Capítulo 2 [El Avatar Korra]

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Regresando al centro policial con gran velocidad desde los tejados, la vista del Uchiha se detuvo por un instante en algo que le llamó poderosamente la atención.

—En verdad, esta ciudad es muy rara. ¿Qué hace un oso polar en el parque?— Se cuestionó Zavian, mientras una gota de sudor se deslizaba por su frente. Desde la lejanía, el pelaje blanco del enorme animal era imposible de ignorar.

Encendiendo su radio, el Uchiha comunicó lo que veía a la central a la que se dirigía antes.

—Base, aquí Zavian. Reporto un oso ártico en el parque. Repito, un oso polar. Solicito instrucciones— Dijo con tono serio. Esperando recibir órdenes directas para actuar.

—¿Ves algo más? —preguntó la voz desde el otro lado del comunicador, ansiosa por obtener más detalles, aunque fueran mínimos.

Zavian, acercándose un poco más de manera sigilosa, clavó su mirada en los alrededores del animal.

-No parece ser agresivo... Una chica se encuentra a su lado con normalidad, posiblemente sea su cuidadora; Cabello oscuro y largo, atado en una coleta alta. Lleva un atuendo tradicional de la Tribu Agua del Sur, con un top azul sin mangas, pantalones del mismo color solo que más oscuro y botas marrones, además de guantes. También viste un faldón de piel que le llega hasta las rodillas— Notificaría el Uchiha la apariencia de la joven, indicando que era la posible culpable de que tal animal esté en mitad de una ciudad.

—Entendido, Zavian. Enviaremos refuerzos cuando estén libres. Por el momento, no la pierdas de vista. Sin embargo, tienes permitido intervenir si la circunstancia lo requiere— Informaron desde el otro lado del comunicador, asegurándole que estaban al tanto de la situación.

—Ciertamente, esa ropa es parecida a la de uno de los contrabandistas que capturamos aquella vez. Sin duda es de la Tribu Agua del Sur— Murmuró Zavian para sí mismo, recordando el informe que había leído de los criminales que detuvieron en el puerto.

El Uchiha observó cómo la joven se montaba sobre el oso polar, deslizándose con tranquilidad entre la gente en la calle. Era una imagen surrealista y, a la vez, fascinante. La multitud se apartaba, algunos sorprendidos, otros tomando fotos, mientras el oso avanzaba con paso firme, como si estuviera acostumbrado a la atención.

Sin embargo, la situación dio un giro inesperado cuando la joven y el oso se detuvieron frente a un grupo de maleantes que parecía estar causando problemas. La chica no pudo contenerse y contraatacando los ataques de los rufianes, utilizando varios elementos a la vez.

Claramente, la mujer tenía la ventaja en el enfrentamiento, pero está cambiaria su mirada al notar que unas llamas azules bloquearon su visión por unos segundos.

—¡Detente! Estás causando muchos daños colaterales— Gritó Zavian, señalizando la destrucción que había quedado tras el enfrentamiento.

La joven observó su alrededor, notando el daño que el Uchiha antes menciono. La calle estaba llena de escombros, con tiendas y casas afectadas por el movimiento de tierra y el choque del vehículo en el que los maleantes casi habían huido. Su expresión se tornó sería al darse cuenta de la magnitud de la destrucción.

—Zavian, los refuerzos hemos llegado a tu ubicación— Anunció una voz a través del comunicador que tenía en su oído derecho. El avistamiento del enorme dirigible que se frenaba sobre ellos era inconfundible, y Zavian sintió un alivio momentáneo al saber que tenía apoyo.

Desde el dirigible, un grupo de soldados de metal control comenzó a descender, aterrizando con precisión en la calle. Sus armaduras brillaban bajo la luz del día, y sus movimientos eran, fluidos y coordinados.

Si bien el grupo policial arresto a los maleantes, la joven chica comenzaría a huir al escuchar que ella también tendría el mismo trato.

—¡Toda tuya, Zavian! ¡Atrapa a esa fugitiva y llévala al cuartel! La jefa Beifong necesita hablar con ella— Gritó uno de los soldados, señalando la dirección en la que la chica corría.

Antes de que la joven pudiera alejarse mucho más, un fuerte y preciso golpe en su cuello la noqueó de inmediato. Zavian, tomaría su cuerpo antes que esta cayera de aquel oso, quien en un principio trato de impedirlo, pero al igual que su cuidadora este perdería el conocimiento.

Zavian, sosteniendo a la joven inconsciente en sus brazos, sintió que el peso de la situación se intensificaba. Observó su rostro sereno y pensó en lo que había sucedido hasta ahora. La llegada de los refuerzos, el ataque repentino y el misterio que la rodeaba.

—Si la señorita Lin quiere hablar contigo, es porque eres alguien importante... ¿Acaso tendrá algo que ver con que pueda usar tres elementos?— Pensó Zavian, mirando a la chica con cierta cantidad de curiosidad.

—¡Gran trabajo! Nosotros nos haremos cargo...— Comenzó a decir el oficial, pero antes de que pudiera terminar, Zavian le lanzó una mirada desafiante y lo ignoró por completo.

El Uchiha, sintiendo la urgencia de la situación, decidió que era momento de actuar. Sin esperar a que el grupo se encargara de todo lo demás, ejecutó un gran salto, utilizando un poco de su fuego azules para impulsarse hacia el dirigible que los esperaba en el aire.

Las llamas brillaron intensamente a su alrededor mientras ascendía, creando un espectáculo visual que dejó a los soldados boquiabiertos. En un instante, Zavian aterrizó con gracia en la plataforma del dirigible, asegurándose de que la joven aún estuviera en sus brazos.

—¡Son como 70 metros de altura!— Exclamó uno de los soldados, mirando con asombro la forma que Zavian había llegado al dirigible sin ayuda de cuerdas ni ningún equipo externo.

Los soldados intercambiaron miradas, comprendiendo la urgencia en sus palabras. Uno de ellos asintió y se dirigió hacia el comunicador para informar a la jefa Beifong. Mientras tanto, Zavian se mantuvo al lado de la joven.

—Esa chica mostró tres de los cuatro elementos, ¿quién es exactamente?—Cuestionó el Uchiha con tranquilidad, dejando entrever su curiosidad por la joven que había capturado. Su mente giraba en torno a la posibilidad de que ella tuviera un papel crucial en algo mucho más grande.

—Su nombre es Korra, y es el actual Avatar— Respondió Lin, identificando a la chica con una seriedad que hizo que los demás miembros de la policía reaccionaran.

—¿El maestro de los cuatro elementos?— Se preguntó Zavian, recordando la vez que se informó sobre la historia de la ciudad y cómo se había formado con la colaboración del Señor del Fuego Zuko y el Avatar Aang.

Notando que la ahora conocida como Korra comenzaba a despertar, el Uchiha sacudió la cabeza, saliendo de sus pensamientos. Era significativo que se centrara en el interrogatorio que su jefa, Lin, iba a realizar al Avatar.

Libro 1 El aire de un fuego azul (Avatar:Korra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora