"Donde hubo fuego, cenizas quedan."
El sonido del helicóptero resonaba en la distancia mientras Ramsés, con la mirada fija en el horizonte, esperaba el descenso de la nave. El viento frío de la madrugada le golpeaba el rostro, pero no le importaba. Lo que lo mantenía en tensión no era la operación en la que estaba a punto de participar, ni los peligros inherentes a su trabajo en las fuerzas especiales. Era el nombre que había leído en los informes la noche anterior.
John Price.
Ese nombre lo había sacudido de una manera que no había esperado. Hacía años que no pensaba en él, o al menos eso se decía a sí mismo. El recuerdo de John Price, el hombre con el que había compartido algo tan profundo, tan real, seguía enterrado en algún rincón de su mente. Pero ahora, con el regreso de Price a su vida, todo parecía resurgir con una fuerza imparable.
Ramsés y John habían sido compañeros en el ejército británico muchos años atrás. Jóvenes, impetuosos, y llenos de un fervor inquebrantable por el deber, se habían encontrado uno al lado del otro en misiones que parecían nunca terminar. Durante meses, compartieron trincheras, balas y, finalmente, algo mucho más peligroso: un amor prohibido. En una época donde el amor entre dos hombres era visto con desprecio, especialmente en el ejército, ambos sabían que lo que tenían debía mantenerse en secreto.
Pero ese secreto había sido una carga demasiado pesada para John. El miedo a ser descubierto, a perder su carrera y su honor, lo había llevado a tomar una decisión que desgarró a Ramsés. Una noche, después de una misión particularmente dura, John le dijo que no podían seguir viéndose. "Es demasiado arriesgado," había dicho John, su voz tensa, con una mirada que mezclaba dolor y resolución. "No quiero que lo nuestro termine mal."
Ramsés había sentido su corazón romperse en ese momento, pero no intentó detenerlo. Entendía el miedo de John, lo comprendía mejor que nadie. Pero eso no hacía menos dolorosa la decisión. Ambos siguieron sus caminos, sin volver a hablar del tema, y eventualmente, sus carreras los separaron completamente. Ramsés dejó el ejército británico y comenzó a trabajar como contratista militar, mientras que John continuó ascendiendo en las filas, convirtiéndose en leyenda.
Ahora, tantos años después, el destino los volvía a reunir en una operación conjunta. El helicóptero finalmente aterrizó, levantando una nube de polvo, y Ramsés vio cómo la puerta lateral se abría lentamente. Los soldados bajaban uno a uno, hasta que lo vio. John Price, con su inconfundible gorra boonie y su barba entrecana, el tiempo había dejado su marca en él, pero aún mantenía ese porte firme y decidido.
Los ojos de Price se encontraron con los de Ramsés al instante. Un silencio cargado de historia, de recuerdos, se instaló entre ambos, aunque todo a su alrededor seguía moviéndose a un ritmo frenético. John caminó hacia Ramsés con la misma seguridad de siempre, pero en su mirada había algo más, algo que solo alguien que lo conocía tan íntimamente podría notar: una mezcla de sorpresa, nostalgia y quizás una pizca de arrepentimiento.
—Ramsés... —dijo John, con su voz grave, como si fuera difícil pronunciar el nombre después de tanto tiempo.
Ramsés asintió, sin saber exactamente qué decir. Ver a John de nuevo, después de tantos años, lo había dejado sin palabras. No era solo el hombre que había amado en silencio durante tanto tiempo, era el hombre que lo había dejado con una cicatriz que nunca sanó del todo.
—Price —respondió Ramsés con un tono neutral, casi militar, aunque por dentro, sus emociones estaban a punto de desbordarse.
Ambos permanecieron en silencio por un momento. El resto del equipo se movía a su alrededor, pero era como si estuvieran atrapados en su propio mundo. Finalmente, John rompió el silencio.
—Hace mucho que no te veo —dijo John, como si el tiempo no hubiera pasado, pero ambos sabían que las cosas nunca podrían ser como antes.
—Sí, bueno... los caminos se separan, ¿no? —Ramsés intentó mantener la compostura, aunque cada palabra le pesaba más de lo que esperaba.
John apretó los labios y asintió. Era un hombre de pocas palabras, y siempre había sido así, pero Ramsés podía leerlo sin necesidad de que hablara más. Había arrepentimiento en su mirada, pero también algo más, algo que parecía querer decir, pero no encontraba cómo.
—No pensé que volveríamos a trabajar juntos —admitió John, sus ojos estudiando el rostro de Ramsés como si estuviera buscando respuestas en él.
—Ni yo —respondió Ramsés, casi en un susurro.
La tensión entre ambos era palpable, pero era una tensión cargada de años de emociones reprimidas, de lo que pudo haber sido y nunca fue. Ramsés había intentado seguir adelante con su vida, pero siempre había algo que lo mantenía atado al pasado. Y ahora, ese pasado estaba parado justo frente a él, mirándolo con los mismos ojos que una vez lo habían amado en secreto.
La operación comenzó sin problemas, pero cada vez que estaban cerca uno del otro, Ramsés no podía evitar sentir que algo estaba a punto de estallar. Sabía que John lo estaba evitando, que evitaba cualquier conversación que no fuera estrictamente profesional, pero también sabía que John era consciente de lo que estaba ocurriendo entre ambos. Esa chispa que nunca había desaparecido, incluso después de tanto tiempo.
Una noche, después de que la misión del día había terminado y el campamento estaba en silencio, Ramsés se alejó un poco para tomar aire. Estaba mirando las estrellas, intentando ordenar sus pensamientos, cuando escuchó pasos detrás de él. No necesitaba voltear para saber quién era.
—No podías quedarte callado, ¿verdad? —dijo Ramsés, sin dejar de mirar el cielo.
John se detuvo a su lado, su figura proyectando una sombra larga bajo la luz tenue de la luna.
—No podía dejar que esto siguiera así —respondió John, su voz baja pero firme.
Ramsés finalmente lo miró. Había tanto que quería decirle, tantas cosas que había reprimido durante años. Pero cuando vio la expresión en el rostro de John, supo que no necesitaba decir nada. John lo entendía, siempre lo había hecho.
—Lo siento —dijo John, y esas dos palabras, tan simples, lo desarmaron por completo.
Ramsés no sabía cómo reaccionar. Durante tanto tiempo había soñado con este momento, pero ahora que estaba aquí, no sabía qué hacer. Todo lo que quería era acercarse a John, abrazarlo, decirle que todo estaba bien, pero no era tan simple.
—Me dejaste solo —dijo Ramsés finalmente, sintiendo cómo las palabras le quemaban en la garganta—. Me dejaste cuando más te necesitaba.
John asintió, bajando la mirada. Sabía que no había excusa para lo que había hecho, pero también sabía que había estado asustado, más de lo que jamás admitiría.
—No sabía cómo lidiar con lo que sentía —confesó John—. No en ese momento. Pero nunca te olvidé, Ramsés. Ni un solo día.
El silencio entre ellos se volvió denso, pero esta vez no era incómodo. Era un silencio lleno de comprensión, de todo lo que no habían dicho en tantos años. John dio un paso hacia adelante, acercándose lo suficiente para que Ramsés pudiera sentir el calor de su cuerpo.
—Me equivoqué al dejarte —dijo John, su voz apenas un susurro—. Y no puedo cambiar el pasado. Pero si aún queda algo entre nosotros... quiero intentarlo de nuevo.
Ramsés lo miró, y en ese momento, supo que, aunque el tiempo había pasado, el amor que una vez compartieron seguía allí, latente, esperando por una segunda oportunidad. Sin decir una palabra más, se acercó a John y lo besó, un beso lleno de todo lo que habían guardado durante tanto tiempo.
El amor entre ellos no había desaparecido. Solo había estado esperando el momento adecuado para renacer. Y ahora, después de tantos años, finalmente lo habían encontrado.

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One-Shots For All
AcakHistorias cortas. Protagonista masculino. Boys love. Creado a fines de entretenimiento solamente. Pueden hacer pedidos especiales de algún personaje que deseen, ya sea por mensaje privado o en comentarios :) Voten, voten, voten, voten, voten *musiqu...