Empezar una nueva etapa es más difícil que seguir tu rutina diaria.
Todas las miradas están sobre ti para ver qué pasos vas a dar, cuál será tu siguiente jugada y en qué te convertirás en el futuro. Tu papá, presionado por el qué dirán, y tu mamá, esperanzada en que encuentres la luz en el camino.
Tú, solo queriendo disfrutar de la música en tus oídos, del aire de una habitación nueva, del olor de tu primer intento en la cocina, dejándote llevar ligeramente por el ritmo de la música que sale misteriosamente de tus audífonos, sin pensar en el mañana. Sentada viendo una vieja película o un k-drama nuevo, sin pensar en el amor porque te acostumbraste a estar sola, sintiendo todo eso antes de los 18, queriendo escapar de la realidad.
Pero sabes que, si quieres dar un paso hacia adelante, solo debes correr hacia él, persiguiendo el único sueño que tienes y te emociona: quieres cantar bajo la lluvia. Te sientes mágicamente en otro mundo y te imaginas con toda una vida hecha, viajando a tu país favorito, aprendiendo distintos idiomas y siendo parte de grandes proyectos. Un gran cambio no es fácil de realizar, como siempre.
Pero nada es como siempre; parece que estuvieras en la punta del Everest, aunque nunca has estado ahí, tratando de sacar lo mejor de la situación, y no conoces la razón por la que haces eso.
Por alguna razón, tienes muchas ganas de romper con la gravedad. Aunque es imposible, está bien no estar bien, ¿no?
Ahora que tengo 20, las cosas se ponen más serias y te obligan a sentir que maduras, llorar para reír. Aún disfruto de cada cosa que mencioné antes. Columpiarse en un parque para niños no se ve para nada mal; la cuestión es disfrutar y que los demás se vayan al carajo.
Esta edad se siente más formal, aunque si me ves de cerca, no parezco para nada seria. La edad es solo un mísero número; también arrastra la experiencia que adquieres mientras te caes y te levantas para aprender de tus errores.
Cometer errores sin miedo y aprender de ellos para no volver a equivocarnos. Aunque, equivocarse es parte del aprendizaje y aún estamos en el proceso de aprender y descifrar de qué se trata la vida. A la mierda, recién tengo 20, ¡disfruten como si mañana fuera el Apocalipsis zombi!
ESTÁS LEYENDO
Cómplice del Aburrimiento
CasualeSe vale reír y llorar al mismo tiempo para no morir. I'M BACK > <