Mientras observaba el entrenamiento del Avatar junto al maestro aire, Zavian analizaba los movimientos de Tenzin a través de los paneles, notando que la joven luchaba por igualar su destreza. Cada giro y deslizamiento del instructor era un testimonio de su experiencia, un ballet de agilidad. En contraste, Korra se esforzaba por mantener el ritmo; su frustración se hacía evidente en cada intento fallido de replicar las técnicas del mentor.
—¡Esto es imposible!— Exclamó Korra con frustración, apartándose de los paneles que solo habían servido para golpearla en sus intentos fallidos. Su mirada, cargada de rabia, se dirigió hacia Tenzin, quien mantenía una postura serena, a pesar de la evidente irritación de su alumna.
Envuelto en curiosidad, y mientras los paneles continuaban girando, Zavian decidió intervenir en el entrenamiento. Esquivó cada uno de sus movimientos con una precisión asombrosa, como si conociera de antemano la trayectoria de los paneles.
—¡El nuevo es increíble!— Gritó uno de los niños presentes, observando a Zavian con ojos deslumbrados.
—¿Cómo hiciste eso?— Preguntó Tenzin, visiblemente impactado, ya que no se esperaba presenciar tales habilidades de movimientos por parte de un maestro fuego.
Una leve risa escapó de los labios del Uchiha, tratando de ocultar su incomodidad. No solo permitió que su curiosidad predominara, sino que también había logrado destacar ante la atención del grupo, algo que realmente no disfrutaba.
—Noté un patrón en los paneles, así que decidí intentar seguirlo—Contestó Zavian, mientras una gota de sudor se deslizaba por su frente. Afirmaba que había logrado esquivar gracias a su propia anticipación, tras observar con atención cómo se movían los paneles.
La mirada de todos los presentes reflejaba una inmensa incredulidad, casi de tono cómico, ya que ninguno podía creer la explicación que había dado el Uchiha. Los rostros se llenaron de sorpresa y confusión, algunos incluso intercambiaron miradas entre ellos como si discutieran sin hablar.
—Ahora entiendo por qué Lin te tiene tanta confianza. Eres alguien excepcional si pudiste seguir el patrón del viento— Afirmó Tenzin, consciente de que las habilidades del joven eran una clara razón por la que la jefa de policía había decidido depositar su fe en él e insistió en que fuera quien vigilara al Avatar.
Esa misma noche, el bullicio de la multitud resonaba en el aire mientras Korra se adentraba en el impresionante estadio donde se celebraba el torneo de Pro-Control. Las coloridas banderas ondeaban al viento, y los entusiastas fans vitoreaban a sus equipos favoritos con emoción contagiosa. El ambiente estaba, cargado de energía, y el aroma de comidas exóticas invadía el aire.
—Era de esperarse, se escapó de la isla. Parece que discutir con Tenzin la llevó hasta aquí, tal como anticipé— Reflexionaba Zavian, observando al Avatar desde la lejanía. No deseaba intervenir en ese momento; prefería mantener su distancia, dejando que Korra explorara su nuevo entorno por sí misma. Su rostro mostraba una confianza tranquila, satisfecho por haber acertado en su intuición.
Sin embargo, una gota de sudor pronto se deslizó por la frente del Uchiha, ya que no pasaría mucho tiempo antes de que se viera rodeado de mujeres que parecían muy interesadas en él. Sus risas y miradas coquetas lo envolvían, distrayéndolo y haciéndole perder de vista al Avatar en medio de la multitud.
—Otra vez no...— Pensó Zavian, suspirando resignado mientras se encontraba atrapado entre los agarres de las chicas. Algunas de ellas intercambiaban miradas cargadas de competencia, como si cada una buscara ganar su atención de manera furtiva.
Al día siguiente, el Uchiha se veía visiblemente agotado mientras se encontraba a un lado de Korra durante su entrenamiento de meditación con Tenzin. Su expresión cansada no pasó desapercibida, y el joven luchaba por mantenerse alerta.
—¿Por qué hueles a diferentes perfumes de mujer? — Cuestionó la maestra de los cuatro elementos, con una mezcla de confusión y diversión en su voz. Su mirada era cómica, casi analítica, mientras examinaba a Zavian con curiosidad.
No hubo respuesta por parte del Uchiha, quien tenía una gota de sudor deslizándose por su frente, un claro indicativo de que no deseaba hablar del tema. Recordaba vívidamente cómo apenas había logrado. Escapar de la mirada insistente de aquellas chicas. Se escabullo entre risas y comentarios, buscando una salida de la situación tan incómoda. A pesar de su habilidad en el combate, escapar de la atención femenina era un desafío completamente diferente.
La frustración que el Avatar sentía por su entrenamiento con Tenzin la llevó a renunciar a seguir insistiendo en la situación con el Uchiha. Aquella misma noche, su mirada se mantuvo fija en el torneo de Pro-Control, donde tendría la oportunidad de participar con los Hurones de Fuego. La emoción por el evento comenzaba a reemplazar su rabia, y el deseo de demostrar su valía en la arena creció en ella, llenándola de determinación.
—Fue buena idea traerme la capucha —pensó el Uchiha, observando el combate desde las gradas. Un leve escalofrío recorrió su espalda al reconocer una voz femenina entre la multitud. Por suerte, gracias a la sombra que le proporcionaba la capucha, se sentía más protegido y su presencia permanecía oculta.
Mientras seguía el desarrollo del torneo, Zavian mantuvo su atención en el combate, disfrutando de la dinámica entre los equipos. Sin embargo, su mente no podía evitar divagar hacia la fuente de esa voz que le resultaba tan familiar. Intentó concentrarse en la acción que ocurría frente a él, pero la inquietud seguía acechando en su interior. Persiguiendo la fuente de la voz femenina tan conocida, encontrándose en una zona abierta fuera del público, donde unos ojos rojos lo tomaría por sorpresa.
—¿Qué te trae a este deporte? Dudo que solo vengas a mirar —Preguntó Zavian con un tono muy serio, observando a la chica del sharingan con una frialdad que contrastaba con la energía vibrante del lugar. Su mirada penetrante. Parecía intentar desentrañar sus verdaderas intenciones. Mientras el ambiente a su alrededor se llenaba de emoción y expectativas.
El sitio quedó desierto en un instante cuando un guardia ingresó, rompiendo el silencio que lo envolvía.
—Ahora empiezo a escuchar voces, realmente necesito dormir un poco— Murmuró el guardia para sí mismo, frunciendo el ceño mientras cerraba la puerta tras de él. Con un suspiro de cansancio, se marchó del lugar.
-No eres el único que vigila al Avatar, ver sus habilidades en este torneo será muy útil— Diría la conocida como Zyra, retumbando solo su voz por los oídos de Zavian, el cual mantendría sus ojos cerrados mientras analizaba lo que escuchaba.
—Entonces, ¿Qué es lo que mi madre quiere ahora?— Cuestionó el Uchiha, adentrándose en la verdadera razón de la presencia de la mujer del Sharingan. Su tono era directo, casi desafiante, como si ya sospechara de sus intenciones. Sin embargo, la chica no parecía sorprendida; su expresión mantenía una calma imperturbable, indicando que ya se anticipó a la pregunta. La tensión en el aire se intensificó, y ambos sabían que este encuentro no era casual.
—El Avatar es el puente de los dos mundos. Consigue toda la información posible— Fue la respuesta que Zyra ofreció antes de desvanecerse en una cortina de humo. Su voz resonó en el aire, dejando al Uchiha con más preguntas que respuestas.
El oxígeno en los pulmones de Zavian. Parecía abandonarlo lentamente. Obligándolo a respirar de forma agitada. La tensión en su pecho aumentaba al recordar un Sharingan que portaba patrones especiales. La imagen de su portadora, con una sonrisa tenebrosa que helaba la sangre, se repetía en su mente como un eco inquietante.
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Libro 1 El aire de un fuego azul (Avatar:Korra)
FanfictionTrabajando como un agente especial en ciudad republica. Zavian, es un chico tranquilo, amable y empático, pero dentro de su sombra guarda un oscuro secreto. (Este es el primer "libro" como en la serie original, por lo que este no será especialmente...