Capítulo 5. Enseñanzas

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Lunes 14 de septiembre de 2009, Roma, Italia.

El verano estaba por acabar pero aún quedaba rastros de esa calor asfixiante en el pesado ambiente de Roma, pero esa mañana, el calor sobrepasaba los límites de lo aguantable, el sol que entraba por la ventana provocaba algo de irritabilidad en Angelo y Aurora que se encontraban en la habitación de ella.

-Aurora, ¿Qué es lo que no entiendes?- Preguntaba con cara de no querer estar ahí.

-Pues todo Angelo, no se me da bien nada que tenga que ver con números, así que no entiendo nada sobre economía y finanzas, ¿Por qué debo aprender sobre esto? ¿Acaso no tendré a alguien que se encargue de esto?- Aurora estaba alzando la voz por lo nerviosa que se ponía con estos temas.

-Para empezar, calmate. Debes controlar tus emociones.- Explicaba un poco harto de la situación.-Una vez se te bajen los humos continuaré explicando.- Se levantó de la silla dispuesto a salir del cuarto.- Mientras, voy a salir a fumar.- Se sacó un cigarrillo mientras iba dirección a la puerta cuando sintió un golpe en la parte trasera de su cabeza haciendo que su cigarro cayera al suelo y sus hombros se encogieran.

-¡Serás desgraciado!- Obviamente Aurora le había lanzado su neceser que contenía sus bolígrafos.- Eres una mierda de maestro, no sabes enseñar bien, no tienes paciencia, me miras con esa cara de que no te importa nada, me tratas como si fuera imbécil y para colmo,  ¿La que se tiene que calmar soy yo?- Se iba acercando con su dedo acusador hacia él, que solo había girado la cabeza para mirarla sin expresión.

-Exactamente principessa, la que se tiene que calmar eres tú.- Esta vez, se agachó para recoger el cigarro y salir por la puerta dejando a Aurora apunto de estallar de la rabia en su cuarto.

-Esta niña mimada no está atenta a nada de lo que le explico, le repito todo quince veces, de diferentes maneras con muchos ejemplos para que lo entienda, sé que no todo el mundo puede tener la misma rapidez para aprender algo, pero que ni siquiera está prestando atención y la paga conmigo.-Suspiré.- No sé en qué momento me he convertido en una niñera.- Negaba mientras miraba al suelo fumando.

Volvió a la habitación para encontrarse a Aurora haciendo los ejercicios concentrada, por primera vez en meses, se aproximó en silencio para asomarse por encima del hombro de ella y ver que estaba aplicando las fórmulas necesarias.

-Hueles a tabaco.-Ella giró un poco su cabeza mirándolo de reojo y dándose cuenta de que estaban cerca.

-Dejame corregirlo.- Pidió manteniendo el contacto visual y sin moverse, estando innecesariamente cerca.

Angelo pudo observar, que aunque le sacará de quicio el estar enseñando a una adolescente de diecinueve años cosas para lo que no está preparada, no deja de ser infantil, impulsiva e inconsciente de sus actos.

Él sabía el efecto que tenía sobre ella y viceversa, se dejó bien claro meses atrás en el local de striptease y las veces que se habían encontrado en las fiestas, pese a que nunca habían iniciado ningún contacto físico más allá de algún roce, pero a Taylor le encantaba que ella fuera un plato prohibido que se ponía nerviosa con su cercanía, aunque a veces se olvidaba de que a él también le pasaba.

Agarró los cálculos de ella para cerciorarse que lo hubiese hecho de manera correcta, para eso se sentó en el asiento que había al lado de ella rompiendo el contacto visual y la poca distancia.

Angelo se puso serio mientras corregía bajo la atenta mirada de ella. Él estaba acostumbrado a que ella se le quedará mirando y no iba a decir que no le gustaba, porque sería mentira.

-Aurora, lo has hecho mucho mejor ahora, pero deberías de vigilar con este punto...- Angelo empezó a corregirla. Ella acortó el espacio entre ellos levemente para ver como corregía.

-Aunque huelas a tabaco, tu perfume huele demasiado bien.-Él la miró y se lamió los labios al ver que estaban demasiado cerca.

-No deberías distraerte.-LA regaño Angelo mientras negaba con la cabeza.

-No puedo evitarlo.- Se acercó a su oreja.-No me olvido del momento en el stripclub.-Le susurro lentamente en su oído provocando una corriente eléctrica en el pelinegro.

-Pues tendrás que olvidarte, porque no va a volver a pasar.- Esta vez Angelo agarró la suave y desnuda pierna de Aurora, debido a la pequeña falda, para obligarla a sentarse bien en la silla y cerrar las piernas.

-¿Quién dice que yo quiero que se repita? Solo estoy diciendo que no lo puedo olvidar.- Mostraba un falso desinterés.

Angelo con el orgullo algo herido por la mentira que acababa de soltar Aurora por sus labios, subió su mano por su muslo hasta llegar a la zona más alta parándose en seco al estar a punto de rozar con sus manos el borde de su ropa interior.

-Si tan segura estas, asegurame de que si subo un poco más la mano no me voy a encontrar con un tanga húmedo.- La miraba a los ojos, pero lejos de querer intimidar, solo estaba asegurándose de ver todas sus reacciones ante lo que estaba pasando.

Ella tragó saliva y comenzó a respirar agitadamente, pero en ningún momento se alejó de su caricia ni le dijo que se detuviera. Simplemente se quedó quieta observando como él tensaba su mandíbula, su cuerpo girado hacia él de ella, el brazo izquierdo apoyado en el respaldo de ella, mientras que la mano derecha estaba al borde de tocar su tanga obviamente húmedo por la excitación que le provocaba el estar con un chico como Angelo a su lado y en breves iba a ser descubierta.

-Te aseguro, que no va a estar húmedo, no creas ese efecto en mi.- Se inclinó levemente hacia él quedando a escasos centímetros de su boca.

Angelo apretó un poco su muslo para finalmente separarse sin romper el contacto visual y dedicarle una sonrisa pícara, levantó sus manos en forma de inocencia haciendo que Aurora pudiese volver a respirar con normalidad.

-Entendido principessa, pero deberás esforzarte más, te has vuelto a equivocar.- Ella parpadeó dos veces para fijarse donde le estaba señalando mientras él se reía de la cara de ella.

-¿Y tú de qué te ríes ahora?- Le miró con ganas de querer estrangularlo ahí mismo, pero a la vez se le hacía irresistible su risa.

-De nada, de nada.- Le acarició el cabello.- Me voy a ir, he quedado con Lucas para hacer unas gestiones.

-¿Tanta prisa tienes?- Observó cómo se alejaba.

-Tendría que haber estado hace una hora, pero lo he pospuesto, así que sí, tengo que irme.- Se acercó a ella para darle un beso en la frente en modo de despedida.- Repasa lo que te he explicado hoy.- Le señaló con el dedo.

-¿Cuándo podré ir a ver como hacéis las gestiones?

-Aún es peligroso para tí.- Le dedicó una sonrisa y se marchó cerrando la puerta del cuarto dejando a Aurora suspirando.

-Italiano tenía que ser...-

¡Hola, holaaaa!🌼

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¡Hola, holaaaa!🌼

Sinceramente, a mí que Alessandro me explique lo que haga falta... a él se le dice que sí a todo.

Apartado reflexivo:🧠

-Increíble lo rápido que aprende Angelo y que sea capaz de enseñar a otras personas...

-¿Vosotrxs alguna vez habéis tenido esa tensión sexual?

Agradecería que si notáis algun error gramatical o de ortografia me lo hiciérais saber para no pasar vergüenza. Graciassss❤️

Lo prometido es deudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora