Es egoísta

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Diez meses antes

Cuando la gente te da un pésame uno no siente alivio. Al menos no yo. Lo único que siento es ganas de golpearlos porque ellos no entienden nada. Ellos no conocen realmente a la persona que esta en el féretro. No saben su color favorito, el sonido de su risa, su forma de caminar.

Y si, habló de los muertos en presente. Porque los estoy viendo. Estoy viendo a mi mamá en un féretro. Sus parpados cerrados para siempre, su tono de piel olivácea convertido en un tono vampírico horroroso. Y veo la ropa que usa. Ella detesta esa ropa de abuela. No se como permitió que alguien se la pusiera.

Mi padre llora a mi lado sin consuelo. Mi hermano Jeremy solo esta estático, recibiendo los abrazos como si nada, murmurando "gracias" con una sonrisa plastificada.

¿Y yo que hago? Yo zapateó. Muevo la pierna en un compulsivo tic.

El cura entra y todo se ponen de pie y se callan. Mis abuelos parecen inafectados por esto, su hija esta muerto y ellos parecen que están a punto de entrar a su cita con la psicóloga matrimonial. Mi abuela no ha soltado una sola lagrima.

El padre empieza orando por todos los que se han ido. Y todo el mundo sigue diciendo esa porquería de "te alabamos señor".

Mamá era atea.

Todo en este funeral esta mal.

–Voy a tomar un respiro. – le susurró a Jeremy, y el asiente como si yo fuera solo una mosca molestándolo.

Para lo que me importa. Azotó la puerta al salir, sin importarme lo que piensen. Bajo las escaleras corriendo, en busca de un poco de aire que no sea eléctrico.

Creo que a esto le llaman estar en shock.

Las casas funerarias están tan llenas de... muerte. Pero no una muerte física, una muerte del alma. Es un destino final horroroso. Horroroso es saber que algún día nos moriremos, o tal vez lo horroroso es no saber cuando.

No, olviden todo lo que acabo de decir.

Lo horroroso es para las personas que siguen malditamente respirando. Las que lo tienen que ver y seguir adelante como si su ser querido solo se hubiera evaporado.

–Es egoísta. – suelto en voz alta, frunciendo el ceño molesta. – La muerta es egoísta.

Escuchó a alguien llorando al fondo. Hay otra sala dando el servicio de funeraria, y un chico esta en una banca, fuera de la sala. Sus larguiruchos brazos se enredan en su cintura y el trata de respirar desesperadamente.

Parece que no puede respirar. Como si tuviera asma.

Tocó el bolsillo de mi chaqueta, sintiendo mi inhalador.

Siempre puedes darle un respiro a alguien sin saberlo.

Caminó hacia el. No se ha dado cuenta de mi presencia. A su lado hay un gran letrero que dice: En memoria de Grace Mary Sky.

Me paró al lado del chico y repitó.

–La muerte es egoísta.

El chico voltea a verme agitado, aún tratando de tomar aire en sus pulmones. Su rostro sumamente rojo y sus ojos hinchados por las lágrimas. Tiene ojos azules claros, como dos gotas de agua.

Le ofrezco el inhalador, y él me mira sorprendido. Pero lo toma, usándolo expertamente. Relajándose.

Lo observó con los ojos entrecerrados. Viendo como la muerte de Grace Mary Sky lo tiene devastado. Perdiendo el control de si mismo. Así es como todo deberíamos de vernos cuando perdemos a alguien importante, ¿o no?

Pero yo no he derramado ni una sola lágrima.

Me ofrece el inhalador de vuelta.

–Gracias. – dice con una voz ronca por su garganta reseca.

–Quédatelo. – susurró, dándome cuenta de mi propia insensibilidad.

Él es normal, yo no lo soy.

Me giró y me alejó sin decir más para volver a la sala.

Tengo que poder llorar.

Puedes Llorar, Yo te SostengoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora