Capitulo 3: Encarcelados

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Marduk dio un repaso con la mirada a la celda. Era algo angosta y olía a orina de humano. Había un retrete pero Marduk no se quiso acercar. Estaba seguro de que podría pillar una infección con tan sólo mirarlo. Había otro hombre más allí, uno grande y daba miedo. Cuando Marduk le miró, este le devolvió la mirada e instintivamente Marduk la apartó. Volvió a acercarse a los barrotes y gritó:

- ¡Policía! Exijo mis derechos. Se han equivocado de hombre, yo no he matado a nadie.

- No te van hacer caso. Aquí todo funciona diferente, pequeño britanico.

- Como sabes que soy de Inglaterra.

- Tu acento te delata - dijo mientras cogía una pequeña piedra del suelo. Marduk suspiró y se sentó al ver que los policías no le hacían caso. El señor lo miró detenidamente, como si lo examinara con la mirada -. ¿Por qué te han encerrado?

- No he hecho nada

- Eso dicen todos.

- Yo no soy como los que están aquí.

- ¿A qué te refieres con eso? - intervino un grandullón desde el otro lado de la celda.
Marduk se asustó y se echó para atrás. El hombre moreno se levantó de su asiento y se acercó al grandullón.

- Calmate Tolomeo, está perdido y no sabe lo que dice - dijo mientras el grandullón se echó para atrás mirando fijamente a Marduk. El hombre se acercó a al joven arqueólogo -. No deberías crear enemigos aquí dentro - susurró.

- Tampoco quiero tener amigos.

- Oye lo entiendo, estás asustado. Pero relajate, nadie está aquí de vacaciones.

- Es que no he cometido ningún crimen. Yo sólo vine a ayudar en una investigación en el desierto. Tuve la mala suerte de estar en el lugar y momento equivocados.

- Espera, ¿has venido por la excavación de Wadi Rum? - preguntó el moreno con asombro en su rostro - Oh, eso está maldito. Seguro que tus compañeros murieron en extrañas circunstancias.

- Pues...la verdad es que sí...

- ¿Fuiste el único superviviente?

- Si, pero no los maté yo.

- Tranquilo, yo no soy un juez para que me convenzas - dijo el hombre subiendo las manos. Le quedó mirando durante unos instantes y le tocó el hombro - dime una cosa, esos hombres que murieron... ¿se retorcian de manera extraña o les salía espuma por la boca?

- Sí...¿cómo lo sabes? Acaso tu...

- No genio -interrumpió el hombre - Llevo casi una semana encerrado aquí. Pero me pasó algo parecido.

- ¿Estabas en el desierto de Wadi Rum?

- No. En otro lugar - dijo mientras se volvía a sentar en el banco de la celda -. Sabía que no podía ser el único al que le pasaría eso. Están ocurriendo cosas raras y averiguaré por qué.

Marduk quisó contarle lo que Danilo le dijo, pero sonó a locura en su cabeza y apenas conocía a ese hombre, así que decidió callárselo. Se sentó algo apartado en otro punto del banco y puso sus codos en sus rodillas, sujetando su rostro con sus manos. Suspiró profundamente y empezó a observar detenidamente el lugar. Notó que las rejas tenían algunas partes algo oxidadas, tapadas con pintura plateada. Recordó que aún tenía unos pequeños botes de agua oxigenada. Solo necesitaba sal y podría oxidar el metal de la cerradura para que se abriese. El único problema era que no tenía sal pero si lo iban a retener durante un tiempo les tendrían que traer comida.

- ¿Aquí dan comida? - preguntó Marduk al prisionero moreno con el que había estado hablando, quien ahora estaba tumbado de lado, intentando dormir.

- ¿Con ese olor y tú quieres comer?

- ¿La dan? - insistió el hombre de rizos oscuros.

- Todos los mediodías pero no te la recomiendo. Los guardias escupen en ella.

Marduk pensó en un plan para escapar. Era muy ingenioso en juegos de problemas para resolver, le encantaban.

- Tengo un plan para salir de aquí - dijo Marduk convencido de que el hombre se giraria con intriga. Pero para su sorpresa, el hombre siguió de espaldas, tumbado -. Me llamo Marduk, por cierto.

- Yo soy Ronan - suspiró el hombre -, y el grandullón es Tolomeo, y estoy convencido que como no te calles se cabreará. Así que déjanos dormir.

Marduk se sentó en el banco de nuevo e intentó dormir pero al estar en ese lugar, no podía. Al día siguiente despertaron con la luz del sol entrando en la celda por los barrotes. Los policías no solían pasar. Marduk pensaba en cómo escapar sin salir herido. Estaba claro que aunque consiguiera salir de su celda necesitaba la llave de la puerta del final del pasillo. Y aunque lo consiguiera, necesitaria ayuda para el guardia que siempre estaba en esa puerta, cosa que sabía porque veía su sombra desde su celda. Además de los otros policías que se encontraban tras la puerta, de los cuales desconocía el número. Siguió pensando en aquello, cuando un ruido captó su atención. Ronan estaba rasgando la pared con algo. Observo detalladamente a Ronan, quien parecía tener un objeto afilado.

- Psst, Ronan. Tengo un plan para salir de aquí.

- Calla Marduk. Estoy ocupado.

- Pero tengo un plan y necesito tu ayuda. Y la de Tolomeo.

- A Tolomeo no le caes bien.

- Lo sospechaba, pero sé que te hará caso a ti. Verás si escuchas mi plan...

- Mira britanico, no eres el primero que cree que tiene un plan ni serás el último. ¿Crees que no he intentado salir de aquí? Ningún plan ha funcionado aún, todos tienen pegas.

- Al menos escuchalo y si no te convence, no me ayudes - insistió Marduk.

Tras la insistencia de Marduk, Ronan aceptó escucharle. Marduk le contó el plan y por mucho que pensó en ello, no encontraba pegas. Eso sí, necesitarian la ayuda de Tolomeo para salir o el plan no funcionaria. Por suerte, Ronan se llevaba bien con él.

Esa mañana, dos policías entraron por el pasillo y se detuvieron en los barrotes de la celda.

-Tienes visita - Dijeron mientras dejaron pasar a una mujer a la puerta de su celda. Era Lauren, una estudiante que vino como excavadora del museo británico, como él.

- Marduk, supongo que lo que te voy a decir no es ninguna sorpresa pero el jefe ...

- ¿Me despide? - interrumpió Marduk.

- Te han suspendido de empleo y sueldo hasta que esta situación se aclare. Pero no significa que te abandonen.

- ¿Entonces qué significa? No tengo abogado, no se me escucha, estoy encerrado por un crimen que no cometí y mi jefe acaba de suspenderme el sueldo.

- Sé que la situación es complicada, pero van a intentar comunicarse con la embajada inglesa para conseguir que el gobierno de Jordania te deje salir de esta cárcel al menos.

- Pero no de Jordania.

- Eso es más complicado, pero lo van a intentar...

- Bueno, gracias por la visita Lauren - dijo fríamente mientras le señalaba la puerta.

- Lo siento Marduk - dijo Lauren con pena, mientras salía.

Aquella noticia, aunque se la esperaba, no le sentó bien. Se sentó en el suelo y respiró profundamente. Aunque Lauren le había dicho que iban a hacer lo que pudiesen, no le inspiró confianza.

Marduk Hal y el ladrón de almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora