Capítulo 10. Confío en ti.

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Domingo 27 de marzo de 2011, Florencia, Italia.

Conducía el coche mientras Aurora se encontraba de copiloto durmiendo, debido a que no habíamos descansado nada, realmente no hablamos sobre el tema. El camino se hizo eterno por el cansancio que llevaba en el cuerpo, ¿Realmente se habría enterado que me había acostado con su hija? ¿Por qué quería vernos? Llevaban mucho tiempo sin saber nada de él, eso era común, no podía permitirse que lo vincularan con ella.

La situación entre Aurora y su padre era muy complicada, a lo largo de estos dos años de conocerlos profundamente se podía observar el amor incondicional que sentía Andrea por su hija, era un amor cálido, pero lo que más le dominaba a él era la preocupación porque ella se encontrara bien.

Durante muchos años la desterró, la llevó lejos, no estuvo a su lado en toda su niñez, se encargó de protegerla desde las sombras y eso es algo que ella era consciente. Una noche Andrea le confío el sentimiento a Angelo sobre lo que sentía por su única hija y por su mujer que yacía muerta por culpa de unos americanos, Aurora era el último trocito en la tierra que tenía de Maria, su madre, el amor verdadero de él, le era fiel incluso después de su muerte, ha sido incapaz de ver a otra con los mismos ojos que a ella y eso es a lo que se llama lealtad.

Andrea estuvo en depresión, pasó por momentos muy crudos, incluso a punto de llegar a destrozar la organización que había heredado de su padre, pero él se representa como un ave fénix, pudo resurgir de sus cenizas, pero nunca, podría llegar a superar el hecho de que le falta su apoyo incondicional a su lado.

Era una historia triste aunque Angelo no entendía cómo podían las personas depender tanto de una persona, como se llega a tener ese sentimiento, cómo era sentir que tu vida se acaba si no estás al lado de alguien, eso demostraba debilidad y era algo que no estaba dispuesto a averiguar, no me interesaba lo más mínimo.

Al llegar a las oficinas tapadera de Andrea, tuve que despertar a Aurora, la cuál tenía los ojos rojos y llorosos por el cansancio. Entraron en las oficinas y la secretaría nos atendió, seguidamente seguimos sus instrucciones y subimos al piso más alto hasta llegar a la planta en la que solo se encontraban dos puertas, una que ponía secretaria y otra con uno de los nombres falsos de Andrea, llamamos directamente en esta última para ser recibidos por el capo.

Nos dejó entrar y nos obligó a sentarnos, era extraño, no había ningún matón, ni el consigliere Niccolas, no había nadie, solo nosotros tres, sentados en las sillas enfrente de su mesa de roble junto con un puro en el cenicero y un vaso de whisky caro, habían muchísimos papeles de cuentas, valores de bolsa, incluso nombres de diferentes personas con una cifra de dinero escrita al lado, realmente, era un controlador nato.

-Bienvenidos a los dos.- Tendió su mano hacia mi.- ¿Cómo está la alegría de mi vida?- Se acercó a su hija para darle un beso en la frente.- El entrenador personal me ha dicho que habéis mejorado mucho y da por finalizado el entrenamiento de defensa personal y control de armas.- Ambos asentimos.- Angelo, el año que viene harás la prueba para alistarte en los servicios de inteligencia italianos que tienen la sede en la capital, ¿verdad?- Miró fijamente a Angelo.

-Si señor, el requisito es tener experiencia mínima de dos años en la policía, aprobar el examen psicotécnico, uno de inteligencia y lógica y por último el examen físico, ya me encuentro estudiando para la parte teórica.- Explicó Angelo.

-Perfecto. Empezamos con la segunda fase del plan.- Ahora miró a su hija.- Tú Aurora, el año que viene también acabarás la carrera de enfermería, serás una enfermera que trabaja en el hospital San Giovanni Addolorata de Roma.- Ella asintió.- Aurora hasta aquí has cumplido con todas las expectativas, cuando Angelo entré en el servicio de inteligencia, tú controlaras bajo las sombras al grupo de tráfico de drogas, te encargas de amoldar la información que él te reporte, de hundir a diferentes organizaciones mediocres que intentan hacerse hueco en este negocio, recuerda que lo tienes a él, si necesitas ayuda, no dudes en preguntar, espero grandes cosas de tí. Cuando me hayas demostrado que puedo dejar mi legado en tus manos, empezaremos con la tercera fase.- Así, sin poner peso en los hombros como si te mandara a comprar el pan.

Lo prometido es deudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora