De príncipe a bestia: Una aventura es más divertida si huele a peligro (+18)

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Bratt Lewis

Siento la respiración lenta de Alice en mi cuello, le acaricio suavemente la espalda y sonrió al tenerla dormida en mis brazos

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Siento la respiración lenta de Alice en mi cuello, le acaricio suavemente la espalda y sonrió al tenerla dormida en mis brazos.

Dejó un beso en su hombro y recuerdo la vez que ella beso a otro chico enfrente mío, no debería haberme importado pero eso me hizo enojar de una manera inimaginable.

En ese momento lo único que hice fue irme enojado, no podía reclamarle nada. Ella me siguió y me preguntó que me pasaba a lo que yo no pude responderle y solo la abrace presionandola contra mi cuerpo queriendo no soltarla.

Queriendo que se quede conmigo.

Después nos dirigimos a mi departamento y miramos películas abrazados, cuando Alice empezó a bostezar se levanto y se despidió para irse a su casa.

Obviamente no se lo permiti, quería que se quede a mi lado pero no era correcto así que la dejé en su casa.

Cuando ella ingreso a su casa borré mi sonrisa y apreté mis puños dirigiéndome al maldito bar.

Al llegar al lugar busco al maldito infeliz que se atrevio a juntar sus horrible labios con los suaves y delicados de Alice.

Lo encuentro y lo veo a esa basura humana salir tambaleando del bar.

Lo agarró de la nuca y lo estrelló contra el suelo noqueandolo, lo cargo en mi auto.

Me dirijo a una cabaña lejos de la ciudad.

Después de una cuantas horas llegué y llevo a la sabandija al sótano que está detrás de la cabaña.

Para despertarlo le tiró un balde de agua fría.

Él despierta horrorizado y empiezo con la diversión, le sonrió de lado y me acerco hacia él.

Le rompo las costillas, le piso sus manos, le doy varios puñetazos en su cara dejando grandes moretones, él grita pero nadie lo va a escuchar estamos a varios kilómetros de la ciudad además este lugar es terreno privado de los Lewis.

Nadie va a escucharlo y nadie podrá salvarlo de mi.

Él intenta darme batalla pero no logra darme ni una golpiza.

Me divierto viendolo intentar lastimarme mientras él tambalea, le doy varios golpes durante largos minutos.

Suspiro.

Saco una navaja harto de sus gritos y lo acerco a su rostro, veo el terror reflejar sus ojos.

— No debiste tocarla —le susurró para escupirle la cara y abrir su boca con mis manos clavando la navaja en su lengua.

El grita mientras yo le corto la asquerosa lengua con la que tocó a Ali.

Se la arrancó callando sus gritos, veo que por su boca salen grandes cantidades de sangre.

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