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El ambiente era intenso y lleno de suspenso.

Gally y Jalila estaban enfrentados, sus emociones en un punto de ebullición. La mano de Gally apretaba fuertemente el brazo de Jalila, mientras que ella mantenía su mandíbula apretada, tratando de contener su ira y su miedo.

El castaño se había ofendido mucho por lo que la pelirroja le había dicho, así que no dudó en acercarse a ella y agarrarle el brazo, quizás no había medido su fuerza pero eso lo menos que le importaba, Jalila tendría que respetarlo, el era un líder y ella apenas una novata.

La protección instintiva de Jalila hacia su vientre de embarazada revelaba su prioridad: proteger a su bebé. Su mano reposaba sobre su abdomen, como si fuera un escudo que defendiera a su hijo no nacido de la ira de Gally.

La rabia de Jalila se podía notar en su rostro, estaba roja igual que su cabello, a ella le había molestado el comentario de Gally, y si así fuera el no tenía porque meterse en su vida privada, nisiquiera lo trataba.

El silencio entre ellos era pesado, cargado de expectativas y miedo. Cada uno esperaba que el otro cediera, que alguien rompiera el hielo y cambiara el curso de la situación.

La mirada de Gally era intensa, llena de rabia y frustración. Jalila tenía la mirada alta, negandose a ceder, porque lo haría?, porque ella tendría que bajar la mirada cuando solo se defendió?.

El ambiente estaba lleno de peligro, como si una chispa pudiera encender una explosión en cualquier momento. La tensión era palpable, y parecía que cualquier movimiento podría desencadenar una reacción en cadena.

Jalila respiró profundamente y miró a Gally directamente a los ojos. Su voz fue firme y decidida.

—Suéltame, Gally. —

Gally siseo por la valentía de Jalila. Su mano todavía apretaba su brazo, al darse cuenta que la chica lo están retando lo apretó más acercandose a ella, sus rostros cerca invadiendo el espacio personal del otro.

—¿Cómo te atreves a hablar así?— preguntó Gally, su voz llena de ira y altanería— sabes quién soy?—

Jalila se mantuvo firme, su mano protegiendo su vientre—No tengo ni idea de quién eres y mucho menos me importa, no voy a dejar que me trates así solo por ser la única mujer de aquí... fácilmente te puedo partir la cara si intentas pasarte de listo—

Gally se enfureció aún más por sus palabras, quién se creía está estúpida novata?, pero Jalila continuó sin importarle la cara de perro del chico frente a ella.

—¿Qué pasa, Gally? ¿Te sientes amenazado porque no puedo ser controlada? ¿Porque no soy una muñeca que puedes manejar a tu antojo?... Que te importa a ti si le busco o no padre a mi hijo—

La mirada de Gally se endureció, algo dentro de el se había removido a causa de las últimas palabras de la chica, Gally soltó a Jalila, su mano cayendo a su lado. Su rostro estaba enrojecido por la ira, pero no quería tener problemas con Alby.

Winston, el observador silencioso, por no decir que solamente estaba chismoseando y disfrutando de cómo Jalila insultaba a Gally, después de un rato decidió intervenir  para que la cosa no pasará a mayores. Se acercó a Gally y lo tomó del brazo, sacándolo de la escena tensa.

—Vamos, amigo—dijo Winston, su voz baja y calmada—Necesitas un momento para reflexionar, acompañame a ver si ya puso la marrana—

Gally se resistió inicialmente pero Winston lo llevó aparte, alejándolo de Jalila. La pelirroja se quedó sola, su pecho subiendo y bajando con cada respiración.

Jalila suspiró y se dio media vuelta, buscando un lugar para sentarse y recopilar sus pensamientos. Se acercó a un árbol cercano y se sentó en la base, su espalda apoyada en el tronco.

~Our Baby~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora