Suspiro. El pasar las noches en vela le estaba afectando en su concentración.
Llevaba medio día tratando de terminar el borrador que le habían pasado hacia una semana.
No sé arrepentía de sus citas, ni de sus charlas sobre la vida, tampoco de escuchar el piano a las cuatro de la mañana para poder dormir dos horas, de nada se arrepentía, pero si tenía muy claro que debía poner un poco de orden en su vida.
Si seguía así, lo más obvio era que perdería su trabajo.
Sintió una punzada a la altura de su pecho, si seguía así tendría graves consecuencias con su corazón, pero no podía evitar sentir tal emoción al escuchar las notas del piano de su vecina.
Le llenaban de paz y lograban que sus pensamientos pararan del mil al uno.
Cerro la laptop y dejo la libreta a un lado junto al bolígrafo, su cabeza no estaba para libros, letras, traducciones y correcciones, su cabeza estaba llena de pensamientos hacia la ojiverde, como el beso y que ahora eran novias.
Se preguntaba cómo había llegado a ese punto tan rápido, cómo era que comenzaba a sentir cosas tan fuertes por una desconocida.
Tomo el móvil, dispuesta a cancelar la cita y esconderse por días, sentía que todo iba muy rápido y por primera vez le asustaba la vida y el pensamiento de la misma.
Mónica era genial, pero su mente estaba mucho más allá de la realidad y del pensamiento de si misma, temía que todo saliera mal por ser tan diferentes.
Mordió su labio, lo tenía lastimado y no sabía el porqué, solo sentía que así como su labio estaba agrietado así estaba su vida.
La vida que creía perfecta estaba llena de baches, vacío, altos y demasiados bajos tan profundos que solo pudo descubrirlos por la ojiverde y le aterraba, sentía desesperación que Mónica la conociera tanto y ella por su lado tan poco.
Dejo el móvil, reconocía que estaba actuando por impulso, y aunque el miedo no la abandonó decidió hacer caso a lo que alguna vez su papá le dijo.
" -. Papi, tengo miedo -, musitó, abrazada al panda de peluche, tenía los ojos llorosos y el labio entre los dientes.
Su padre la miro con una sonrisa, era una de esas noches de tormenta y por mucho que quisiera dejarla dormir a su lado no podía, su pequeña debía aprender a afrontar sus miedos.
" -. Ven -, la llamo con dulzura, la pequeña se acercó más tranquila -. ¿Tienes miedo? -, asintió -. No es malo tener miedo -, respondió en un suspiro, él lo sabía, cuando su esposa había muerto él había quedado aterrado con la idea de ser papá sin saber cómo hacerlo -. Lo que no está bien es no afrontarlo he intentar vencerlo -, los ojitos café se humedecieron aún más -. Y también está bien llorar -, limpio su mejilla cuidadosamente, quitando aquellas lágrimas calientes -. Yo también tuve miedo... Y también llore -, los ojitos café le miraban con suma atención -. Y me prometí intentar no tener más miedo -, María Corina entendía, poco pero lo hacía -. Ve a tu habitación y trata de dormir, si sientes mucho miedo y ves que no puede vienes y duermes junto a mi -, la pequeña asintió, su padre la abrazo y aunque aquella noche no le perdió el miedo a los truenos lo intento hasta que lo logro.
-. Tendré que inténtalo -, se dijo en voz alta, volviendo a sus actividades de trabajo.
Quizá no era la chica más segura, o la más lista o lo que el mundo acierta cómo inteligencia, pero María Corina Machado estaba segura que aún con miedo, preguntas, teorías y un sinfín más de cosas en su cabeza, lo intentaría.
Llegó la noche, se sentía mal por no terminar un trabajo que le era tan fácil.
Traía mil cosas en la mente y unas cuantas más como malestar.
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Shameless ©
RomanceSu primera cita no fue típica, tampoco la segunda y mucho menos la tercera. Ella no era típica y su historia tampoco lo seria. Basada en: María Corina Machado. Empezada el 09/01/2016 Terminada el 18/06/2016