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POV OLIVIA JONES

Mi teléfono sonó a las nueve de la mañana, despertándome de golpe. Todavía con los ojos entrecerrados, lo tomé y vi en la pantalla un número desconocido. Me acomodé en la cama, intentando disimular la mezcla de sueño y nervios.

—¿Hola? —dije, tratando de que mi voz no sonara adormilada.

—Buenos días, señorita Jones. Le llamo de "Kineros Robotics". La señorita Venable ha revisado su solicitud y ha decidido ofrecerle el puesto de secretaria. Si está interesada, puede comenzar mañana a las ocho de la mañana —respondió una voz profesional del otro lado de la línea.

Mi corazón dio un vuelco. Había conseguido el trabajo, y aunque el encuentro con Wilhemina Venable me había dejado intranquila, esta era una oportunidad que no podía dejar pasar.

—Sí, por supuesto. Estaré allí —respondí con una sonrisa que, aunque la persona al otro lado no podía ver, sentí que se transmitía en mi voz.

—Perfecto. Le esperamos mañana entonces. Que tenga un buen día.

Colgué el teléfono y, después de unos segundos, salté de la cama. Era hora de prepararme para mi nueva vida. El departamento aún estaba lleno de cajas sin abrir, pero mi prioridad ahora era encontrar un buen atuendo para mi primer día de trabajo. Quería causar una buena impresión, aunque todavía tenía el recuerdo de Wilhemina y esa energía tan intimidante que me había dejado nerviosa.

Después de un rato, me decidí por un conjunto sencillo pero profesional: pantalones de vestir negros y una blusa blanca. "Es lo suficientemente formal para no parecer demasiado casual", pensé, aunque la imagen de la perfecta y elegante Wilhemina Venable seguía rondando en mi cabeza. "Lo haré bien", me dije, intentando convencérme de que podía mantener la compostura frente a alguien tan imponente.

POV WILHEMINA VENABLE

El teléfono sonó en mi oficina mientras revisaba un informe sobre los avances del nuevo proyecto de automatización. Levanté la vista solo lo necesario para ver el identificador de la llamada. Era la recepción, confirmando que Olivia Jones había aceptado el puesto. "Perfecto", pensé. Había algo en esa chica que me intrigaba, algo que no lograba identificar del todo, pero que despertaba una mezcla de curiosidad y cautela.

Me acomodé en mi silla, la vista fija en las luces de la ciudad a través de las ventanas. Trabajar en "Kineros Robotics" significaba manejar grandes responsabilidades, y no tenía paciencia para incompetencias. Hasta ahora, ninguna secretaria había estado a la altura de mis expectativas, pero había algo en Olivia que me hacía creer que sería diferente.

"Solo el tiempo lo dirá", murmuré para mí misma antes de levantarme. Me serví un café, dejé que el aroma llenara el ambiente y volví a mi escritorio. Había mucho por hacer, y aunque me gustaba mantener las distancias con el personal, sería imposible ignorar por completo la extraña conexión que había sentido al estrechar la mano de Olivia.

POV OLIVIA JONES

El día siguiente llegó más rápido de lo que esperaba. Estaba lista una hora antes, con el estómago revuelto de nervios y una mezcla de emoción. Tomé un taxi hacia "Kineros Robotics" y llegué veinte minutos antes de la hora acordada.

El edificio, un rascacielos de vidrio que reflejaba el brillo del sol matutino, parecía intimidante. Me acerqué a la recepción con pasos inseguros, pero la sonrisa amable de la recepcionista me tranquilizó un poco.

—Bienvenida, señorita Jones. La señorita Venable la espera en su oficina —dijo, señalando el camino que ya había recorrido el día anterior.

Mientras caminaba por los pasillos, sentí el peso de la expectativa sobre mí. La última vez que había estado aquí, una chica había salido llorando de esa misma oficina. No podía evitar pensar en si yo sería la siguiente. Al llegar, toqué la puerta con un suave golpe.

—Adelante —la voz de Wilhemina resonó desde dentro, firme y autoritaria.

Entré y la encontré, como la vez anterior, de espaldas a mí, observando a través de la ventana. Parecía una estatua de elegancia, con su traje perfectamente planchado y su cabello recogido en un moño impecable.

—Buenos días, señorita Venable —dije, intentando sonar segura de mí misma.

Ella giró su silla lentamente y me observó por unos segundos que me parecieron eternos.

—Buenos días, Olivia. Bienvenida a tu primer día. —Su tono era neutral, pero su mirada era incisiva, como si pudiera ver a través de mí. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda, pero me obligué a mantener la compostura.

—Gracias por la oportunidad —respondí, agradecida de que mi voz no temblara.

—Bueno, no me hagas arrepentirme —dijo con una ligera sonrisa irónica antes de levantarse de su asiento—. Te mostraré tu espacio de trabajo y te daré las primeras instrucciones. Tienes mucho que aprender, pero si sigues las reglas, no tendrás problemas aquí.

Caminamos por la oficina hasta llegar a un escritorio espacioso al lado de su puerta. El lugar estaba impecablemente organizado, con pilas de documentos y una computadora lista para usar. Me senté en la silla y tomé un cuaderno para anotar lo que me iba diciendo.

Durante las siguientes horas, me explicó el funcionamiento básico de la empresa, las tareas que tendría que realizar y, lo más importante, las estrictas reglas que tenía que seguir. A pesar de su tono frío, no pude evitar notar lo fascinante que era. Había algo en su presencia que me atraía, una mezcla de poder y misterio.

POV WILHEMINA VENABLE

Pasé la mañana observando de cerca a Olivia mientras se acostumbraba a su nuevo entorno. Era diligente, rápida para aprender, pero sobre todo, se mantenía calma bajo la presión. Una cualidad rara en quienes trabajaban bajo mi supervisión.

Había un aire de inocencia en ella, pero también algo más. Mientras le explicaba el manejo de ciertos documentos confidenciales, la forma en que sus ojos brillaban de curiosidad me hizo preguntarme qué estaría pensando.

—Espero que lo tengas todo claro, Olivia. Aquí no toleramos errores —le dije al final de la explicación, observando cómo asentía con seriedad.

—Lo tengo claro, señorita Venable. No le decepcionaré.

Esa respuesta, acompañada de una mirada decidida, despertó algo en mí. A pesar de que mi trabajo siempre había sido mi prioridad, por primera vez en mucho tiempo, sentí que había algo más allá de lo profesional en mi interés por ella. No podía permitir que esto se convirtiera en una distracción.

—Veremos cómo te va con el tiempo —dije finalmente, dándole la oportunidad de volver a su escritorio, mientras yo me refugiaba en mis pensamientos.

Olivia Jones era, sin duda, más que una simple secretaria.

Deseos morados - Wilhemina Venable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora