Episodio 4

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En Camino.

El sol apenas empezaba a iluminar el horizonte cuando Ellis, Charlie, Arthur y Richard se subieron a la vieja van que Arthur había conseguido. Las sombras alargadas de los árboles les daban la bienvenida mientras arrancaban desde Utah, y el motor de la van rugía como si supiera que iba a ser parte de algo importante. Arthur iba al volante, concentrado, mientras Richard, sentado en el asiento del copiloto, revisaba un mapa en su teléfono. Ellis y Charlie estaban en la parte trasera, rodeados de las cámaras y el equipo de grabación que Ellis había conseguido.

-Bien, estamos oficialmente en camino -dijo Arthur, ajustando el retrovisor mientras la van tomaba velocidad por la carretera vacía.

Ellis ya tenía una cámara en mano, encendida y lista. Estaba decidido a documentar cada paso de su viaje hacia el Centro Psiquiátrico Mount Massive, incluso las partes más mundanas. Giró la cámara hacia sus amigos, enfocando primero a Richard, que parecía sumergido en la lectura del mapa.

-Rich, ¿cuánto tiempo nos tomará llegar a las Montañas Rocosas? -preguntó Ellis, tratando de darle un tono más dramático a su voz.

Richard levantó la vista de su teléfono y, al ver que estaba siendo grabado, puso cara de fastidio.

-No lo sé, Ellis, depende de cuánto tráfico haya en las carreteras. Y por favor, no me grabes justo ahora, necesito concentrarme -dijo mientras volvía a mirar el mapa-. Pero si te sirve de algo, estamos hablando de unas 7 u 8 horas, dependiendo de si encontramos paradas.

-Perfecto, entonces vamos a tener un montón de tiempo para hacer nuestras "aventuras y desventuras" -respondió Ellis con una sonrisa, girando la cámara hacia Charlie, que estaba acomodada con una manta.

Charlie, que ya estaba familiarizada con las locuras de Ellis, rodó los ojos pero sonrió levemente.

-¿En serio vas a grabar todo esto? -preguntó con tono sarcástico-. No es como si fuera una película, Ellis.

-Oh, claro que lo es -dijo él, inclinándose para grabarla más de cerca-. Cada película necesita un buen comienzo. Y este es nuestro.

Charlie suspiró, pero no pudo evitar reír.

-Solo espero que cuando las cosas se pongan feas, no sigas grabando. Quiero que al menos uses esa cámara para algo útil, como escapar.

Ellis enfocó a Arthur, que estaba prestando atención a la carretera.

-¿Y tú, Arthur? ¿Algún comentario para el "público"?

Arthur, sin apartar la vista del camino, sonrió de medio lado.

-Solo que no me molestes mientras manejo, o todos vamos a terminar en una zanja antes de llegar a Colorado.

Ellis soltó una carcajada y siguió grabando, enfocando los paisajes desérticos de Utah que comenzaban a pasar por las ventanas. Aunque el viaje era largo, había algo en la tranquilidad del camino que hacía que todos se relajaran, a pesar de lo que les esperaba en las Montañas Rocosas.

Las horas pasaron mientras bromeaban, hablaban de cualquier cosa que no tuviera que ver con lo que estaban a punto de enfrentar, y hacían pequeñas paradas para estirar las piernas. Ellis no dejaba de grabar, capturando incluso los momentos más triviales. En algún punto, mientras estaban en una gasolinera a las afueras de una pequeña ciudad, captó a Richard intentando entender una máquina expendedora que claramente no funcionaba.

-¿Cómo es posible que no acepte billetes? -decía Richard, frustrado, mientras le daba unos golpes suaves a la máquina-. Solo quiero una maldita Coca-Cola.

Arthur, que estaba junto a él, soltó una carcajada y se inclinó hacia Ellis, hablando directamente a la cámara.

-Aquí lo tenemos, señoras y señores, el gran Richard, maestro de la tecnología, derrotado por una simple máquina expendedora. Es un momento histórico.

Ellis enfocó a Richard, que se dio por vencido y se giró hacia la cámara con una expresión de resignación.

-Ríanse todo lo que quieran, pero cuando esté manejando el equipo técnico en Mount Massive, más les vale que no me molesten.

-Bueno, bueno, no nos enfademos -dijo Charlie mientras salía de la tienda de la gasolinera con un par de botellas de agua-. Vamos a necesitar todas nuestras fuerzas cuando lleguemos allá.

Ellis aprovechó para grabar los alrededores, pero en su mente, el objetivo seguía siendo el mismo: llegar al Centro Psiquiátrico. Estaban dejando Utah atrás, y cuanto más avanzaban hacia Colorado, más cambiaba el paisaje. Los desiertos y planicies empezaron a dar paso a colinas y montañas, y poco a poco, se adentraban en una región cada vez más verde y accidentada.

-Estamos a punto de entrar en las Montañas Rocosas -anunció Richard mientras revisaba el GPS-. Desde aquí, no debería faltar mucho.

Ellis, que seguía grabando, se sintió invadido por una mezcla de emoción y nerviosismo. Había leído sobre el lugar, había visto los horrores grabados en la cámara de Miles Upshur, pero ahora estaban a punto de verlo con sus propios ojos.

La carretera se volvió más estrecha, y la van empezó a moverse con más lentitud a medida que ascendían. Las montañas se alzaban majestuosamente a su alrededor, envueltas en una atmósfera de misterio que parecía casi palpable. La vegetación densa y los árboles altos les daban la sensación de estar cada vez más lejos del mundo civilizado.

-Este lugar es impresionante -comentó Arthur, mirando por la ventana-. Y también un poco aterrador, si lo piensas.

-Definitivamente es aterrador -murmuró Charlie-. No sé si estoy lista para lo que nos espera allá arriba.

Ellis no dijo nada, solo enfocó la cámara hacia el horizonte. La imagen de las montañas, con el sol ocultándose detrás de ellas, le dio un toque dramático que sabía que sería perfecto para su documental.

-Ahí es donde está -dijo, su voz casi en un susurro-. Mount Massive. Está esperándonos.

El ambiente en la van cambió. Aunque las bromas y las risas habían marcado el inicio del viaje, ahora el silencio comenzaba a dominar. Todos sentían la tensión en el aire, y Ellis, más que nadie, sabía que estaban adentrándose en algo mucho más grande de lo que cualquiera de ellos podía imaginar.

La última parada antes de llegar al Centro Psiquiátrico fue en una pequeña área de descanso en lo profundo de las montañas. La luz comenzaba a desvanecerse, y Arthur apagó el motor, rompiendo el silencio que había crecido en el vehículo.

-Vamos a detenernos aquí por un momento -dijo Arthur-. Antes de entrar más allá, creo que todos necesitamos tomarnos un minuto.

Ellis bajó de la van con su cámara en mano, capturando el último rayo de sol antes de que la oscuridad envolviera las Montañas Rocosas. Sabía que el próximo capítulo de su aventura estaba a punto de comenzar, y esta vez, no habría marcha atrás.

Outlast: Return. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora