EL RUGIDO DE LOS DRAGONES

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LOs dragones estaban inquietos y furisosos , cada uno de ellos sentia la ira de su madre rhaenyra ante el envenenamiento de su hermano semidios . miles de dragones ya sea pequeños , adolecente o adultos surcaron el cielo con dolor y desespero , soltando rugidos lastimeros 

Los dragones, criaturas majestuosas y poderosas, se agitaron en sus nidos y refugios, sintiendo la profunda tristeza y la ira de su madre, Rhaenyra. Cada uno de ellos, desde los más pequeños hasta los más grandes, se unió en un coro de dolor que resonó en el aire, un lamento que atravesó las montañas y llegó a los corazones de todos los que lo escucharon.

Syrax, el dragón dorado de Rhaenyra, fue el primero en alzar el vuelo. Sus alas batían con fuerza, creando vientos que arrastraban hojas y escombros. Su rugido era un grito desgarrador, lleno de la furia de una madre herida. Cada vez que abría la boca, el fuego brotaba de su garganta, iluminando el cielo con destellos de luz. Syrax sentía la pérdida de Percy como una herida en su propio corazón, y su tristeza se manifestaba en cada movimiento, cada giro en el aire. Era como si el dragón estuviera tratando de alcanzar a su hermano, de protegerlo incluso en la muerte.

Vermax, el dragón plateado, volaba junto a Syrax, su rugido resonando con una tristeza profunda. Era un sonido que parecía contener la esencia de la desesperación, como si cada nota estuviera impregnada de la angustia de perder a un ser querido. Vermax, más joven pero igualmente feroz, sentía la conexión con Percy, quien siempre había sido amable con él. Su vuelo era errático, como si no pudiera encontrar su lugar en el cielo, y cada vez que rugía, el eco de su dolor se sentía como un golpe en el pecho.

Los dragones adolescentes, como Stormcloud, un dragón de escamas azules, se unieron al clamor. Su rugido era más agudo, lleno de la confusión y la rabia de la juventud. Stormcloud había jugado con Percy en los días más felices, y ahora, al sentir la ira de Rhaenyra, su corazón se llenaba de un fuego que no podía controlar. Volaba en círculos, lanzando llamaradas al cielo, como si intentara quemar la tristeza que lo consumía.

Los dragones más pequeños, como Ember, un dragón de escamas rojas, también se unieron al lamento colectivo. Ember, con su pequeño cuerpo aún en crecimiento, sentía la tristeza de su madre y la de sus hermanos mayores como un peso abrumador. Su rugido, aunque más suave, estaba lleno de una inocente desesperación. Con cada batir de sus alas, el aire se llenaba de un eco de angustia, como si el pequeño dragón intentara comprender la magnitud de la pérdida. Volaba cerca de los más grandes, buscando consuelo en su presencia, mientras sus ojos brillaban con lágrimas de fuego.


A medida que el cielo se oscurecía con la sombra de tantos dragones, otros se unieron al vuelo. Nightshade, un dragón negro con escamas que reflejaban la luz de manera inquietante, se elevó en el aire con un rugido que resonaba como un trueno. Su tristeza era profunda, y su conexión con Percy era especial; el niño siempre había mostrado un cariño especial hacia él, acariciando sus escamas y susurrándole secretos. Nightshade sentía que su corazón se rompía en mil pedazos, y su rugido se convirtió en un grito de venganza, un llamado a la justicia por la traición que había llevado a la muerte de un niño tan puro.

Los dragones más viejos, como Maelstrom, un dragón de escamas verdes que había visto muchas batallas, también se unieron al clamor. Su rugido era un eco de sabiduría y dolor, resonando con la experiencia de haber perdido a seres queridos en el pasado. Maelstrom volaba con una majestuosidad que solo los ancianos podían poseer, pero su corazón estaba lleno de rabia y tristeza. Sabía que la pérdida de Percy no solo afectaba a Rhaenyra, sino a toda la casa Targaryen, y su rugido se convirtió en un llamado a la unidad, un recordatorio de que debían permanecer juntos en tiempos de oscuridad.

El cielo se llenó de fuego y humo mientras los dragones volaban en círculos, creando un espectáculo aterrador y hermoso. Cada rugido era un eco de la ira de Rhaenyra, un reflejo de su dolor. La tierra temblaba bajo el peso de su tristeza, y los ecos de su lamento se sentían en cada rincón del reino. Los campamentos mestizos y el Olimpo

My Sweet Sea Boy - percy jackson y los dioses del olimpo y la casa del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora