho menos malhumorado. Había algo extraño en todo esto. Verlo tan vulnerable, tan joven e indefenso, me hacía sentir un pequeño nudo en el estómago. ¿Quién iba a decir que todo terminaría así?
Suspiré, mientras mis pensamientos se arremolinaban. Esperaba poder revertir el hechizo pronto, pero necesitaba que las chicas trajeran los materiales que faltaban para el contraconjuro. Desafortunadamente, el clima no parecía estar de nuestro lado, y las nubes negras en el horizonte indicaban que pronto llovería. Quizás mucho.
—Buenas noches, Sombra —dije finalmente, con voz suave, esperando que el pequeño potrillo finalmente se relajara y pudiera descansar.
Él no respondió. Simplemente se dio la vuelta en la cama, dándome la espalda. Aunque estaba en silencio, era evidente que aún estaba molesto por todo lo ocurrido. Yo, por mi parte, solo pude suspirar una vez más, preguntándome qué otros desafíos me esperaban en este inesperado capítulo de mi vida.
Cerré la puerta de la habitación, con la esperanza de que al menos el día siguiente sería un poco más simple. Pero siendo yo, Twilight Sparkle, sabía que eso era mucho pedir.
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Continúa
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Pequeña Sombra | Twibra
FanficUn hechizo salió completamente mal, y ahora el Rey Sombra ha vuelto a convertirse en un potro travieso. ¡Ni él sabe cómo ha terminado en esta situación tan... ridícula!