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Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Harry Potter

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Capítulo 10

Cuando las clases programadas llegaron a su fin, los Gryffindors concluyeron sus sesiones programadas con los Slytherins.

La profesora Black estaba sentada en el borde de su pupitre, atrayendo la atención de Harry con su falda entallada que le abrazaba las caderas y los muslos. Su mirada se fijó sobre todo en el corsé ajustado, que acentuaba su vientre y ocultaba a la clase un embarazo creciente.

Harry sonrió satisfecho. Sus planes para esta noche se habían retrasado debido a circunstancias imprevistas. La llegada de los otros colegios y un desafortunado incidente con el profesor de DADA contribuyeron al retraso.

Desde el comienzo del curso académico, Harry había ido informando poco a poco a Narcissa de los sucesos inusuales que habían ocurrido durante sus tres años en Hogwarts. En parte para compartir sus experiencias con los demás. En parte, para compartir sus experiencias con su nuevo interés romántico y, en parte, para saber si podría confiar en que la profesora le apoyaría cuando surgieran dificultades en el futuro.

Eso era todo lo que esperaba. Sin embargo, cuando Narcissa oyó su relato, le depositó un beso en la mejilla y le susurró al oído: "Me aseguraré de que no vuelva a ocurrir". Tomó aquellas palabras como una pequeña muestra de tranquilidad.

...hasta la llegada del Cáliz de Fuego. La noche siguiente a la elección de los Campeones y cuando el bullicio del castillo empezó a apaciguarse, Narcissa apartó a Harry y lo acompañó al despacho de Dumbledore.

Al entrar en la sala, Harry observó a un número considerable de individuos. Entre ellos había aurores vestidos con túnicas rojas, dirigidos por una figura imponente de piel oscura. En el suelo, Harry observó a un hombre de aspecto mugriento y sucio, que parecía sufrir una quemadura grave. Harry supo más tarde que aquel individuo se llamaba Barty Crouch Junior.

Resultó que había estado haciéndose pasar por el profesor Moody durante todo el primer mes en Hogwarts. También había llevado al Cáliz de Fuego un trozo de los deberes de Harry, que contenía el nombre de éste escrito de su puño y letra.

Era un mortífago con la clara intención de eliminar a Harry del torneo.

Sin embargo, sus esfuerzos fueron infructuosos.

Narcissa sospechaba de las protecciones de Dumbledore, pues se había dado cuenta de que este torneo representaba la oportunidad más fácil de intentar dañar a Harry en el castillo este año. Por eso colocó su propia trampa en el Cáliz, que sólo se activaría si alguien se acercaba con malas intenciones.

Facilitó esta información a Dumbledore y a los Aurores de forma confidencial. Posteriormente, informó a Harry de que la trampa estaba diseñada para detectar a cualquier individuo que poseyera un papel con su nombre. Quedó entendido que no tenía intención de presentarse al concurso.

Harry experimentó una renovada sensación de afecto por su nueva esposa.

Se sintió desconcertado al descubrir que un mortífago se hallaba cerca de él sin que él se diera cuenta. Reconoció la posibilidad de que se hubiera producido un incidente catastrófico en el que estuvieran implicadas sus compañeras, sobre todo el día en que practicaban Inolvidables. Agradeció la intervención de Moody, que ofreció a cualquier alumno que estuviera "demasiado asustado" la oportunidad de marcharse. Harry aprovechó esta oportunidad para salir de clase y mantener un encuentro sexual con sus compañeras, lo que sin querer les libró de la Maldición Imperiosa.

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