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Advertencia: este capítulo está algo fuerte, no me vayan a denunciar.

Mientras el demonio se acomodaba en las sillas de la iglesia, un pensamiento oscuro comenzó a formarse en su mente. Su ira se transformó en una emoción más tangible: la oportunidad. Se levantó de un salto, sintiendo cómo la energía pulsaba en su cuerpo. Con un brillo siniestro en los ojos, se dirigió rápidamente al inframundo donde Momo aún se encontraba.

Una vez allí, la encontró sentada en un rincón sombrío, con una expresión de preocupación y confusión en su rostro.

—Momo —la llamó, su voz resonando con una autoridad que no podía ignorar—, tienes una oportunidad dorada. Dahyun está lista para ceder. La convencí de que la única forma de calmar su inquietud era entregándose a la tentación.

Momo lo miró, una mezcla de sorpresa y temor cruzando su rostro. No estaba segura de querer seguir adelante con el plan.

—Pero, Jaehyun, y si ella me ve y... —preguntó, su voz temblando—. ¿Y si me descubre?

El contrario la miró fijamente, su expresión se tornó más intensa.

—No puedes dejar que el miedo te detenga. Si la seduces y la haces ceder, tendrás su alma. Todo esto se acabará y podrás recuperar tu lugar. Ya no tendrás que ser un súcubo despreciado.

Las palabras de Jaehyun resonaron en la mente de Momo. La idea de recuperar su estatus, de ser reconocida y respetada, la atrajo como un imán. Pero también había algo más: un profundo cariño por Dahyun, una conexión de la que nunca había podido deshacerse.

Finalmente, con un suspiro resignado, Momo asintió. Sabía que no podía dejar pasar esta oportunidad.

Esa noche, cuando Dahyun se sumió en el sueño, Momo se coló en su mente. El ambiente oscuro y nebuloso se llenó de la presencia de Momo, quien apareció ante Dahyun con una sonrisa cautivadora.

—Hola, Dahyun —susurró, su voz suave como la brisa nocturna—. No tienes por qué tener miedo. Estoy aquí para ayudarte.

Estaban en la habitación de Dahyun, la escena se sentía tan real, pero Dahyun era consciente de que estaba soñando, sin embargo no podía negar que sentía cierta atracción real hacia Momo. La suave brisa de la noche entraba por la ventana, creando una atmósfera íntima y envolvente.

Momo se colocó sobre ella, ahora ambas acostadas en la cama, Momo mirándola con de una forma intensa y seductora. Se acercó, rozando sus labios con un susurro suave que hizo que Dahyun se estremeciera.

—Voy a hacerte sentir bien —le dijo al oído, su voz era un eco tentador que resonaba en la mente de Dahyun.

Atrapada en esa promesa, Dahyun sintió que su corazón latía con fuerza mientras Momo se acercaba más, la tensión en el aire palpable. No hizo nada para alejarla; de hecho, la invitó a acercarse más, ansiosa por explorar lo que sucedía entre ellas.

Además, estaba siguiendo los consejos del sacerdote.

Momo comenzó a dejar suaves besos sobre los labios de Dahyun, cada uno cargado de un deseo que resonaba en lo profundo de su ser. Luego, bajó lentamente por su cuello, dejando un rastro de calidez y hormigueo. Dahyun se permitió perderse en esos momentos, sintiendo cada caricia como una mezcla de dulzura y pasión que la envolvía por completo.

La habitación, iluminada solo por la tenue luz de la luna, se convirtió en su mundo privado, un refugio donde podían dejar de lado las preocupaciones. Momo siguió besando el cuello de Dahyun, creando una conexión que iba más allá de lo físico; era una mezcla de anhelo y vulnerabilidad que las unía.

Succubus | DahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora