Will Byers

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*Aviso que avisa: Nada es acorde a su respectiva serie o película original*





...





La ciudad de Hawkins tenía un aire nostálgico, como si se hubiera detenido en el tiempo. Para muchos, esa quietud era reconfortante, pero para Hassan, un recién llegado, era inquietante. Venía de una ciudad grande, donde la gente pasaba desapercibida entre multitudes, pero en Hawkins, todo se sentía demasiado cercano, como si no hubiera un solo rincón donde pudieras esconder tus secretos. Y él tenía uno que nadie podía descubrir.

Hassan llevaba semanas intentando acostumbrarse a la vida en ese pequeño pueblo de Indiana, donde todo parecía girar en torno a la escuela, las charlas sobre la planta eléctrica y, por supuesto, los misterios que parecían rodear a algunos de sus habitantes. No pasó mucho tiempo antes de que comenzara a escuchar el nombre de un chico que siempre parecía estar en boca de todos: Will Byers.

Lo que Hassan no esperaba era que el tímido y reservado Will llegara a tener tanto impacto en su vida. Desde el momento en que lo vio por primera vez, algo en el interior de Hassan se agitó. Era difícil de explicar, pero había algo en la mirada perdida de Will, en su forma de moverse por los pasillos de la escuela, siempre con ese aire melancólico, que lo hacía destacar entre todos los demás. Hassan había aprendido a guardar sus emociones bajo llave, pero con Will era diferente.

Había una vulnerabilidad en él que despertaba algo profundo en Hassan, un deseo de acercarse, de conocerlo, de estar ahí para él.

Un día, después de clase, Hassan se encontró caminando por el bosque, buscando un poco de soledad. El otoño había comenzado a teñir las hojas de tonos marrones y dorados, y el aire fresco traía consigo una sensación de calma. De repente, lo vio. Will estaba sentado en una roca cerca del lago, con los hombros ligeramente encorvados y los ojos perdidos en el agua. Era una imagen tan solitaria que Hassan no pudo evitar acercarse.

—Oye, Will —dijo, intentando sonar casual mientras se acercaba.

Will giró la cabeza, un poco sorprendido. No estaba acostumbrado a que la gente le hablara fuera de su círculo más cercano, y mucho menos un chico nuevo como Hassan.

—Oh... hola —respondió Will, con una pequeña sonrisa tímida.

Hassan se sentó a su lado, dejando un espacio prudente entre ellos. Durante unos minutos, ninguno de los dos dijo nada, simplemente escucharon el suave murmullo del agua y el canto lejano de los pájaros. Pero el silencio no era incómodo, al contrario, era como si ambos entendieran que no necesitaban llenar el espacio con palabras.

—¿Vienes aquí a menudo? —preguntó Hassan finalmente, rompiendo el silencio con una voz suave.

Will asintió, mirando de nuevo al lago.

—Sí. Me gusta este lugar. Es tranquilo... Me ayuda a pensar —dijo en un tono bajo, casi como si hablara consigo mismo.

Hassan lo observó de reojo, notando la tristeza en su voz. Sabía por los rumores en la escuela que Will había pasado por cosas que nadie podría comprender del todo. Todos hablaban de lo que le había sucedido en el Upside Down, de los monstruos, de la desaparición que casi le costó la vida. Pero para Hassan, Will no era solo "el chico raro" con un pasado oscuro. Había algo en él que lo hacía especial, algo que lo atraía de una manera que nunca antes había sentido.

—A veces también necesito un lugar para pensar —confesó Hassan—. Es difícil ser el chico nuevo. Todo es... diferente.

Will lo miró con curiosidad, como si realmente entendiera lo que estaba diciendo.

—Hawkins es extraño, ¿verdad? —comentó Will, con una pequeña sonrisa que no llegaba del todo a sus ojos.

Hassan asintió, sintiendo una conexión creciente entre ellos. Se quedaron ahí, en silencio, por un tiempo más, pero ese momento compartido fue suficiente para que algo comenzara a gestarse entre ellos. Una especie de entendimiento silencioso, una conexión que iba más allá de las palabras.

Con el paso de los días, Hassan y Will comenzaron a pasar más tiempo juntos. No era algo planeado, simplemente sucedía. Se encontraban después de clase, en el lago o en el parque, y hablaban de todo y de nada al mismo tiempo. Pero lo que realmente los unía era lo que no decían, lo que ambos sentían y no podían expresar en voz alta. En Hawkins, la gente era tradicional, cerrada, y Hassan sabía que lo que comenzaba a sentir por Will debía mantenerse en secreto. No era solo una cuestión de privacidad, era de supervivencia.

Hassan se encontraba a sí mismo buscando excusas para estar cerca de Will, aunque al mismo tiempo luchaba por mantener sus emociones bajo control. Era peligroso, lo sabía. Pero cuanto más tiempo pasaba con él, más difícil se volvía ignorar lo que sentía. Había algo en la sonrisa tímida de Will, en la forma en que su mirada se iluminaba cuando hablaban de cosas que le apasionaban, que hacía que el corazón de Hassan latiera más rápido. Y Will también lo notaba, aunque no sabía exactamente qué hacer con ello.

Una tarde, mientras caminaban por el bosque, Will se detuvo de repente y miró a Hassan con una expresión seria, algo nerviosa.

—Hassan... —dijo con voz temblorosa—. ¿Por qué pasas tanto tiempo conmigo?

La pregunta tomó a Hassan por sorpresa. Sabía que eventualmente tendría que enfrentarse a sus propios sentimientos, pero no esperaba que Will lo confrontara tan directamente. Bajó la mirada por un momento, buscando las palabras correctas.

—Porque... contigo no me siento como el chico nuevo. Contigo... me siento yo mismo —admitió en voz baja, sintiendo cómo el peso de sus emociones finalmente salía a la superficie.

Will lo miró en silencio por un largo momento, como si estuviera procesando lo que acababa de escuchar. Su corazón latía con fuerza, porque de alguna manera, también había sentido esa conexión especial con Hassan, algo que lo hacía sentir visto, comprendido.

—Yo también me siento diferente cuando estoy contigo —confesó Will finalmente, su voz apenas un susurro.

El aire a su alrededor pareció detenerse por un momento. Ninguno de los dos se movió, pero en ese instante, algo cambió entre ellos. Hassan levantó la mano con cuidado, casi temeroso de romper el delicado equilibrio que habían construido, y rozó suavemente los dedos de Will. Fue un gesto sutil, pero para ambos, significó todo.

Will entrelazó sus dedos con los de Hassan, y durante ese breve instante, todo el miedo, toda la incertidumbre se desvaneció. Sabían que lo que compartían debía mantenerse en secreto, pero en ese momento, en ese rincón del bosque, eran libres de sentir lo que sentían.

El amor entre Hassan y Will floreció en la sombra, escondido de los ojos curiosos de Hawkins. Pero en esos momentos compartidos, lejos de todo, sabían que, aunque el mundo no los entendiera, lo que tenían era real. Y eso era todo lo que necesitaban.

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