La caída de un lider

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El hospital de Konoha olía a medicina estancada y muerte oculta bajo sábanas limpias. Hiashi Hyuga se hundía en la penumbra de su propia mente mientras una silla de ruedas chirriante lo llevaba a través de pasillos desérticos, donde el silencio solo era roto por el retumbar de su corazón. Hacía días que no se levantaba de la cama por sus propios medios, desde que la pierna perdida lo redujo a una figura patética, confinada a esa silla. El dolor físico era punzante, pero no se comparaba al tormento que le roía el alma.

Neji estaba muerto. Su orgullo, el futuro de su clan, asesinado en un ataque que nunca debería haber ocurrido. Hinata había sobrevivido, pero apenas. Hanabi, la más joven, había sido secuestrada y mutilada. Y él... él había fallado. Fallado como líder. Fallado como padre. Y más que nada, había fallado en cumplir la promesa que le había hecho a su hermano moribundo.

"Protegeré a Neji", había jurado, con la solemne convicción de que nunca lo decepcionaría. ¿Qué sentido tenía ahora aquella promesa vacía?

No pasó mucho tiempo antes de que tres miembros del consejo del clan Hyūga entraran en la habitación sin anunciarse. Liderados por Hikaru Hyūga, uno de los ancianos más conservadores del clan, sus expresiones eran graves, y la tensión en el aire aumentó al instante.

—Hiashi-sama, tenemos que hablar sobre lo que ha pasado —empezó Hikaru, sin rodeos, como si ya tuvieran la respuesta a lo ocurrido.

Hiashi cerró los ojos, intentando contener el creciente resentimiento. El dolor que sentía por Neji, por Hinata y por la pérdida de Hanabi, aún le pesaba demasiado para discutir teorías y planes con el consejo.

—Lo que pasó no fue un accidente. El secuestro de Hanabi, el ataque contra tus hijas y la muerte de Neji... —dijo uno de los otros miembros—. Esto fue planeado por la aldea. Nos han debilitado a propósito.

—El Tercero Hokage sabía algo —agregó otro, con veneno en la voz—. Si realmente quisieran protegernos, esto no habría ocurrido. Konoha nunca ha sido nuestro verdadero aliado, solo buscan aprovecharse de nuestra fuerza, y este ataque lo demuestra.

Hiashi apretó los puños con fuerza, sus nudillos blancos sobre los reposabrazos de la silla. Aunque el dolor físico de su pierna amputada era constante, no era nada comparado con el dolor en su pecho. Sabía que lo que decían tenía su raíz en los temores más profundos del clan, pero no quería escuchar más de esas palabras ahora. No después de lo que su familia había perdido.

—Esto no puede continuar, Hiashi-sama. Debemos actuar antes de que el clan Hyūga sea destruido desde dentro —dijo Hikaru, con la frialdad de quien cree tener todas las respuestas.

Hiashi finalmente levantó la vista, sus ojos brillando con ira.

—Basta. No voy a escuchar más de esto —su voz era baja, pero firme, lo que hizo que los ancianos se detuvieran, sorprendidos por el tono.

—Hiashi-sama, estamos hablando del futuro de nuestro clan —insistió Hikaru, su tono aún desafiante.

—He dicho que basta —repitió Hiashi, levantando la mano con un gesto brusco—. Abandonen mi habitación. Ahora.

Los ancianos intercambiaron miradas incómodas, pero la autoridad en la voz de Hiashi era inconfundible. A regañadientes, se retiraron de la habitación, dejando a Hiashi solo nuevamente.

Una vez que se fueron, Hiashi se dejó caer contra el respaldo de su silla de ruedas. Estaba cansado. Exhausto. Sentado en esa silla de ruedas, sintiendo el hueco frío donde alguna vez estuvo su pierna, Hiashi sabía que había caído. Su linaje, su poder, su clan, todo parecía desmoronarse a su alrededor, y no había nada que pudiera hacer para detenerlo.

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⏰ Última actualización: Oct 09 ⏰

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La Masacre del clan HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora