•El amor a veces es la peor de las maldiciones•
Una historia Omega-verse sobre satoru y suguru. Universo sin maldiciones ni hechicería.
Hay ships secundarios a lo largo de la trama aunque no los profundizaré mucho para centrarnos en nuestros protago...
- Quédate aquí, no te muevas. - Escondí a Suguru entre las sábanas.
Me puse un pantalón estilo chándal lo mas rápido que pude y bajé las escaleras corriendo.
- No me asustes así, ¿Que pasa? - El rubio me miraba con una ira inexplicable.
- ¡Abandonaste la estúpida fiesta solo para escaparte con Suguru! - Recibí una bofetada del otro alfa.
- ¿¡Y eso a ti que te importa!? - Estaba furioso ahora, Nanami sobrepasó el límite.
- ¡Cada vez que te escapas con el omega ese nunca te reprocho nada y te cubro! - Ambos fruncimos el ceño.
- ¡A Haibara no lo metas en esto!
- ¡¡Entonces tampoco involucres a Suguru!! - Ambos irradiábamos feromonas a montones para intentar alejarnos.
- ¡Quizás tu madre tiene razón y ese omega te está haciendo mal!
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-¿Que mierda acabas de decir pedazo de imbécil?
- Lo que escuchaste.
Mi puño no tardó en impactar con la cara del otro alfa.
- ¿Y así te haces llamar mi amigo? Hijo de perra. - El rubio después de recuperarse del golpe golpeó mi cara con otro puño.
Seguimos golpeándonos, mi boca sangraba al igual que la nariz del contrario, cuando Suguru escuchó los golpes bajó rápido, el otro omega que esperaba fuera de mi casa al rubio tampoco tardó en entrar.
- ¡Satoru basta! - Yo seguía golpeando a Nanami mientras el me enganchaba unos golpes a mi también.
Cuando Haibara entró intentó separar a nanami.
- ¡Nanami! ¡No golpees a Satoru-kun!
Los omegas nos separaron de milagro, tanto como el rubio como yo estábamos jadeantes.
- Pudrete.
- Lo mismo digo, Gojo.
Haibara se llevó a Nanami, dejándonos nuevamente a Suguru y a mi solos.
- Ese hijo de perra. - Murmuré mientras me sentaba en el sofá.
- I-iré a buscar hielos y pañuelos.. - El peli-negro corrió a buscar lo dicho mientras yo esperaba en el sofá.
