Capítulo 1: La carga de ser Lance Stroll.

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Lance cerró la puerta de su habitación con un golpe seco, y se dejó caer contra la pared, sus piernas ya no soportando el peso de la presión constante que llevaba sobre los hombros. Había aprendido a aparentar control, a mostrar una sonrisa cortés ante los demás, a caminar con la confianza de un alfa dominante, pero en ese momento, todo eso se derrumbaba. El ruido de la puerta apenas cubrió el suave gemido que escapó de su garganta. Estaba solo. Como siempre.

Sentado en el suelo frío, su cuerpo temblaba. No por el clima, sino por la impotencia. La necesidad de demostrarle al mundo que era más que el hijo de Lawrence Stroll lo estaba consumiendo. Cada carrera en la Fórmula 1 era como una batalla en la que luchaba no solo por el podio, sino por el respeto que jamás parecía ganar. No importaba cuánto esfuerzo pusiera en el circuito, ni cuántas horas dedicara al entrenamiento; la opinión pública seguía igual: Lance Stroll estaba en la F1 solo porque su padre tenía el dinero para comprarle un asiento.

Un sollozo roto escapó de su garganta mientras se llevaba una mano a la boca, intentando reprimir el sonido. Pero las lágrimas empezaron a correr libremente por su rostro. Todo lo que había conseguido en su vida parecía desvanecerse frente a esas palabras que constantemente lo perseguían: "No eres más que un niño mimado". Nadie veía el verdadero esfuerzo detrás de su carrera. Ni siquiera sus compañeros en el paddock, excepto, quizá, sus amigos más cercanos.

Las luces suaves de su habitación proyectaban sombras largas en las paredes, reflejando el vacío que sentía. Lance inclinó la cabeza hacia atrás, golpeando suavemente la pared. Había intentado de todo, incluso relaciones, buscando esa conexión que lo anclara a algo más que su vida pública. Había probado con omegas, esperando que alguno llenara ese vacío, pero nada funcionaba. Incluso Esteban, uno de sus amigos alfas, no había logrado romper la barrera emocional que Lance había levantado a su alrededor.

Se sentía completamente solo. Más solo que nunca.

Fue entonces cuando escuchó un golpe suave en la puerta.

–¿Stroll? –La voz inconfundible de Fernando Alonso lo sacó de su trance.

Lance se tensó de inmediato. De todas las personas, Fernando era la última a la que quería ver en ese momento. No quería mostrarse débil, especialmente frente a Alonso, un omega veterano que siempre parecía tener todo bajo control. Fernando era una leyenda viviente de la Fórmula 1, y aunque su relación profesional había sido cordial, Lance sabía que Fernando, como todos los demás, lo veía como el niño rico que había comprado su asiento.

El silencio llenó la habitación mientras Lance luchaba por controlar su respiración.

–Sé que estás ahí, Stroll. –Fernando golpeó suavemente la puerta otra vez. –Voy a entrar.

Antes de que Lance pudiera responder, la puerta se abrió, y Fernando apareció, su mirada penetrante captando el estado en el que estaba Lance. Los ojos del alfa estaban hinchados, las mejillas húmedas, y su postura, lejos de la confianza que siempre exhibía en público, lo mostraba completamente derrotado.

Fernando no dijo nada al principio, solo se quedó de pie en la entrada, observando. Podía percibir el aroma a menta y romero que emanaba de Lance, un aroma que normalmente era fresco y dominante, pero en ese momento parecía apagado, desvanecido por la tristeza.

–¿Qué demonios te pasa? –preguntó finalmente Fernando, con un tono que, para sorpresa de Lance, no era de reproche, sino de genuina preocupación.

Lance apartó la mirada, avergonzado. No podía explicarlo. No podía hablar de lo que lo oprimía sin sonar como un niño mimado, justo como todos lo consideraban.

–Nada. –murmuró, su voz quebrada.

Fernando avanzó un par de pasos, cerrando la puerta detrás de él. Su propio aroma a coco, suave pero presente, llenó la habitación, creando un contraste con el ambiente pesado que rodeaba a Lance. El omega veterano se acercó con cuidado, con una expresión más seria de lo habitual.

El peso del nombre | Strollonso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora