Capítulo 3: Partido

301 28 1
                                    

Pedri González

Me puse la ropa del partido nada más salir de la ducha porque tenía algo de prisa. Me había preparado más tarde de lo que debía y no podía llegar tarde o tendría sanción. A la vez me estaba preparando la ropa para después del partido, quería ir con Lara a cenar por ahí fuera para alegrarla un poco más.

Ha pasado una semana desde que lo dejó con mi hermano y no se la nota mucha mejoría aunque lo intente con todas mis fuerzas. La convivencia cada día iba mejor. No discutíamos mucho, todas las mañanas desayunábamos juntos y hacíamos algún que otro plan juntos como ver una película por las noches. Yo solo quería verla bien y con esa sonrisa preciosa en su cara.

Vi como Lara pasaba por el pasillo justo enfrente del baño mientras chateaba en su teléfono a saber quien. Su cara no era muy buena. Tenía una expresión triste, apagada. Podría ser que estuviera hablando con mi hermano y por eso se debía esa cara de tristeza, así que solo se me ocurrió hacer una cosa.

—¿Quieres venir al partido de hoy? —me acerqué a ella mientras tanto me peinaba un poco el pelo porque no quería ir despeinado.

La pregunta la pilló desprevenida. Estaba con su pijama de bambi y algo despeinada. Acababa de echarse la siesta conmigo hace un rato y no estaba de muy buen humor cuando se levantaba de la siesta. 

—Pedri... —dice frotándose los ojos a la vez que resoplaba. No la veía muy convencida pero sabía que la podía convencer fácil.

—Por favor, Lara. Hace mucho que no vienes un partido mío —camino de nuevo al baño para verme en él y saber si estoy listo de una vez por todas.

No dijo nada, solo desapareció por el pasillo y yo pasé de insistirla. Después vendría a recogerla para ir juntos a cenar. No quería insistirla porque entendía perfectamente que no estuviese de humor.

Cogí mi mochila del fútbol y alguna que otra pertenencia y fui a salir de casa, pero una morena se me adelantó. 

—Voy contigo, Pepi —dice abriendo la puerta para salir tras ella con todo el ego subido.

Si es que es la mejor, nadie puede negarlo.

—Tú así no vas —la digo haciendo que se de la vuelta de inmediato mirándome incrédula. 

Ella iba con unos vaqueros negros y un top blanco con una sudadera colgada por los hombros. No quería que fuese así, iría con mi camiseta del Barça, tenía que marcar territorio.

—¿Me vas a decir lo que me tengo que poner, Pedro? —dice acercándose con esa chulería que tanto la gusta sacar. Yo la sonrío pícaro cogiéndola suave del brazo y acercándola a mi oído.

—Irás con mi camiseta del Barça, para que todo el mundo sepa que eres mía —contesto sin rodeos. Sus ojos se abren como platos y yo sonrío por su reacción. Sabía que no me lo pondría fácil, ella precisamente no lo es y menos conmigo.

—¿Y si no? —desafía.

Yo ya me esperaba su respuesta, así que posicioné mis manos en su cintura para atraerla hacia mi cuerpo y pegarla a mi. 

—Tú verás lo que pasa si no lo haces, juegas con fuego bambi —ahora la desafío yo y veo como ella sonríe nerviosa pero separándose de mi agarre para caminar hacia la puerta de nuevo.

—No quiero quemarme Pedro —dice con cierta chulería. —Pero ten cuidado conmigo.

Fue lo último que dijo antes de salir por la puerta y meterse directamente en mi coche donde me esperaría. 

Lara no era tonta, todo lo contrario. Era más lista de lo que todo el mundo creía. Entre nosotros siempre había una tensión que se podía cortar perfectamente con unas tijeras. Antes de que saliese con mi hermano no se cortaba ni un pelo en ligar conmigo, pero nunca nos llegamos a besar. Ambos sentíamos atracción uno del otro. No era queriendo, era un poco raro ahora después de todo lo que ha pasado con mi hermano, pero ella parece no tener ningún problema conmigo y tampoco creo que esté incómoda, me lo hubiese dicho porque no se corta ni un pelo.

Demuéstrame amor | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora