DRACO MALFOY DESAPARECE DEL OJO PÚBLICO

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Aún recordaba aquel día como si tan solo hubiera sido ayer. 

Recordaba a la perfección cada detalle. 

El amanecer en el jardín era un espectáculo impresionante. La luz suave y cálida del sol naciente se filtraba a través de las ramas de los árboles centenarios, proyectando sombras danzantes en el suelo cubierto de flores frescas. El aire estaba lleno del dulce aroma de las rosas y jazmines, que se entrelazaban con las gardenias y orquídeas en un tapiz vibrante de colores.

La decoración de la boda íntima añadía un toque de elegancia y calidez al paisaje. Las sillas blancas y doradas se alineaban en filas perfectas. Los arcos florales, adornados con encaje y cintas de raso, se erguían como centinelas en los extremos del pasillo.

En el centro del jardín, un altar de madera tallada se elevaba, rodeado de velas blancas que brillaban como estrellas en la luz creciente. Un ramo de flores frescas, diseñado con amor y cuidado, descansaba sobre el altar, exhalando un perfume embriagador.

A medida que el sol ascendía, la luz dorada iluminaba los detalles delicados de la decoración: las lágrimas de cristal que colgaban de los árboles, los pétalos de rosa esparcidos en el suelo, y las cintas de seda que ondeaban suavemente en la brisa.

El jardín parecía un sueño, un refugio de paz y amor donde dos almas podrían unirse en un momento mágico. La atmósfera era mágica, llena de esperanza y promesa, lista para recibir a los novios y a sus seres queridos en este día especial.

La boda de Harry y él fue un momento que cambió su vida para siempre, un día que quedó grabado en su memoria como un tesoro precioso. Recuerda la mirada de Harry cuando se enfrentaron en el altar, con Ron y Blaise a su lado, como testigos de su amor. El anciano mago, con su voz suave y sabia, ofició la ceremonia en un jardín lleno de flores y árboles centenarios, bañado por la luz dorada del sol.

Draco recordaba la emoción que sintió al escuchar la lectura de los votos, palabras que salieron del corazón de Harry y que resonaron en el suyo propio. La entrega de los anillos fue un momento especialmente emotivo; sus ojos se encontraron, llenos de lágrimas de felicidad, mientras se prometían amor y fidelidad. El aire estaba lleno del dulce aroma de las flores y el canto de los pájaros, como si la naturaleza misma estuviera celebrando su unión.

Y luego, aquel beso... fue como si el tiempo se detuviera. El mundo a su alrededor desapareció, y solo quedaron ellos dos, perdidos en la pasión y el amor. La multitud de invitados, la música y las flores se difuminaron en el fondo, dejando solo la sensación de tener a Harry en sus brazos.

La recepción fue una fiesta inolvidable, llena de risas, música y baile. Su primer baile como maridos, rodeados de amigos y familiares, es un recuerdo que atesorará siempre. La sala estaba llena de amor y felicidad, y Draco podía sentir la energía positiva que emanaba de todos.

Meses después, todavía sentía la misma emoción que en aquel entonces. Cada vez que recordaba ese día, su corazón latía con fuerza y una sonrisa se dibujaba en su rostro. La boda había sido un punto de inflexión en su vida, uno del que jamás se arrepentiría.

Sin embargo, en ese momento, la calma y la felicidad que había sentido en su boda parecían lejanas. Un miedo profundo y opresivo había reemplazado la alegría en su corazón. Presa del pánico, Draco caminaba de un lado a otro en el salón de su hogar, sus pasos resonando en el silencio.

Su mirada errante se posó en los objetos familiares que lo rodeaban: los cuadros de sus antepasados, los libros de hechizos, la mesa de comedor donde había compartido momentos felices con Harry. Pero nada parecía calmar su ansiedad.

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