Capítulo 1: Ruptura

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Pedri González

Entré por la puerta de mi casa después de un largo entrenamiento. Al ser viernes tenía pensado hacer noche de peli y manta pero ese plan se esfumó en cuanto escuché a mi hermano discutir con su novia.

—¡Eres gilipollas! —grita mi cuñada con todas sus fuerzas. No les veía, pero sabía que algo iba mal entre ellos.

Básicamente se pasaban los días discutiendo sin razón alguna, o bueno sus motivos tendrán. Mi hermano es un capullo que no valora a Lara y ella lo nota, es normal que se enfade. 

Lara es muy guapa, con pelo castaño, ojos color miel y pecas por la zona de la nariz. Tenía un buen corazón y también mucho carácter, pero demasiado. Voy a ser sincero, la novia de mi hermano me gusta, desde el primer día que la vi quedando con mi hermano. No sabía que eran pareja oficialmente pero es que Lara es muy atractiva y eso nadie puede negarlo. 

Veo día a día como la trata de mal y yo morirme de impotencia por no poder hacer nada, pero sé que a mi hermano le llegará el karma y podré tatar a Lara como se merece, porque ella me pertenece a mi, solo a mi.

—¿Y por qué no me dejas y ya está? —grita mi hermano a Lara bajando ambos las escaleras y veo como unas lágrimas recorren la cara de Lara.

Quería darle un puñetazo a mi hermano, se lo merecía, pero no quería joder la convivencia.

—Déjame en paz —espeta Lara de mala forma. —No quiero volverte a ver en mi vida. 

La castaña se dio la media vuelta y se dirigió hacia la puerta, pero se lo impedí. La cogí suavemente del brazo y la llevé a la habitación de juegos que teníamos justo a la derecha.

—Pedro, déjame irme —me comenta con desgana. —Me quiero ir a mi casa, no quiero estar aquí.

Sus lágrimas siguieron cayendo por sus mejillas sin freno ninguno y yo se las limpiaba cada vez que podía. Me rompía el corazón ver a Lara así, era tan buena que no se merecía todo lo malo que la pasara.

Mi corazón la eligió desde el primer día que la vi, y tengo claro que no pararé hasta estar con ella y tener lo que se merece. No soy un chico de enamorarme, jamás he tenido una novia, pero con Lara todo a sido diferente. Es maja, adorable, guapa, está buena, siempre se ha preocupado por mi... 

—Necesito... —se suelta de mi agarre y sale corriendo dirección al baño. Yo la sigo sin problema sabiendo lo que va a pasar.

Vi como corría hasta llegar al váter para echar toda la cena que había ingerido horas antes. Debía de ser por la ansiedad. Siempre que discutía con mi hermano acababa con temblores, escalofríos, vómitos... Se veía que ella lo pasaba realmente mal.

No dudé y la cogí del pelo para que no pudiera molestarla. Ella estaba echándolo todo a la vez que lloraba sin parar. Mi corazón se estaba rompiendo cada vez más y no podía hacer nada para ayudarla a salir de esa relación.

—Estoy bien —dice apartándose y sentándose en una esquina en el suelo del baño. —Solo son unas pocas náuseas por la ansiedad, nada nuevo.

Su cara lo decía todo. Estaba triste, decepcionada, enfadada... tenía un cúmulo de emociones juntas y la entendía. No dije nada, solo me agaché hasta quedarme sentado a su lado y poder abrazarla. En cuanto lo hice, rompió a llorar como jamás la había visto llorar. Estaba tan rota por dentro, que me prometí a mi mismo solucionar esto como fuera.

Demuéstrame amor | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora