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Sentimientos

Nasiens empezaba a despertar de su sueño, al parecer había dormido varias horas, se dio cuenta que su cuerpo ya estaba pidiendo un descanso. Se estiró un poco y sintió que le dolía el cuello por la posición en que despertó.

-Ouch...- se quejó mientras se tocaba el cuello - creo que me excedí un poco con el descanso...

-¡NASSIE! ¿Estás ahí? .- escuchó el chico una voz femenina, que iba hacia su ubicación rápidamente.

-¿Tioreh? ¿Qué pasa? .- Preguntó Nasiens, confundido por la voz tan impaciente de la princesa.

-¡Llevo muchas horas sin verte, vamos a jugar! - Dijo Tioreh mientras tiraba de su brazo. -Quiero ir a bañarme otra vez a ese lago tan lind... ¿Nassie, estás bien? - El tono de la princesa cambió a preocupación.

- Sí, ¿por qué la pregunta?

- Es que... tus ojos, se ven hinchados y tristes. - Dijo Tioreh más preocupada.

-¿Qué? - Nasiens llevó una de sus manos hacia sus ojos, y se dio cuenta que era verdad, sentía sus ojos sensibles, y al parecer había un pequeño rastro de lágrimas. Recordó que había estado llorando antes de quedarse dormido.- Qué raro, de seguro soñé algo que me hizo llorar, no te preocupes Tioreh. - Dijo Nasiens para tranquilizarla, diciendo una pequeña mentira, no quería que se preocupara por él.

-¿Estás seguro? - asintió el chico. - Bueno... si tu lo dices.- Dijo la hada todavía algo preocupada, pero confiaba en su Nassie, sabía que era un chico más maduro que ella. -¡Vamos entonces! quiero bañarme contigo. - Exclamó otra vez emocionada.

-P-pero me da vergüenza... -Nasiens estaba rojo, desde aquella vez que Tioreh descubrió que no tenía género, y que también era un hada, no terminaba de acostumbrarse. Aún le daba vergüenza bañarse con otras personas, y más que ya se empezaban a notar los cambios en su cuerpo, todo indicaba que estaba desarrollando partes femeninas. Sólo de saber la razón de por qué estaba cambiando, hacía que se ruborizara más.

-¡No importa, Nassie! Tu sabes que te adoro tal y como eres, y no tiene nada de malo.- La princesa tenía una enorme sonrisa en su rostro.

-De acuerdo. -dijo derrotado Nasiens, no podía decirle al final que no a Tioreh, la consideraba una amiga muy preciada. -Vamos, voy detrás de ti.

-¡SÍ! .- salió disparada volando hacia el lago.

-Bueno, volveré en un rato. - Nasiens volteó hacia el cuerpo de Percival, despejó un poco su cara de tanto cabello que tenía. - Te prometo que seguiré buscando la manera de despertarte.

Nasiens salió de la cueva, caminando hacia el lago. No se percató del pequeño espíritu redondo que lo acompañaba a lo lejos.

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Percival sintió un vuelco en el corazón cuando vio cómo Nasiens tocaba su cara, anhelaba sentir sus cálidas manos, extrañaba mucho el contacto físico, pero no podía hacer nada, tenía que protegerlos.

Al ver salir a Nasiens de la cueva donde se encontraba su cuerpo, lo acompañó al lago para asegurarse que llegara seguro a su destino. No creía que hubiera peligro en el reino de las hadas, pero su instinto protector no quería dejarlo solo mucho tiempo.

Sin embargo, al ver que empezaba a quitarse la ropa para bañarse se escondió, sintió algo como vergüenza al verlo; al escuchar que entró al lago, salió de su escondite y pudo ver que estaba de espaldas. Para Percival, Nasiens era una persona muy hermosa. Además, también sabía su condición, ya que estuvo ahí cuando Tioreh le confirmó que era un hada. Al principio le sorprendió enterarse que ese era el motivo por el que no quería bañarse con él, sin embargo esto no le importaba en absoluto, Nasiens era Nasiens.