Katsuki se entera de que su novio de más de cuatro años (Izuku) le es infiel con su mejor amigo Kirishima.
En un arranque de ira, va a la casa de su novio para demostrarle que él no es ningún idiota con el que puede jugar.
Pero quien lo recibe no es...
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El olor a café en el aire, con el bajo sonido de las personas a su alrededor disfrutando de la mañana como cualquier persona haría, es sencillo pero muy encantador. La cafetería "Valle Verde", fundada hace más de treinta años, es un lugar muy recurrido, pero siempre se mantenía la tranquilidad y serenidad en todo el local. Las paredes en tonos blancos y verde pistache, con pequeños faros de luz colgando del techo, acompañada de árboles naturales y plantas enredaderas colgando de las paredes. Sin duda un lugar bastante cómodo y bien cuidado.
Bakugou se relaja contra la silla de madera oscura, alegre por el olor de café y flores. Es algo que siempre lo hace tranquilizar, y más en los días de parciales en la Universidad. Por suerte, esta vez no está allí por esa razón, sino por otra muy diferente.
A unas mesas de la suya, un lindo chico de cabellos blancos y rojos limpiaba una de las mesas de cristal del local, tomando las tazas vacías para colocarlas sobre su charola de plástico, junto a uno que otro plato.
Sonriendo para sí mismo, espero pacientemente a que su mirada sobre Shouto fuera lo suficiente obvia para ser notado por el menor, y, sin pasar demasiado tiempo, la mirada del heterocromático se gira en su dirección. Su rostro estoico casi se ilumina desde que lo ve, haciendo a Bakugou sonreír de medio lado.
Sin tardar mucho, Shouto se acerca hasta él, sacando una libretita del bolso de su delantal negro, junto a una pluma.
—¿Puedo tomar su orden?
—Depende, ¿Estás tú en el menú? —guiña el ojo y le da una sonrisa ancha. El sonrojo en las mejillas del joven no tarda en llegar.
—¿Qué necesitas, Bakugou? No pienso perder el tiempo con tus juegos —dice directo—. Si no planeas ordenar nada, no me llames.
—Yo no te llame, fuiste tú quien vino a mí apenas me viste —cruza los brazos sobre la mesa, dándole una sonrisa de blancos y relucientes dientes al menor—. No deberías ser tan arisco con los clientes de la cafetería, mitad-mitad.
—Y tú no deberías venir aquí para molestarme, en primer lugar —el toque de la campana en la recepción distrae a Shouto, notando como da una mirada rápida hacia ese lugar—. Vendré en un momento, si no tienes nada que ordenar aún, entonces tendrás que levantarte e ir con mi madre a pedirlo tú mismo —y con esa indicación, Shouto se da la vuelta para ir a recoger la orden en recepción, llevándola a alguna mesa del local.
Suelta una exhalación divertida, antes de levantarse de la mesa y caminar hasta recepción, sinceramente no vino aquí a molestar al menor, y lo último que quiere es distraerlo de su trabajo de mesero y causarle problemas con su madre.
—¿Oh? ¡Hola, Katsuki-Kun! —Su tía Inko le da una grande y fraternal sonrisa, digna de una madre dulce y amorosa. Bakugou siempre ha tenido un gran aprecio por la mujer— ¿Qué te trae por aquí? Izuku no está de turno hoy, es su día de descanso. Creí que iban a pasarla juntos.
