En el año 3138, el planeta ha sido arrasado por un conflicto devastador. Lo que alguna vez fue un mundo vibrante se ha convertido en un desierto desolado, donde las máquinas, lideradas por Progenta, (una inteligencia artificial que fue humano) domin...
Localización: Refugio adentro de Inazuma no Mori (稲妻の森) - "Bosque del Relámpago"
Punto de vista: Ryōko
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Nombre de la ciudad actual: Kageronai (影呑ない) -
Año: 3138 Día: 1/10/38 Hora: 8:37 am ______________________
"La medida del amor es amar sin medida." - San Agustín
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Al amanecer, los primeros rayos del sol apenas se filtraban por las grietas del refugio, iluminando tenuemente el interior de la casa. El frío aún se aferraba al aire, pero había algo en la luz matutina que hacía que el ambiente fuera menos opresivo, casi pacífico. Me desperté primero, como siempre. Mi sistema no requería descanso real, pero aquel sueño artificial que simulo para conservar energía me permitía observar con más atención los pequeños cambios a mi alrededor.
Me giré lentamente, mi mirada posándose sobre Haruki, quien aún dormía profundamente junto a la pared en una esquina de la habitación. Su respiración era lenta, sus brazos estaban extendidos a su costado. Parecía mucho más calmado que la noche anterior, pero aún podía ver el miedo en su rostro incluso en su descanso.
Mis sensores detectaron un leve aumento en su temperatura corporal. Había comenzado a adaptarse mejor al ambiente frío, pero todavía su cuerpo estaba débil. No podía permitirme ser descuidada. Sabía que una vez que se despertara, las preguntas vendrían de nuevo, y la realidad del mundo caería sobre él como una roca gigante, pero por ahora, lo dejé en paz.
Me levanté silenciosamente del suelo, asegurándome de no hacer ruido mientras me movía hacia la puerta del refugio. La fogata que mantuvo cálida la habitación toda la noche se había apagado, los troncos se convirtieron en cenizas. Afuera, el viento había cesado, dejando el bosque del Relámpago en un inquietante silencio. Las enormes estructuras metálicas de la ciudad abandonada se elevaban en la distancia, estabamos cerca de otras máquinas, aunque este es el mejor refugio que he encontrado para pasar la noche, y las noches siguientes. A lo lejos, las máquinas de Progenta patrullaban las ruinas, buscando cualquier forma de vida.
