Nadie dice que no.

143 21 1
                                    




En la esquina del patio, Alex jugaba con una lata vacía de refresco, haciendo malabares con ella entre sus manos, evitando a propósito la mirada de Elena y Tenoch, quienes se miraban entre ellos, sabiendo que algo más estaba en juego.

— Entonces, ¿qué pedo con ustedes dos, eh? — preguntó Elena.

— Es que... es la regla básica, Alex, no cagues donde comes —dijo Tenoch, mirando fijamente a Alex.

— No digas "no es para tanto", ¿te puedes imaginar lo incómodo que sería si terminaran? —preguntó Elena, cruzando los brazos, evidentemente molesta.

— Wey, no seas exagerada, no vamos a terminar —respondió Alex, encogiéndose de hombros.

— El negocio —exclamó Tenoch, agitando las manos en el aire para dar énfasis a sus palabras—. Todo se va a arruinar, voy a tener que empezar solo de nuevo. ¡Y todo porque no quisiste tener... ya sabes, con ella! —dijo, haciendo que Elena pusiera los ojos en blanco y soltara un suspiro.

— ¡Estábamos viendo Chucky! Era Chucky, nadie se prende con eso —respondió Alex, claramente exasperado, mientras miraba a sus dos amigos, quienes intercambiaron una mirada incómoda y le dieron la razón.

— Pues sí... —dijo Elena, tocándose el cuello nerviosa. No podía negar lo obvio. — Pues puedes intentar hablar con ella. — sugirió Elena, sin mucho entusiasmo. — Solo, no seas... tú sabes, no seas tú mismo y la cagues más.

— Gracias por la confianza, Lena. — Alex lanzó una mirada de reproche, pero no pudo evitar sonreír ante la honestidad de su amiga.

— Lo digo en serio. No es fácil, pero mejor aclarar las cosas ahora antes de que se pongan peor. — Elena tomó un sorbo de su agua, mirando hacia la tiendita donde Daniela y Marifer hablaban de algo. — Porque créeme, si no lo haces, va a ser un infierno.

A los minutos llegaron las chicas, haciendo que los demás dejaran el tema a un lado y callándose, creando un silencio incomodo 

— Bueno, creo que para este punto ya todos sabemos lo que pasa aquí, o bueno... lo que no pasó, pero hay que ser profesionales y...

Elena dejó de escuchar la conversación, atrapada en su propio mundo por unos largos segundos, mientras un grupo de chicos pasaba riéndose y murmurando cosas a su alrededor. De pronto, se oyó un coro de voces que gritaban "¡En el poste!" repetidamente, lo que la sacó de su trance.

— No duró ni un descanso... —comentó Tenoch, señalando a Memo con un gesto despectivo. Recibió un "Pobrecito" de Daniela, pero eso no fue suficiente para Elena. En un impulso, se levantó tan rápido que nadie pudo reaccionar antes de que ella se dirigiera hacia el grupo de burlones. Sabía que no podía hacer mucho; después de todo, ser mujer en ese entorno significaba que solo recibiría más burlas y recordatorios dolorosos de su propia humillación.

— Elena, ¡espera! —gritó Alex, reaccionando al instante. Sin pensarlo dos veces, se lanzó tras ella, mientras Tenoch y los demás intentaban detenerlo con gestos de advertencia.

Alex, con más valor del que Elena había tenido, se plantó frente al poste donde estaban acorralando a Memo.

— Quítate, wey, estás estorbando — se quejó Eduardo, quien pertenecía al grupo de ex-amigos que Elena había tenido, recibiendo una mala mirada de ella.

— Nadie te está hablando a ti — replicó Elena, tomando el valor que había perdido. — Pendejo... — susurró esto último, sintiendo cómo la rabia se acumulaba en su pecho.

Alex la volteó a ver; a veces le daba pena y ternura lo que podía ser Elena. No era más que una "fresa", y sin ofender, desde su vida privilegiada no sabía mucho de lo que significaba realmente vivir. Se atrevía a ser muchas cosas sin medir el peligro y las consecuencias que eso conllevaba. Recordaba aquel día en que intentó meterse en una pelea, una decisión impulsiva nacida del deseo de recuperar su sentido de control. Había sido después del choque emocional que había sufrido en aquella fiesta,. Ya no era la Elena que conocía en primer año, la que buscaba atención de manera inocente y casi sin querer. Ella era la amiga que más tiempo llevaba conociendo, pues él era parte del mismo grupo al que antes Elena pertenecía. Con el tiempo, se dio cuenta de que el destino tenía un plan, alejándolos de ese círculo tóxico que solo traía dolor y confusión. Era como si el universo estuviera protegiéndolos, guiándolos hacia un camino donde pudieran redescubrirse y sanar.

Abrázame - Nadie nos va a extrañarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora