Capítulo 4: Más allá de la superficie.

132 14 0
                                    

Fernando llegó al circuito temprano, como de costumbre, disfrutando de la tranquilidad de la mañana antes de que la actividad del paddock comenzara. Era un ritual que le permitía centrarse y prepararse para el día. Pero hoy había un matiz diferente en el aire, una expectativa latente. Tras su conversación con Lance, el joven piloto había estado en su mente más de lo habitual.

Cuando llegó a la zona de Aston Martin, encontró a Lance en el gimnasio, haciendo ejercicios de calentamiento. La luz del sol se filtraba a través de las ventanas, iluminando su figura mientras ejecutaba cada movimiento con precisión. Pero no fue solo su habilidad física lo que atrajo la atención de Fernando; era la energía que emanaba de él, una vibrante mezcla de alegría y determinación que parecía brillar incluso en los momentos más desafiantes.

–¡Hola, Stroll! –saludó Fernando, sonriendo al acercarse. Lance levantó la vista, y su rostro se iluminó con una sonrisa genuina, esa que rara vez mostraba ante los demás. Era como si el mundo se detuviera por un instante.

–¡Hola, Fernando! –respondió Lance, su voz alegre resonando en el espacio. –¿Listo para entrenar?

Fernando asintió, sintiendo que la atmósfera se cargaba de energía positiva. Mientras se preparaban para el entrenamiento, no pudo evitar observar cómo Lance interactuaba con el resto del equipo. Era como si un nuevo lado de él emergiera, un Lance lleno de entusiasmo que iluminaba la sala.

Lance bromeaba con los ingenieros, compartiendo risas y anécdotas. Fernando se dio cuenta de que la percepción que tenía de él comenzaba a cambiar. Este Lance era amable, cálido y accesible, todo lo contrario al chico mimado que había asumido que era. Cada vez que alguien le pedía ayuda, Lance se apresuraba a ofrecerla, mostrando un lado generoso que nunca había notado.

–¿Sabías que Lance tiene una habilidad especial para hacer que la gente sonría? –le comentó un ingeniero a Fernando mientras observaban a Lance en acción. Fernando asintió, sintiendo que era cierto. Cada interacción parecía genuina, y los demás no podían evitar verse arrastrados por su buen humor.

Durante el entrenamiento, Lance se entregó por completo. Fernando lo observó mientras tomaba curvas, ejecutaba maniobras con una destreza sorprendente y, lo más importante, se divertía. Cada vez que completaba una vuelta, se giraba hacia Fernando con una sonrisa deslumbrante. Era un recordatorio de que, aunque las cosas no eran perfectas, había momentos de pura alegría en el viaje.

–¡Eso fue genial, Lance! –exclamó Fernando después de una serie de vueltas rápidas. La expresión de Lance era de pura felicidad, y por un instante, Fernando vio la verdadera esencia de quien era: un joven piloto que deseaba ser valorado, no solo por su apellido, sino por su propio talento y dedicación.

Sin embargo, en medio de esas interacciones felices, Fernando no pudo evitar reflexionar sobre lo que había aprendido de su conversación anterior. La lucha interna de Lance lo había llevado a crear una fachada, pero tras esa superficie había una persona auténtica y bondadosa, llena de pasión por el deporte.

Más tarde, durante una sesión de marketing, el equipo de Aston Martin organizó una pequeña actividad en la que los pilotos tenían que interactuar con los aficionados. Fernando vio cómo Lance brillaba en ese ambiente, sonriendo y hablando con los fans, respondiendo preguntas y firmando autógrafos con una calidez que hacía que todos se sintieran especiales.

Mientras observaba a Lance, Fernando se dio cuenta de que había mucho más en él de lo que parecía. Su risa era contagiosa, y su capacidad para conectar con los demás era excepcional. En esos momentos, la tristeza que había visto en la habitación de Lance se desvanecía, reemplazada por la alegría genuina de estar haciendo lo que amaba.

La sesión fue un éxito, y al final, los dos pilotos se sentaron juntos para descansar. Lance estaba emocionado, compartiendo historias sobre los aficionados y cómo le habían hecho sentir. Fernando sonrió, dándose cuenta de que el Lance que había visto en privado y el que brillaba ante el público eran dos caras de una misma moneda.

–Gracias por estar aquí, Fernando. –dijo Lance, sus ojos iluminados por la emoción–. No puedo creer lo increíble que fue todo.

Fernando asintió, sintiendo una conexión más profunda con el joven piloto. –Tienes un talento natural para esto, Lance. Eres un gran embajador para el equipo.

Lance sonrió, y Fernando sintió que ese gesto era una mezcla de orgullo y vulnerabilidad. Era como si, por fin, Lance estuviera comenzando a aceptarse a sí mismo.

Pero, en el fondo, Fernando sabía que la lucha de Lance aún no había terminado. Las sombras de la inseguridad seguían presentes, y cada vez que un comentario despectivo aparecía en las redes sociales, era un recordatorio de que el camino hacia la aceptación sería largo y lleno de obstáculos.

A medida que el día avanzaba, Fernando se sintió inspirado por el viaje de Lance. La mezcla de luz y oscuridad, la lucha constante por ser quien realmente era, resonaba con él en un nivel profundo. Estaba decidido a apoyar a Lance en su camino, porque a veces, las batallas más difíciles son las que nos enseñan a encontrar nuestro verdadero ser.

Cuando finalmente se despidieron por el día, Fernando se sintió esperanzado. Había comenzado a ver la luz en Lance, y aunque el camino hacia su sanación sería complicado, sabía que cada paso contaba. La amistad que estaban formando podría ser el ancla que Lance necesitaba para seguir adelante, y Fernando estaba listo para ser parte de esa travesía.

 La amistad que estaban formando podría ser el ancla que Lance necesitaba para seguir adelante, y Fernando estaba listo para ser parte de esa travesía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Hola a todos, otra vez yo, y bienvenidos al cuarto capítulo de esta historia!

No olviden votar, comentar y compartir si les está gustando la historia. Sus opiniones y apoyo son muy importantes para mí.

Nos vemos en la siguiente curva del camino ¡Hasta la próxima!

Adri-

El peso del nombre | Strollonso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora