Proyecto final

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El semestre llegaba a su fin, y la tensión en el aire era palpable. Los estudiantes de Bellas Artes se apresuraban para completar sus proyectos finales, pero ninguno estaba tan concentrado como Itadori Yuji. Pasaba horas, días enteros, encerrado en su pequeño estudio, casi ajeno al mundo exterior. Mientras trabajaba en su obra más importante, la única cosa que lo mantenía conectado al mundo era el café que compraba todos los días en Moonlight Brew, la cafetería donde se encontraba su motivo y motor a todo su trabajo.

Fushiguro Megumi, desde el otro lado del mostrador, observaba con preocupación cómo Itadori se sumergía cada vez más en su trabajo. Su amigo llegaba cada mañana con ojeras más profundas, su cabello más despeinado, pero con una determinación inquebrantable en su mirada. Itadori siempre pedía lo mismo, pero ahora lo hacía con un tono más apagado, más pensativo, como si su mente estuviera a miles de kilómetros de distancia.

— Otro latte doble con un toque de canela — dijo Megumi, preparando el pedido con la eficiencia acostumbrada, pero no pudo evitar fruncir el ceño mientras lo hacía — Itadori, ¿estás durmiendo algo estos días?

Itadori levantó la vista, con una sonrisa que intentaba ser tranquilizadora pero no llegaba a sus ojos cansados — Sí, sí, un poco... no te preocupes. Solo estoy concentrado en mi trabajo final, es importante para mí

Fushiguro dejó el café en el mostrador, mirándolo fijamente — He notado que últimamente vienes más seguido. ¿Estás bien? — preguntó, su voz cargada de una preocupación sincera que no podía ocultar.

Itadori dudó por un momento, y luego tomó el café con una sonrisa más suave — Sí, Fushiguro solo estoy... poniendo todo de mí en esto, es más grande de lo que imaginaba, y quiero que sea perfecto. Pero prometo que estoy bien

Fushiguro asintió lentamente, aunque no parecía convencido del todo. No sabía exactamente qué estaba creando Itadori, pero algo en la forma en que hablaba, en la intensidad de su mirada, le hacía sentir que lo que sea que estuviera haciendo, era importante, más de lo que él mismo se daba cuenta.

Días pasaron, luego semanas, y cada vez que Itadori entraba a la cafetería, Fushiguro notaba su energía cambiando. Parecía más absorto, pero también más emocionado, como si una chispa estuviera creciendo dentro de él. esto hacia que él se preocupaba más y más, preguntándose qué era lo que tanto lo mantenía despierto y ansioso, pero no quería presionarlo. No quería interferir en ese momento creativo que parecía significarlo todo para Itadori.

Un día Itadori entro nervioso a la cafetería, con una entrada entre sus manos detrás de él, no solo la entrada estaba detrás de él, se podía visualizar a sus amigos "disimuladamente" viendo como Itadori se acercaba al mostrador 

uh.. Fushiguro hola — empezó hablar el pelirosa nervioso pero emocionado — sabes? para la presentación final de los proyectos han realizado una exposición de arte — dio un gran suspiro antes de extender la entrada hacía su amigo — quería saber sí podrías asistir..! lo que pasa es que realmente es importante para mí que asistas.. pero! no-no te obligo, o sea sí pero-

Antes de que Itadori siguiera y sus amigos ya quieran tirarle un balazo a su amigo artista por como se trataba al hablar, Fushiguro tomó la entrada entre sus manos — por supuesto que iré Itadori, sé lo que significa para ti, no me perdería por nada tu proyecto — Fushiguro le dedico una pequeña sonrisa, en lo que Itadori lo invitaba a la exposición, Fushiguro sintió algo en su pecho, un pequeño salto en su corazón, esta vez no deseaba que sea un paro cardiaco 

Itadori sintio su cara ardiendo — a-ay! gracias Fushiguro, te espero en la exposición, estaré cerca de mi proyecto ahí me puedes encontrar! — dijo para irse corriendo de la verguenza hacía sus amigos

El pelinegro miro con gracia y ternura a Itadori irse corriendo hacía sus amigos, los cuales se veía como lo regañaban, sonrió ante la imagen frente a él, hasta que cayó en cuenta que — nunca me dijiste que era tu proyecto.. — murmuro para si mismo 

Finalmente, llegó el día de la presentación de los proyectos finales. Los estudiantes expusieron sus obras en la galería de la universidad, y la atmósfera estaba cargada de nerviosismo y emoción. Fushiguro fue, con la entrada que Itadori le ofrecio puede entrar fácilmente sin tener que se estudiante, aunque Itadori no había mencionado que estaba creando exactamente, por como se expresaba solo sabía que era algo grande e importante para el artista 

Cuando Megumi llegó a la galería, buscó a Itadori entre la multitud, pero antes de encontrarlo, algo llamó su atención. Había un gran retrato en la pared, un cuadro que parecía brillar con una luz propia, rodeado de estudiantes que lo admiraban en silencio. Cuando Megumi se acercó, su corazón dio un vuelco.

Era él.

El retrato mostraba a Fushiguro Megumi de una manera que nunca se había visto a sí mismo. Los colores suaves y los trazos delicados capturaban cada detalle de su expresión: la serenidad en su mirada, la intensidad oculta en sus ojos, la pequeña sonrisa que apenas se dejaba ver en el rincón de sus labios. Itadori había capturado no solo su apariencia, sino su esencia. Era como si todo lo que él era, lo bueno y lo vulnerable, estuviera reflejado en ese lienzo.

Fushiguro se quedó sin palabras, incapaz de apartar la vista del cuadro. Justo en ese momento, Itadori apareció a su lado, con una mezcla de nerviosismo y expectativa en su rostro.

— y.. ¿Qué te parece? — preguntó Itadori, su voz temblorosa, como si cada palabra pesara con el temor y la esperanza de una respuesta.

el mencionado lo miró, sus ojos llenos de emoción, aún procesando lo que veía — ¿Todo este tiempo... estabas dibujándome a mí? ¿Como tu proyecto final? 

Itadori asintió lentamente, su mirada fija en la de Fushiguro — Sí, eras tú, no podía imaginar otra cosa más importante para mí que plasmarte en mi obra final.. desde el primer día que te vi, supe que quería capturar lo que me haces sentir, no solo eres mi musa, Fushiguro.. eres el centro de todo lo que quiero expresar con mi arte 

Fushiguro no sabía qué decir. Sentía como si su corazón se hubiera quedado sin palabras, como si todas las emociones que había guardado durante semanas finalmente hubieran encontrado su lugar, miró a Itadori, y en ese momento supo que lo que había florecido entre ellos iba más allá de lo que las palabras podían describir.

— Es hermoso, Itadori — dijo finalmente, su voz suave y cargada de sinceridad — No... no sabía que alguien como yo podría inspirarte tanto, vez tanto en mí.. pero ahora gracias a ti también empiezo a verlo

Itadori sonrió, aliviado, y con un brillo de felicidad pura en sus ojos — Gracias.. Gracias por ser mi musa, por inspirarme a crear algo tan real y gracias por acompañarme en este momento tan emocionante, por estar aquí, justo a mi lado

Fushiguro tomó la mano de Itadori, apretándola con fuerza, y en ese pequeño gesto estaba toda la promesa de lo que significaban el uno para el otro. Más allá de las palabras, más allá del arte, había algo verdadero, algo que había comenzado en una cafetería y había florecido en un retrato que capturaba la esencia de su amor

Itadori por su propio instinto de amabilidad, paso sus brazos alrededor de Megumi, envolviéndolos en un abrazo, uno que decía más que mil palabras, Megumi algo avergonzado, ya que no era alguien que de muchas muestras de afecto con contacto físico, le devolvió el abrazo, enterrándose en aquel abrazo que le proporcionaba el más alto  

En ese mismo lugar pero más lejos de los pololos estaban los amigos de Itadori, conversando entre si (funando a Itadori) — Por fin los tortolitos se juntaron, ahora son parejete — dijo con diversión Nobara — ante eso, Gojo ríe — Tienes razón, ya por fin se dieron cuenta lo que sienten mutuamente 

Por último, los dos podían observar desde lejos como es que Megumi y Yuji se estaban abrazando 

(lo subí antes por un favor k debía, m extorsionaron) 

Mi musaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora