Capítulo 2: Un amigo insólito (parte II)

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Marduk se quedó inmóvil, no sabía qué hacer pero reconoció que algo raro pasaba. Garvin se intentó acercar cojeando y estiró la mano hacia Marduk. Este se acercó y le cogió del brazo. Noto una fuerza como un relámpago subiendo por su brazo e instintivamentue se soltó con fuerza. Garvin cayó al suelo, retorciéndose hasta quedar inmóvil. Su cara denotaba dolor.

— Zopenco, no debes tocarlos. Podría robarte el alma.

Marduk seguía sin hacer caso a Danilo, quien refunfuñaba. Garvin dejó de moverse y le salió espuma por la boca. Marduk se asustó e intentó reanimarlo sin éxito. 

— Está muerto, Einstein. Si haces el enorme esfuerzo de prestar atención a lo que digo, quizás logres salir de aquí con vida.

— ¿Qué está pasando?

— Primero tienes que salir de aquí, ratoncito. Luego habrá tiempo para explicaciones pero este lugar no es seguro.

— Mi nombre es Marduk.

Al salir todos estaban muertos, no quedaba nadie. Marduk pasó por los cuerpos, ninguno se movía. Extrañado no sabía qué hacer. Se fue corriendo hacia la casa de campo, donde se alojaba, pasando por un pequeño bosque.

— Parece que nadie nos sigue. Ahora me vas a contar qué ha pasado.

— Vale, sé que sonará a locura pero lo que has visto ahí ya no era tu amigo Garvin. 

— ¿Y qué era entonces?

— Una creación de Elrik, el hijo caído.

— ¿Hablas de mitología turca? Hay escritos sobre eso pero no es muy fiable…

— Bueno, yo también estaba incrédulo sobre el tema. Hasta que conocí a una de las creaciones de Ulgen.

— ¿Te refieres a un ángel?

— Algo así… 

— Bueno ya está. Me he vuelto loco. Estoy hablando con un jarrón…

— Vasija turca — corrigió Danilo.

— Vale, con una vasija turca que dice ser Danilo Bakir, que dice que los dioses de la mitología turca existen y que están teniendo una especie de pelea en la tierra. Esto es surrealista.

— Hombre, si lo cuentas así...

— ¿Y cómo quieres que lo cuente, Danilo? Seguro que estoy soñando, así que si me hago daño igual despierte. Sí, eso es. Esto debe ser una pesadilla. Ahora despertaré. — dijo Marduk mientras dejaba la vasija a los pies de un árbol.

Caminó unos pasos hacia atrás y se preparó.

— Espera, ¿qué vas a hacer?

Marduk lo ignoró y corrió con todas sus fuerzas hacia un árbol. Al estar cerca, puso sus brazos hacia atrás y se dio un golpe en la cabeza. Cayó al suelo de espaldas, pero seguía consciente.

— Tu ignorancia no tiene límites — dijo Danilo.

«Mierda. No ha funcionado» pensó Marduk. Sin decir palabra e ignorando a Danilo, se sacudió la ropa y cogió la vasija. Siguió caminando por el vasto bosque, en silencio, hacia la casita de campo donde se alojaba. Marduk no dejaba de pensar en qué es lo que debería hacer. Todo era tan irreal pero el mundo era muy real y el dolor que sentía también. Estaba tan confundido.

— Así que… no vamos a hablar de que te has golpeado contra un árbol. Porque es un tema que me interesa — dijo Danilo mientras soltaba una carcajada.

— Una palabra más y te rompo en pedazos.

— No hace falta ponerse agresivo…

Al estar frente a la edificación, el muchacho no sabía realmente que iba a decir así que se detuvo en la puerta, justo antes de picar. <<¿Qué les diría a los de la casa? ¿Cómo les explicaría que un espécimen maligno ha matado a todos menos a él?>>.

Marduk Hal y el ladrón de almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora