El Bosque Encantado era la franja frondosa que separaba Oblivyan de Onírica. Los seres mágicos que lo habitaban se alojaban al norte, en la Cascada de Cristal, donde la Corte de las Hadas podía protegerlos del avance de la maldición. Pese a ello, percibían la magia del territorio que los rodeaba; en cada árbol que alargaba sus ramas para ofrecerles su sombra o en cada flor que se abría con polvo de hada y brillaba bajo la luz de la luna.
Arslan sentía que su cabeza de había vuelto un mejunje en los últimos días. Las tropas del rey lo habían seguido varios soles y lunas hasta establecer el campamento a una prudente distancia de la frontera con Oblivyan.
—Impresionante, ¿no? —Leonard admiraba la tierra cubierta por un muro de niebla violeta. El nítido verde del bosque se transformaba en negruzcos pastizales.
—Sí —contestó el príncipe, pero su mente estaba en otra parte.
Las voces estaban por todos lados, día y noche. Parecía ser que las criaturas del bosque provocaban más jaleo que una mañana en el mercado de la plazoleta. Incontables veces se había despertado con gritos de presas pidiendo ayuda, crías perdidas, bandadas nocturnas... Aunque el bullicio no le inquietaba tanto como lo que había ocurrido dentro de su mente el día previo a abandonar el palacio.
Stella. La chica de Dreampowder había aparecido en un sueño. Arslan se preguntaban qué hubiera pasado si sus asistentes no lo hubieran despertado. ¿Se habría desenredado a tiempo el nudo de su garganta para revelarle su identidad? ¿O era mejor esperar para ver si llegaba a quererlo sin título ni corona?
Si bien había esperado con ansias por la misión en la cual se hallaba, ahora también deseaba regresar a Onírica y recorrer cada rincón. Sobre todo, cuando distinguió a través de la arbolada al alazán cuyo jinete portaba una asta con banderín blanco.
Leonard lo codeó.
—Parece que tu cartero real ha llegado —comentó mediante una sonrisa burlona que Arslan asesinó con su mirada soslayada.
—Recordaré nunca más decirte nada.
El comandante dejó sus manos en alto.
—Yo que tú recordaría no volver a embriagarme con jugo de uva. Ese fue el detonante de tus penas por la doncella misteriosa.
—Un mensaje para su alteza real —anunció el hombre que a duras penas conseguía mirar hacia el muro morado que amenazaba con desatar una tormenta. Incluso su caballo relinchaba y expresaba sus ganas de largarse de allí.
Arslan tomó el pergamino enrollado, retiró la cinta violeta y lo desplegó con una desesperación disimulada. El mensaje de Bisnus era breve, pero preciso:
"Alteza, los emisarios de Dreampowder han revisado cada uno de los registros y preguntado en cada uno de los hogares comprendidos en su frontera.
Lamento ser yo quien deba comunicarle que no han hallado a la persona que usted mandó a encontrar. Si dispone de alguna otra información, estaré encantado de recibirla y redirigir la búsqueda".
Una mueca desganada jaló de los labios de Arslan cuando regresó el papel a su forma original.
—¿Necesita enviar una respuesta, señor? —preguntó el jinete.
El príncipe negó en silencio, preguntándose si sus sueños le habían traicionado al tiempo que sentía cómo Leonard le quitaba la carta que él quería quemar. Oyó enseguida el galope del mensajero, así como el crujido del papel.
![](https://img.wattpad.com/cover/376150887-288-k532760.jpg)
ESTÁS LEYENDO
UN REINO ENCANTADO
FantasyElla ha tratado de olvidarlo. Él la ha buscado por años. En Onírica los rumores vuelan por las callejuelas cual golondrinas en primavera. Se dice que la maldición de Oblivyan se expande, que sus supervivientes poseen magia en sus venas, que el prínc...