Capítulo 8: No me arrepiento

206 32 5
                                    

Lara García

No sabía que acababa de decirle a Pedri. Le había invitado a ducharse conmigo, algo que no creía que diría jamás a un hombre y menos al hermano de mi exnovio.

Una sonrisa se le escapó y una ola de calor inundó mi cuerpo. Solamente de pensar que Pedri esté ahí duchándose conmigo me pongo a mil. Era super atractivo, estaba en forma y sobre todo era buena persona conmigo.

Acababa de llegar de fiesta y sabía que estaba algo molesto por ello, por eso decidí picarle un poco. No se esperó lo que le dije y yo tampoco su respuesta.

—Si me lo dices así... —me responde acercándose al baño.

Su voz salió muy suave y a la vez ronca. No había bebido apenas, pero me estaba poniendo cada vez más. 

—Deberías de cambiarte —le comento cogiendo las toallas. —No creo que quieras dormir así — vuelvo a hablar señalándole con mi dedo índice para que viera que no dormiría bien con ese chándal.

Dejé las toallas encima de una balda y puse el agua a calentar. Pedri estaba apoyado en el lavabo del baño con los brazos cruzados mirándome expectante. Me ponía nerviosa solo de verlo ahí serio prestándome atención. 

Una vez que ya estaba el agua caliente, me fui quitando la ropa poco a poco. Primero me bajé el vestido escuchando como Pedri resoplaba mientras me lo quitaba. No tenía nada de vergüenza, podría ser por el alcohol de antes. Después continué quitándome la ropa interior quedándome completamente desnuda ante él sin ninguna vergüenza.

—¿Alguna vez te han dicho que estás muy buena? —me dice a la vez que se frota la barbilla jugando con la poca barba que tiene.

—Muchísimas —le pico y veo a través de la mampara como se pone todavía más serio. —Pero si me lo dices tú, me lo creo.

Escuché como se reía al fondo, pero dejé de prestarle atención para ducharme cuanto antes. Estaba demasiado cansada y mañana necesitaría fuerza para ir al partido donde se juegan pasar a la semifinal.

No tardé en salir de la ducha, enrollándome la toalla en el cuerpo y dejándome el pelo al aire. Me acerqué al lavabo donde se encontraba el moreno de ojos marrones para poder coger mi cepillo para el pelo. 

—¿No te vas a cambiar nunca? —le digo mientras tanto me cepillo el pelo y paso a hacerme la SkinCare.

—Menuda excusa barata para verme desnudo, bambi —se gira hasta quedar enfrente del espejo con los brazos apoyados en el lavabo y mirarme fijamente.

—No seas bobo —ruedo los ojos. —Aunque tampoco me quejaría.

Entonces fue ahí cuando se abalanzó sobre mi hasta besar la comisura de mis labios con mucha pasión. Su boca sabía a menta y a la misma vez a algo de alcohol por mi culpa. Pero besaba genial, mucho mejor que su hermano. 

Perdón, decirme que no he dicho eso...

—Pedri...

Solté un pequeño gemido cuando vi que el beso aumentaba por momentos. Sus manos se posicionaron en mi cintura elevándome así hasta quedarme sentada en el lavabo y rodeando mis piernas en su cadera desnuda.

Se notaban las ganas acumuladas, me estaba besando como si mañana no nos volviésemos a ver más. Sus manos apretaban mis muslos y me acercaban a él mientras que yo notaba su erección que ya era bastante notable.

—No sabes cuantas ganas tenía de hacerlo, Lara... —suspiró sin apenas separase de mi.

Nada más acabar de decirlo volvió a juntas sus labios con los míos en un beso más salvaje, con más ganas. Yo estaba que me moría ahí mismo, su manera de besar y de tocar me estaba matando por momentos.

Hasta que algo empezó a sonar en la habitación causando que ambos nos separásemos.

—Joder —maldigo. —La alarma para volver de fiesta.

Me llevé las manos a la cabeza, muerta de la vergüenza por lo que acababa de pasar. No era capaz de mirarle a los ojos, ¿qué habíamos hecho? Suspiré frotándome los ojos y enseguida me levanté del lavabo para apagar la dichosa alarma.

No quise volver al baño, no quería continuar con eso, no sabíamos como íbamos a acabar y de momento estábamos muy bien como estábamos. Así que cogí mi pijama que estaba debajo de la almohada y me lo puse en un par de minutos.

Me metí en la cama lentamente para no hacer casi nada de ruido. Pedri no había salido del baño todavía y temía que llegara y nos pusiésemos a hablar del tema. Aunque no podía huir de él, estamos juntos siempre y debía enfrentarme a las consecuencias de mis actos.

—¿Te has acostado ya, bambi? —escucho unos pasos acercándose.

Joder, acabábamos de besarnos y seguía tratándome igual de bien como siempre.

No contesté, no quería, así que me hice la dormida.

—Sé que no estás dormida, pero te lo perdono —vacila haciendo que sonría un poco.

Depositó un cálido beso en mi frente haciendo que me derrita de amor por ese pequeño acto. Era tan bueno, que parecía mentira que estuviese dispuesto a dejarlo todo por tenerme y hacerme feliz.

Noté como la cama se hundía un poco por el peso del canario, estaba metiéndose en la cama. Una vez lo hizo, se acercó a mi y pasó un brazo por encima de mi cabeza, posicionándola justo debajo de ella para que pudiera apoyarme.

Yo, al notar eso, me di la media vuelta quedando cara a cara con él. Los pequeños rayos de luna iluminaban la habitación provocando que pudiésemos vernos aunque sea un poco las caras.

Él me estaba sonriendo dulcemente, a lo que yo le respondí igual, con una sonrisa. Me apoyé en su pecho desnudo escuchando su corazón y él puso una de sus manos en mi cintura, como si me protegiera de algo.

—Lara —su voz sale de manera suave.

—¿Mhm? —hago un sonido dándole a entender que le estoy escuchando a pesar de tener los ojos cerrados.

—Aunque te parezca raro lo que ha pasado antes, que sepas que no me arrepiento.

Soltó sin más depositando otro suave y cálido beso en mi cabeza.

Este hombre era monísimo, tenía el cielo ganado conmigo.

—Gracias por ser así conmigo —elevo mi cabeza para mirarle a los ojos. —Yo tampoco me arrepiento.

Y ahora fui yo la que le besé, pero solamente fue un pico rápido en la comisura de los labios. Cuando me separé volvimos a tener contacto visual por unos segundos, olvidándome de todo, porque él provocaba eso en mi. Me evadía de todos los problemas, me sacaba una sonrisa real.

Volví a posicionarme como antes, pero abrazándome a él y en cuestión de minutos me quedé frita en sus brazos.

















AAAAAAAA POR FINN, no sabéis las ganas que tenía de que estos dos se besaran de una vez por todas.

Se que es tarde para subir el capítulo, pero os lo merecéis por todo el apoyo que estoy recibiendo, mil gracias.

Os pido que me tengáis paciencia a la hora de subir capítulos, la inspiración me va y me viene, espero tener el siguiente capítulo dentro de poco.

No os olvidéis de votar y comentar, os quiero<333

Demuéstrame amor | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora