04: Sapa catretriplehijueputa

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Solo habían pasado dos horas y medio tiktok no paraba de hablar sobre lo que había pasado en aquella fiesta, sobre los rumores entre James y Catalina. — ¿Pero quién putas fue el malparido qué subió eso? — Preguntó Lucho, quien se encontraba conversando con Betancourt, Muñoz, Mojica y Carrascal. — Yo no sé pero James ahorita debe estar hecho una furia. — Catalina estaba nerviosa, no sabía que hacer y ya era la 6ta llamada que recibía de James. — Catalina, hágame el favor y contéstame ese berraco teléfono. — Ese era uno de los cuantos mensajes que había dejado Rodríguez en el buzón de voz. — Marica ese hombre me va a matar. — La rubia no paraba de quejarse y ponerse aún más nerviosa. — Yo no sé que marca de sal seré yo. — Mencionó Betancourt, escuchando el timbre de su apartamento sonar.

— Vaya y abra la puerta que tiene que ser la comida. — Ordenó Carrascal y ella fue sin decir nada más, dejando atrás al grupo. Caminó hasta la puerta y la abrió pero para su mala suerte, no era el chico que siempre solía entregarle su pedido si no que se trataba de James, estaba de brazos cruzados, vestido de negro, con gafas de color negro, una gorra del mismo color y oliendo a 3 litros de perfume de hombre que lograron alborotar sus hormonas. — ¿Y... usted qué hace acá? — Preguntó la rubia, intentando disimular sus nervios y sonar lo más natural posible pero James se le adelantó. — ¿Por qué no me dijo nada sobre lo que pasó en la fiesta? — Ella se quedó callada.

— Porque tenía miedo. — Respondió cabizbaja. — ¿Miedo de qué Catalina? ¿Yo le he dado razones para qué me tenga miedo? — Ella negó. — No le tengo miedo, le tengo miedo a lo que pasó, que nuestra amistad acabe solo porque nos acostamos estando borrachos. — Mantuvo su mirada en el piso. — ¿Y a usted qué la hizo pensar eso? — Catalina se encogió de hombros y soltó un suspiro. — David, usted tiene un futuro asegurado y una carrera brillante y yo no quisiera dañarle eso solo por una noche alocada. — James frunció el ceño. — ¿Qué me está tratando de decir? — Betancourt mordió su labio inferior con nerviosismo. — Yo a usted lo quiero mucho pero por ahora creo que es mejor que mantengamos distancia hasta que todo esto se calme. — El colombiano se acercó a ella. — ¿Está escuchando lo qué está diciendo? Catalina, usted y yo somos amigos, no se puede alejar solo por lo que dice la gente. — La rubia pasó ambas de sus manos por su rostro.

— Yo no quiero dañar su carrera con una bobada como la que pasó ayer, ¿Usted ya vió lo qué están diciendo? "Chica de un burdel logra conquistar al capitán de la selección colombiana de fútbol", "Rumores entre chica de un burdel y James Rodríguez, el capitán de la selección colombiana de fútbol" "¿Chica de un burdel logra llamar la atención del capitán de la selección colombiana?" — James asintió, mirándola de igual forma. — Usted no es ninguna prostituta, Catalina. Deje la bobada. — Insistió una vez más. — Y yo estoy tranquila porque no lo soy pero de igual forma yo no puedo seguir dando papaya, apareciendome con usted porque lo único que voy a hacer es manchar su reputación. ¿Qué dirán los periódicos? Los periodistas, sus compañeros y sobre todo, ¿Qué dirá usted? — El colombiano se mantuvo callado. — ¿Si se da cuenta? — Betancourt esperó a que dijera algo. — Yo voy a averiguar la forma de resolver esto pero no puede alejarse así por así. — Insistió nuevamente.

— Creo que es mejor que se vaya. — Él negó con la cabeza y sin decir nada más, se fué. Catalina lo vió irse, soltó un suspiro contenido y respiró profundamente, cerrando sus ojos con fuerza para evitar derramar las lágrimas que amenazaban con salir. — ¿Y la comida? — Preguntó Lucho, apareciendo atrás de ella. — Era James. — Dijo sin darle mucha importancia. — ¿Y qué pasó? ¿Qué le dijo? — Se acercó a ella pero la rubia decidió caminar hasta la cocina. — Yo le dije que era mejor mantener distancia por las cosas que están diciendo. — Muñoz apareció de igual de forma. — ¿Usted boba, no? Usted hace media hora me estaba diciendo que se moría por el man y ahora solamente se alejaron, ¡Sapa catretriplehijueputa! — Exclamó el moreno. — Yo sé pero es que usted está viendo lo que está pasando, lo que se está diciendo por ahí y yo no me la puedo jugar tanto, pues. — Muñoz, cansado de la situación solo se acercó a ella.

Amigos con Derechos | James Rodríguez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora