Epílogo: Revelación

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El castaño se sumergía lentamente en el agua, su cuerpo con un escalofrío por la temperatura, pero rápidamente se acostumbró. Tallaba lentamente sus brazos, mientras volteaba hacia su reflejo.

De repente, escuchó que alguien más entraba al agua, su cara se sonrojó, con una pregunta en su mente.

-¡¿Cómo habían llegado a este punto?!.


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Percival seguía abrazando a Nasiens, no quería dejarlo ir, lo había extrañado tanto. Sentía algo profundo en su corazón, ese amor que había descubierto los últimos días antes de volver.

-Nasiens es muy pequeño.- Pensaba mientras lo estrujaba más hacia su pecho, sus brazos lo envolvían por completo.

Por su parte, Nasiens sólo podía acurrucarse hacia él, el tenerlo de vuelta era demasiado, sólo quería sentirlo cerca.

De repente escucharon a alguien aclararse la garganta.

Era el Rey Hada. Se podía ver en su rostro una sonrisa, pero también una vena en su frente muy marcada.

-Perdón por interrumpirlos.- Decía con una tranquilidad muy perturbadora, mientras su vena se hacía más notable. -Pero creo que alguien necesita algo de ropa.

-¿Eh? - Nasiens estaba confundido, se separó un poco de Percival, e inconscientemente volteó hacia abajo, no recordaba que el peliverde no llevaba ropa puesta. Su cara enrojeció inmediatamente.

El castaño intentó separarse, pero Percival no lo dejó. Inmediatamente lo volvió a estrujar contra su pecho.

-¡No te vayas, Nasiens! - Decía haciendo más presión.

Toda la familia sólo podía observar la escena, King estaba que enfurecía, no le gustaba cómo el peliverde atrapaba a su hijo, estuvo a punto de lanzarse para apartarlos pero Diane puso su mano para que no avanzara. Tioreh sólo podía poner cara de emoción, a pesar de que no le caía muy bien Percival por hacer sentir mal a su hermano, sabía que se amaban mucho. Pero decidió ayudar un poco a su padre.

-Percival.- Se acercó Tioreh y le tocó un hombro. -Mi papá tiene razón, necesitas ponerte algo de ropa, ¿por qué no te das un baño en el lago mientras la preparamos para ti?

El chico volteó a verla, sin soltar a Nasiens, pensó en lo que le dijo y de repente se le ocurrió una idea.

-¡Está bien! -Percival contestó muy feliz.

King se había calmado un poco, al menos así se separaría un rato de su bebé. Pero no esperaba la siguiente acción del espíritu de vida.

Percival se levantó, sus brazos sin soltar al castaño, uno de ellos se deslizó hacia sus piernas, cargándolo estilo princesa. Nasiens soltó un chillido sorprendido.

-¡¿Percival, qué haces?! - Le daba mucha vergüenza la posición, pero más le daba que toda su familia lo observaba.

-¿Mm? Vamos a bañarnos.- Dijo el peliverde muy inocente. -Fue un día muy agotador para ti, sé que lo necesitas.

Pero no sólo eso pensaba Percival, también quería pasar unos momentos solo con Nasiens. El espíritu de vida salió volando, hacia el lago que antes había visto al castaño bañarse. El chico sólo pudo cubrir su cara con sus manos, el sonrojo cada vez más fuerte.

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