Capítulo 6: Sentimientos

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Pedri González

La luz que entraba por la ventana de la habitación hizo que me despertara obligado, no conseguía dormir más a pesar de tener entrenamiento en dos horas.

Cuando abrí bien los ojos cogí el teléfono y miré Instagram un rato. Estuve mirando publicaciones hasta que salió la de mi morena, Lara. Subió un post de Alemania ayer y ya llevábamos aquí tres días. 

Al final esa noche no pasó nada, ambos nos quedamos dormidos en su habitación y a la mañana siguiente cada uno fue por su camino. Ella se fue con Berta a conocer la cuidad y yo a entrenar porque dentro de tres días tenía el primer partido de la Eurocopa y teníamos que estar demasiado centrados. 

Me fijé en la foto que subió de su cara, fijándome en cada una de sus facciones, en lo preciosa que era, en lo buena que estaba... Bueno eso no estaba en mis planes, pero me ponía tanto. Cualquiera que pudiera verlo y dijera lo contrario estaría ciego porque es una diosa, pero hecha solo para mí. 

Después de un largo rato en la cama stalkeando a mi futura novia, me dispuse a cambiarme para ir al entrenamiento. Una vez estaba listo, bajé rápido a desayunar para tener algo de fuerza en el entrenamiento. 

El bus de la selección nos estaba esperando por tanto nos llevó en unos diez minutos a nuestro terreno de entrenamiento, que menos mal que teníamos uno solo para nuestra selección. Llegamos al terreno de entrenamiento y yo me junté con Gavi, mi mejor amiga, porque íbamos en pack, no podemos estar el uno sin el otro. 

—¿Qué feliz te veo hoy no? —le digo dándole un pequeño empujón para conseguir picarle. En cambio, él frunce el ceño. 

—No seas retrasado eh. —me amenaza apuntándome con el dedo índice. Yo me echo a reír y él se enfadaba cada vez más. 

—¿Es por Erika? —pregunto curioso. 

Erika es una que conoció en una fiesta y que desde ese día se empezaron a conocer más a fondo y eso que Gavi no es de relaciones, pero se ha enchochado, pero bien. 

—No lo sé tío. —agacha la cabeza. —Me tiene super confundido, yo no suelo ser así. 

—Bueno. —digo a la vez que ambos empezamos a correr dando vueltas al campo porque si no el entrenador nos iba a acabar matando. —Para todo hay una primera vez ¿no? 

—Es que no es que esté super pillado de ella. —responde acelerando la velocidad. —Pero es muy difícil entenderla, se molesta por todo, se enfada por todo, si digo algo mal la cago... No sé qué hacer tío. 

—Las mujeres son así Gavi. —digo mientras tanto le freno porque teníamos que empezar a hacer otro tipo de calentamiento. —Si no puedes con eso, no estás hecho para estar con ella. 

Rodó los ojos y pude notar como me odió por decir eso mismo. Porque, aunque no lo quisiera admitir, él sabía que yo tenía la razón. 

—Eso lo dices tú porque estás super enamorado de Lara. —responde con media sonrisa en la cara y yo noto como se me suben los calores. 

—Es sentido común. —evito su respuesta. —Si no sabes eso vas mal en el amor, hermano. 

—Claro. —me da una palmadita en el pecho. —Veo cómo te lo aplicas con Lara, se nota que te gusta tío. 

Mi corazón se aceleró al escuchar su nombre, no sabía por qué, bueno sí porque me gustaba y mucho. Mi mejor amigo jamás me había sacado este tema de conversación y tampoco pensaba que lo iba a hacer, no sabía que decirle. 

—No te flipes tanto. —le despeino. —Solo somos amigos. 

—Claro, y yo soy rubio. —se ríe a carcajadas por su broma que a mí no me llega a gustar mucho. —Venga Pedri, sabemos que te mola. 

—Una cosa es que me guste y la otra es que me pertenezca. —le susurro. —Te recuerdo que estuvo con mi hermano hace casi un mes, no creo que quiera salir jamás conmigo, me ve como a un amigo. 

—¿Tú estás tonto? —alza la voz y yo le pego una leve colleja. —Perdón. 

Me reí de él por eso último. Luis nos regañó por estar hablando así que nos pusimos a hacer un par de tiros para después poder seguir hablando tranquilamente. 

—Que eso no te impida salir con ella, no hay nada imposible para Pedri González. —me dice acercándose a mi antes de robarme el balón y salir corriendo. 

—Serás cabrón. 

Eso fue lo último que dije antes de correr detrás de él, pero no lo hice más porque algo captó mi atención; Lara en las gradas camuflada entre todas las fans. 

No sabía qué hacía ahí, saldrían rumores y todo se iría a la mierda. Bueno, peor es que no pueda mantener el contacto que tenemos por estar delante de todas estas fans que como me vean con ella arden las redes sociales. 

Dejé a un lado los rumores y me centré en ella. La sonrisa que tenía dibujada en la cara mientras me miraba, sus pecas que se hacían visibles, sus ojos color miel mirándome. Estaba guapísima. Había madrugado a posta para venir a verme, esta chica no paraba de sorprenderme. 

—¿Qué no estás enamorado? —se ríe para picarme y sale de nuevo corriendo. 

Esta vez sí que salgo corriendo tras él y consigo pillarle y robarle la pelota. 



Lara García  

Ahí estaba mi futbolista de ojos marrones. 

Había decidido levantarme pronto solo para poder ir a verle al entrenamiento. El anterior me lo salté para ir a ver algún que otro monumento de Alemania y no quería que esto fuera siempre así. Sabía que le hacía ilusión que le viera y no iba a dejarle con la ilusión en las manos.

No me hacía mucha gracia que hubiera tantas fans en las gradas y que yo estuviese ahí con Berta. Las sospechas iban a ser muy ciertas y acabaríamos saliendo en todas las redes sociales. Pero en cuanto sus ojos marrones se encontraron con los míos color miel, se me olvidó todo.

Era tan perfecto, que parecía mentira que ese hombre estuviera dispuesto a dar todo por mi.

El entrenamiento acabó poco después, yo me reuní con Pedri abajo, en los vestuarios para que nadie pudiese vernos.

—Me alegro de que hayas venido a verme, Bambi. —dice para después darme un beso en la frente que hace que me de una corriente por todo mi cuerpo.

Como no, mi piel se erizó por ese pequeño contacto. No sabía que me hacía, pero cada vez que estaba cerca de mi ocasionaba algo que nunca había sentido con nadie.

—Y yo me alegro de que haya podido hacerte ilusión. —sonrió mirándole embobada.


Demuéstrame amor | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora