Capítulo 12. Primeras experiencias

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Jueves 29 de septiembre de 2011, Roma, Italia.

Aquí me encontraba en el coche con Luca y Aurora que se dedicaban a chismorrear sobre las amigas de ella, yo simplemente los escuchaba en silencio viendo cómo Luca la trataba de una manera rara, es decir, rara para ser él, le hablaba sin intenciones sexuales, no mostraba interés en llamarle la atención o al menos no cómo él suele ser. Parecían tener muy buena conexión y las ideas locas se las inflaban entre ellos. Realmente me sentía cómodo al ver que no había ningún inicio de maldad por parte de él hacia ella, pero, aquello quería decir que, ¿Aurora no era atractiva? Esa pregunta me ofendía.

Al llegar nos bajamos los tres en el lugar específico dónde nadie podría observarnos llegar y dónde se había acordado verse con Roberto, otro hombre de la edad de Luca que se dedicaba a lo mismo que nosotros y era bastante habilidoso, pero, dependía mucho de la droga, específicamente de la marihuana, una total pérdida de tiempo y neuronas.

Estábamos los tres vestidos de negro, camiseta de tirantes con pantalones de cargo con grandes bolsillos, obviamente repletos de armas y munición, y unas botas resistentes y reforzadas, guantes y una balaclava que ahora no úsabamos por el momento. Realmente la camiseta de tirantes resaltaba el escote que tenía Aurora y me ponía nervioso que alguno al verla decidiese hacerle daño o pretendiera que es débil por ser mujer, aunque eso sería juzgar de manera anticipada.

Al rato apareció el olor a marihuana y ese era el indicativo de que se acercaba Roberto, cuando finalmente se reunió con nosotros su mirada fue a parar a Aurora y eso me hizo apretar los dientes de manera notoria.

-Vaya, vaya, si tenemos una power ranger rosa en nuestro equipo.- Explicó sin emoción su rostro.

-Pues no sabes el increíble carácter que tiene, así que, calma Robertito, que sería capaz de torturarte hasta la muerte, aunque la veas así de bonita.- Luca agarró de las mejillas a Aurora y está solo rodaba los ojos apartando sus manos.

-Me llamo Alma, estoy aprendiendo a gest...- Roberto le cortó.

-Bueno Alma, solo espero que seas capaz de aguantar lo que vas a ver hoy, no me apetece tener que recoger el vómito de nadie.- Le dedicó una mirada seria.

Angelo sabía que Roberto tenía diferentes personalidades, era bastante directo y distante, aunque fuese un tío de fiar, eso no significaba que hablará de la mejor manera a la gente de su alrededor, pero eso, a él no le importaba, pero al ver cómo le había hablado a Aurora, eso le irritaba.

-Tú, relájate con ella, sé respetuoso y tratala bien.- Saltó en defensa Angelo. Roberto le observó.

-¿Acaso es tu novia?-Preguntó tajante dejando a ambos paralizados porque horas antes se encontraban besándose, porque hace meses atrás se habían acostado por primera vez.

Esa pregunta que ninguno de los dos se atrevía a formular, ninguno dejó nunc aclaro que intenciones tenían el uno con el otro o que tipo de sentimientos los arropaban, Angelo opinaba que los sentimientos que sentía hacía ella era simplemente sexual y laboral, que no iban más allá de una simple amistad o una relación de cordialidad, pero, ¿qué opinaba Aurora?

-No, no es mi novia.- Por suerte Angelo pudo controlar sus emociones a su antojo como siempre.- Pero es una mujer que no te conoce, debes demostrarle que no eres un loco sádico, al menos aquí fuera.- Justificó.

-Sí, son amantes.- Respondió Luca ganándose un tirón de pelo por parte de Aurora y diferentes gritos por parte de ella, por lo tanto comenzaron a gritarse el uno al otro como si de niños pequeños se tratará.

Una vez dentro del edificio, estaban buscando al malnacido que les había encomendado Andrea, un viejo pedófilo, se estaba dedicando a la trata de menores, cosa que esta organización no hace, es una de las pocas cosas ilegales que no pone en práctica, debido a la ética de Andrea, "los niños no se tocan".

Lo prometido es deudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora