Y así, mientras el avión volaba hacia Japón, Nathan y Uzi se quedaron dormidos, cada uno soñando con las posibilidades que les esperaban en el futuro. Aunque no lo sabían en ese momento, ese encuentro fortuito en el avión sería el comienzo de una amistad que cambiaría sus vidas para siempre.
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Nathan se despertó con el anuncio del capitán informando que estaban a punto de aterrizar en Tokio. Miró a su lado y vio a Uzi aún dormida, con una expresión tranquila en su rostro. No quería despertarla, pero sabía que pronto tendrían que prepararse para el aterrizaje.
—Uzi —dijo suavemente, tocando su hombro—. Estamos a punto de aterrizar.
Uzi abrió los ojos lentamente y parpadeó, desorientada por un momento. Luego, al recordar dónde estaba, sonrió a Nathan.
—Gracias por despertarme —dijo, estirándose—. ¿Ya estamos en Tokio?
Nathan asintió, y ambos comenzaron a recoger sus cosas. Mientras lo hacían, Uzi se volvió hacia Nathan con una sonrisa juguetona.
—Oye, antes de que nos separemos, ¿te gustaría intercambiar números de teléfono? —preguntó—. Me gustaría seguir en contacto contigo.
Nathan sintió una oleada de alegría y asintió rápidamente.
—Sí, claro. Me encantaría.
Ambos sacaron sus teléfonos y rápidamente intercambiaron números. Luego, Uzi agregó:
—También, ¿tienes Instagram? Podríamos seguirnos allí también.
Nathan asintió de nuevo y le dio su cuenta de Instagram. Uzi hizo lo mismo, y pronto ambos se siguieron mutuamente en la red social.
El avión aterrizó suavemente, y mientras esperaban para desembarcar, Nathan y Uzi continuaron hablando, haciendo planes para encontrarse en Tokio. Nathan no podía creer lo afortunado que era de haber conocido a alguien tan increíble en un vuelo.
Finalmente, llegó el momento de desembarcar. Nathan y Uzi caminaron juntos por el pasillo del avión y luego por la terminal del aeropuerto. Cuando llegaron a la zona de recogida de equipaje, Uzi se volvió hacia Nathan con una sonrisa.
—Bueno, supongo que es hora de despedirnos por ahora —dijo, con un tono de tristeza en su voz—. Pero estoy segura de que nos veremos pronto.
Nathan asintió, sintiendo una punzada de tristeza también.
—Sí, definitivamente. Gracias por hacer este vuelo tan especial, Uzi.
Uzi sonrió y, antes de que Nathan pudiera reaccionar, se inclinó y le dio un beso en la mejilla.
—Cuídate, Nathan —dijo, antes de darse la vuelta y caminar hacia la salida.
Nathan se quedó allí, tocándose la mejilla donde Uzi lo había besado, sintiendo una mezcla de alegría y tristeza. Sabía que este no era el final, sino el comienzo de algo nuevo y emocionante.
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Mientras Nathan recogía su equipaje y se dirigía hacia la salida del aeropuerto, no podía dejar de pensar en Uzi. Había algo en ella que lo hacía sentir vivo, algo que no podía explicar. Estaba decidido a conocerla mejor y ver a dónde los llevaría esta nueva amistad.
Nathan salió del aeropuerto y tomó un taxi hacia la casa de su hermana. Mientras el taxi se alejaba, miró por la ventana, pensando en todas las posibilidades que le esperaban en Tokio. Sabía que este viaje sería una aventura, y estaba emocionado por lo que el futuro le deparaba.
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Uzi, por su parte, también estaba pensando en Nathan mientras se dirigía a su hotel. Había algo en él que la intrigaba, algo que la hacía querer conocerlo mejor. Estaba decidida a mantenerse en contacto con él y ver a dónde los llevaría esta nueva amistad.
Mientras se acomodaba en su habitación de hotel, Uzi abrió Instagram y vio que Nathan ya había comenzado a seguirla. Sonrió y le envió un mensaje rápido:
—¡Llegué al hotel! ¿Tú ya estás en casa de tu hermana?
Nathan respondió casi de inmediato:
—Sí, acabo de llegar. ¿Qué tal tu hotel?
Uzi sonrió al leer el mensaje y comenzó a escribir una respuesta. Sabía que esta era solo el comienzo de una nueva y emocionante amistad, y estaba emocionada por ver a dónde los llevaría.
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Y así, mientras Nathan y Uzi comenzaban sus nuevas vidas en Tokio, ambos sabían que habían encontrado algo especial en ese vuelo. Una amistad que, aunque recién comenzaba, tenía el potencial de convertirse en algo mucho más grande.