Levántate

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–Papá, tienes que levantarte. – abrí sus cortinas un viernes, dejando que entrara un poco de sol.

Mi papá estaba acurrucado en sus sábanas. Gimió al ver el sol.

–Es viernes, vamos. – lo empujé y él se puso tieso.

Odiaba esto. Desde que mamá murió apenas y me mira. Como si no pudiera soportarlo.

–Déjame solo, Juliet. – se lamentó, cerrando los ojos. Su espesa barba negra enmarcaba su rostro. Sus ojos estaban inyectados en sangre.

–No quiero papá, mírame. – mi voz tembló un poco al decirlo, cansada de su ignorancia. – Estoy aquí, soy tu hija.

–¡Lo se! – esto lo gritó, espantándome. Me miró, sus ojos heridos. – Pero no puedo hacerlo.

Jeremy entró, yendo rápidamente hacia mi y abrazándome con fuerza, sacándome del cuarto.

–Lo siento viejo, te dejaremos descansar, pero no olvides el trabajo. – la voz de mi hermano calmante.

Cerró la puerta y me miró inseguro.

–¿Todo bien, Juliet?

–Me odia. – murmuré, mi voz temblante. Quería llorar, pero por él, no por mamá.

–Por supuesto que no, él nos ama. – me contradijo, abrazándome de nuevo. – Solo esta pasando por un mal momento.

–Siempre, ustedes dos siempre tienen malos momentos. – lo empujé molesta, necesitando mi espacio.

Me miró como si hubiera perdido la cabeza mientras tomaba las llaves del auto y abría la puerta de la entrada.

–¡Tal vez yo también tengo un mal momento, pero ni siquiera se han dado cuenta! – grité mientras salía a la calle, mi hermano pisándome los talones.

Me encerré en el auto y lo encendí, ignorando al chico a mi lado.

–Juliet. – dijo mi nombre como si estuviera haciendo una pregunta o una advertencia.

–Ni siquiera te atrevas, solo no hables.

Manejamos a la escuela en silencio, ni un sola palabra. Jeremy murmuraba cosas, pero ni siquiera podía entenderlas.

Cuando llegamos me estacioné hábilmente y me bajé, cerrando de un portazo. Jeremy se bajo también, luciendo molesto.

–No te descargues con el auto. – me pidió.

Lo ignoré y caminé hacia la escuela, pero él me siguió, tomando mi brazo y deteniéndome bruscamente.

–Suéltame, idiota.

–¿Pero que diablos te sucede? No es mi culpa – se quejó, viéndome fieramente.

–¡Nunca es tu culpa! Porque nunca es la culpa de nadie. – mascullé, mi cara quemante.

–Si por lo menos me dijeras que es lo que te pasa.

–¡Lo peor es que lo sabes, Jeremy! ¡Lo viste! – tiré mi bolso al suelo. La gente nos miraba, pero eso ya ni siquiera me importaba. – ¡Soy un jodido ser humano! También siento cosas aunque ustedes no lo vean.

El rostro de Jeremy parecía conmocionado, su boca apretada en una delgada línea.

–Bien, tal vez si dijeras algo de vez en cuando, si dieras una señal de que algo esta mal, te lo agradecería. – después de esto se giró, dejándome sola en el pasillo.

Vi a Cassy, sus ojos consternados. Se acercó hacia mi rápidamente.

–¿Pero que te pasa? ¿Estás loca? – me susurró, mirando a la gente. – No puedes hacer eso aquí, pobre Jeremy, él...

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⏰ Última actualización: Jul 18, 2015 ⏰

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