El clima era gélido en la ciudad de Hibernalia, una ciudad costera situada al noreste de Skyrim, que se alzaba majestuosamente sobre un acantilado que daba al inquietante Mar de los Fantasmas. famosa por su colegio de magos, que se erguía en un imponente acantilado rocoso al norte, accesible únicamente a través de un puente angosto y serpenteante.
En el corazón de este misterioso lugar, se encontraba el Salón de los Elementos, donde se impartían las artes arcanas más antiguas de Tamriel: Restauración, Alteración, Ilusión, Destrucción y Conjuración.
Nuevos estudiantes, desde niños hasta adolescentes, se congregaban con esperanza en sus corazones, listos para aprender. Frente a ellos, el recién nombrado Archimago del colegio, Joffrey Mares —conocido como Joffrey Fuego Verde—, se encontraba acompañado de sus leales consejeros.
-Bienvenidos al Colegio de Magos de Hibernalia- comenzó Joffrey, con una cálida sonrisa que contradecía el frío del lugar -Es un honor recibir a tantos nuevos talentos. Aquí, no solo aprenderéis magia, sino que también descubriréis el verdadero poder que yace en vuestro interior. Si tenéis alguna pregunta, no dudéis en hacerla.
Un murmullo recorrió a los jóvenes presentes, quienes, con evidente nerviosismo y emoción, intercambiaban miradas. Finalmente, un niño de piel bronceada y ojos azules, claramente originario de Cyrodiil, levantó la mano con seguridad.
-Tengo una pregunta, Archimago- dijo el muchacho, con voz educada pero firme -¿Cuál es la postura del colegio respecto a la nigromancia?
La sala quedó en un silencio expectante. Todos sabían que la nigromancia era un tema delicado. Joffrey, sin perder la compostura, esbozó una pequeña sonrisa antes de responder.
-Aquí, no tenemos objeciones a la nigromancia- explicó Joffrey, manteniendo una sonrisa tranquilizadora -Puede practicarse siempre y cuando se tomen las precauciones necesarias para la seguridad de todos. ¿Me he explicado con claridad?
El joven asintió en silencio, mientras el resto de los estudiantes intercambiaban miradas, unos sorprendidos, otros intrigados. Antes de que el murmullo pudiera crecer de nuevo, otro estudiante, esta vez un Khajiita de pelaje plateado, levantó la mano, moviendo su cola de un lado a otro de forma inquieta. Joffrey sonrió y lo señaló.
-S’Rathra pregunta sobre el incidente del año pasado en el colegio- dijo el Khajiita, y un murmullo recorrió el salón, acentuando la tensión -Este Khajiita teme que otro incidente como el del Ojo de Magnus pueda repetirse.
La tensión en el salón se sentía palpable. El incidente del Ojo de Magnus había dejado una marca en la historia del colegio, y los estudiantes temían que algo similar pudiera suceder. Joffrey, sin embargo, se mantuvo calmado.
-Os aseguro que todo está bajo control- afirmó con voz firme, mirando a cada uno de los estudiantes -Tomamos todas las precauciones necesarias para garantizar vuestra seguridad. Si algo ocurriera, los profesores y yo intervendríamos de inmediato.
-¿Podemos confiar en usted, Archimago?- preguntó una chica con voz nerviosa, sus ojos reflejando inquietud.
-Por supuesto- respondió Joffrey con una sonrisa sincera.
-Tengo una pregunta, Archimago- interrumpió otra alumna, una joven Altmer que levantó la mano con gracia, mostrando el porte refinado característico de su raza -¿Dónde nos hospedaremos en este colegio?
-Los nuevos estudiantes serán alojados en el Salón de la Conquista, mientras que los más avanzados residirán en el Salón de la Tolerancia- respondió Joffrey con una sonrisa tranquilizadora -Mis colegas, los profesores Brelyna Maryon y Onmund, os guiarán hasta vuestros aposentos.
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Dovahkiin: sangre de dragón.
ФанфикJacaerys, Lucerys y Joffrey mares siempre habían sufrido de discriminación por parte de los nobles de la corte y de su propia familia por ser bastardos y no tener dragones, siendo defendidos solamente por su madre Rhaenyra Targaryen. Una noche, mien...