Capítulo 2: Conocerte Mejor

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Nathan se quedó paralizado por un momento, sintiendo una vergüenza pura,sus cachetes totalmente rojos. La chica, aún enojada y quemándose, se quitó los audífonos y dejó el teléfono,estaba siendo un terrible día para ella

—Lo siento, de verdad no fue mi intención —repitió Nathan, con la voz temblorosa.

La chica lo miró fijamente,pensaba darle una abofetada, sus ojos violetas brillando con una mezcla de enojo y curiosidad. Finalmente, solo suspiró profundamente y tomó una servilleta para limpiar el café derramado.

—Está bien, solo... ten más cuidado la próxima vez —dijo, su tono un poco más calmado y empático.

Nathan asintió rápidamente, agradecido con aquella chica, por no haberlo golpeado aunque se lo merecia. Se sentó en su asiento, tratando de no mirarla demasiado. Sin embargo, no pudo evitar notar lo hermosa que era, incluso cuando estaba molesta.

Después de unos minutos de silencio incómodo, la chica se giró hacia él.

—Soy Uzi, Uzi Doormand, por cierto —dijo, extendiendo una mano a aquel chico,no quería ser grosera—.

Nathan tomó su mano, sorprendido por lo suave que era.

—Nathan Elliot —respondió, sonriendo tímidamente—. Encantado de conocerte, Uzi.

Uzi rodó los ojos y se volvió a poner los audífonos. Pero a medida que el vuelo continuaba, Uzi no podía dejar de pensar en Nathan. Había algo en él que la intrigaba, algo que no podía definir del todo. Tal vez era su inocente torpeza o la sinceridad en sus disculpas.

Uzi decidió que quería conocer más a este chico extraño. Se quitó los audífonos y se giró hacia él nuevamente.

—Entonces, Nathan, ¿qué te lleva a Japón? —preguntó, esta vez con un tono más suave y coqueto.

Nathan pareció aliviado por la pregunta, como si hubiera estado esperando una oportunidad para hablar.

—Voy a estudiar allí —dijo, su voz ganando confianza—. Conseguí una beca y mi hermana Jane vive en Tokio, así que me quedaré con ella.

Uzi asintió, impresionada.

—Eso suena increíble. Yo también voy a Japón por negocios de mi padre. Tiene una empresa grande y quiere que me involucre más en el negocio familiar. Así que voy a Japón para aprender todo lo que pueda. Además, Tokio siempre me ha fascinado, desde que vi ese vídeo de el Rubius, jeje—

Nathan sonrió, y Uzi, a pesar de sí misma, sintió una extraña calidez en su pecho. Había algo en su sonrisa que la hacía sentir cómoda, aunque se resistiera a admitirlo.

Nathan levantó una ceja, sorprendido al sentir el acento.

—¿Eres de Buenos Aires también?

Uzi asintió, sonriendo ampliamente.

—Sí, aunque no lo parezca. ¿Quién lo diría, verdad?

Nathan rió, y su risa fue como música para los oídos de Uzi. Por un momento, ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la extraña coincidencia que los había unido.

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A medida que el vuelo continuaba, Nathan y Uzi comenzaron a hablar más y más. Descubrieron que compartían muchos intereses, desde la música hasta los libros y las películas. Uzi se sorprendió al darse cuenta de lo fácil que era hablar con Nathan, y pronto se encontró riendo y bromeando con él como si se conocieran de toda la vida.

Nathan, por su parte, no podía creer su suerte. No solo había conocido a una chica increíblemente hermosa, sino que también resultaba ser una persona interesante con la que podía hablar de cualquier cosa. Cada vez que Uzi sonreía o reía, sentía que su corazón se aceleraba.

Finalmente, después de varias horas de conversación, Uzi se recostó en su asiento y cerró los ojos.

—Creo que voy a intentar dormir un poco —dijo, bostezando—. Ha sido un día largo.

Nathan asintió, aunque se sentía un poco decepcionado de que su conversación tuviera que terminar.

—Claro, descansa. Yo también intentaré dormir un poco.

Uzi sonrió y cerró los ojos, pero antes de quedarse dormida, murmuró:

—Gracias por hacer este vuelo más tolerable, Nathan.

Nathan sonrió, sintiendo una calidez en su pecho.

—Gracias a ti, Uzi.

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Y así, mientras el avión volaba hacia Japón, Nathan y Uzi se quedaron dormidos, cada uno soñando con las posibilidades que les esperaban en el futuro. Aunque no lo sabían en ese momento, ese encuentro fortuito en el avión sería el comienzo de una amistad que cambiaría sus vidas para siempre.

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