Algo más k una musa

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Después de unos días Itadori está sentado en una esquina de la cafetería, con su cuaderno de bocetos abierto frente a él Ha estado observando disimuladamente a Megumi, quien se mueve con precisión mientras atiende a los clientes, Itadori reúne el valor y decide hablar con él cuando Megumi pasa cerca de su mesa

Itadori sonriendo con una mezcla de nervios y determinación — Disculpa.. Fushiguro ¿tienes un momento? quería hablar contigo... si no estás muy ocupado — el mencionado miro a Itadori con una expresión tranquila, pero algo distante Lo siento, ahora mismo estoy en turno. Tal vez cuando termine pueda hablar, si aún sigues aquí

Itadori con una sonrisa sincera y sin dudarlo — ¡Claro! no tengo problema en esperar ¿A qué hora terminas? — Itadori lo vio como una oportunidad, no como un obstáculo, él pretendía permanecer en esa cafetería el tiempo necesario para poder charlar con el chico lindo — Fushiguro algo sorprendido por la respuesta inmediata de Itadori, pero manteniendo su tono serio — Termino a las 4:00 pm. Si de verdad quieres hablar, puedes esperar hasta entonces — Megumi no tenía la intención de que el artista se quedara, todo lo contrario, quería espantarlo con eso, como vio, algo que no funciono 

Itadori asintiendo entusiasta — Perfecto, entonces estaré aquí — en eso, agarro su cuaderno de bocetos y siguio garabateando, a veces sin querer, retrataba a Fushiguro, sin mucha precisión 

El tiempo pasa, y como prometió, Itadori permanece en la cafetería hasta que el reloj marca las 4:00 pm, Fushiguro después de limpiar la última mesa, se quita el delantal y se acerca a Itadori, quien lo recibe con una sonrisa amigable.

Fushiguro arqueando una ceja, con una leve sorpresa en su mirada — Realmente esperaste todo este tiempo ¿de qué querías hablar? — Itadori frotándose la nuca con una risa nerviosa — No pensé que tardarías mucho y ya es algo tarde, así que te quería peguntar si podía acompañarte a casa no quiero molestarte, solo pensé que podríamos charlar un poco más si no te importa — Fushiguro mirando a Itadori por un momento, como si evaluara su sinceridad, luego suspira y asiente con una leve sonrisa — Está bien, puedes acompañarme, solo que no te ilusiones, no suelo hablar mucho 

A medida que caminan juntos por las calles, el artista comienza a hacerle preguntas sobre sus gustos, sus estudios y su vida en general. Aunque su compañero responde con brevedad al principio, con el tiempo se va relajando, notando el esfuerzo genuino de Itadori por conocerlo mejor, se da cuenta de que, aunque Fushiguro es reservado, sus respuestas contienen pequeñas muestras de confianza.

Día tras día, semana tras semana, Itadori sigue insistiendo en pasar tiempo con su ahora casi amigo, ya sea en la cafetería o caminando a casa. Su persistencia no es molesta, sino más bien dulce, siempre respetando el espacio de Fushiguro pero dejando claro que realmente valora su compañía.

Un día, mientras caminan juntos, Fushiguro nota que Itadori lleva una pequeña bolsa con un bocadillo para él — ¿Eso es para mí? — el de la bolsa sonríe con una mezcla de timidez y emoción — Sí, pensé que podrías estar hambriento después del trabajo. Además, quería agradecerte por dejarme acompañarte todos estos días

Fushiguro toma la bolsa con una pequeña sonrisa, una de las pocas que Itadori ha logrado sacarle hasta ahora — Gracias, es.. dulce de tu parte por estos detalles — Itadori mirándolo con ternura — Bueno, me importas, Fushiguro.. co-como amigo obviamente..! — dijo algo nervioso Itadori  quiero asegurarme de que estés bien, aunque sea de esta manera simple

Fushiguro desviando la mirada pero con un leve sonrojo en sus mejillas, murmura — Me haces cada vez más difícil seguir siendo distante contigo  

A través de estas pequeñas acciones, Fushiguro comienza a abrirse más a Itadori (Vale referencia), mostrando sutiles gestos de confianza como compartir detalles de su día o preguntar sobre el arte de Itadori. Ambos sienten que esta nueva amistad está creciendo, lenta pero firmemente, conectando sus mundos de una manera que nunca esperaron.

A medida que pasan los días y las semanas, Itadori continúa acompañando a Fushiguro después de su turno en la cafetería. Al principio, él parecía distante, pero poco a poco sus acciones comenzaron a reflejar un cambio, un reconocimiento del esfuerzo de Itadori por estar a su lado.

Una tarde, después de otro largo día de trabajo en la cafetería, Megumi se acerca a Itadori mientras termina su café, y esta vez, en lugar de esperar a que él se ofrezca a acompañarlo, es Megumi quien da el primer paso.

Megumi con una expresión serena pero ligeramente más suave que de costumbre — ¿Vas a acompañarme a casa otra vez hoy, Itadori? Si es así, pensé que podríamos tomar un camino diferente, hay un lugar donde venden un té que creo que te gustaría — Itadori sorprendido pero feliz, asintiendo entusiasta — Si lo decis tú es porque así será! 

Mientras caminan juntos, el pelinegro se detiene en un pequeño puesto de té y compra dos tazas, una para él y otra para Itadori. Aunque no lo dice con palabras, el gesto es claro: ha estado prestando atención a lo que le gusta a Itadori y quiere compartir algo que cree que disfrutará.

Entregándole la taza a Itadori, evitando su mirada pero con una leve sonrisa en sus labios —Es mi favorito, creí que te vendría bien un cambio después de tanto café — Itadori tomando la taza con una sonrisa cálida y casi emocionada — Gracias, esto... significa mucho para mí 

Fushiguro no responde de inmediato, pero el ligero sonrojo en sus mejillas y el hecho de que haya tomado la iniciativa dicen más que mil palabras. A medida que sus encuentros se vuelven más frecuentes, él empieza a mostrar su afecto y cuidado de maneras más sutiles pero constantes.

Un día, cuando Itadori parece más cansado de lo usual, con ojeras marcadas de una larga noche trabajando en su proyecto final, Fushiguro decide actuar.

él con tono serio pero con una preocupación genuina en sus ojos — Deberías descansar más, Itadori. Sé que tu proyecto es importante, pero no sirve de nada si te agotas antes de terminarlo— itadori tratando de reír, pero su cansancio es evidente — Sí, sí, lo sé, pero es difícil parar cuando estoy tan inspirado, especialmente ahora que sé lo que quiero lograr 

Fushiguro con una leve pero firme expresión de determinación, le pasa un pequeño paquete envuelto en papel — Entonces.. toma — con eso dicho extendio una bolsa representativa de la cafetería — son algunos bocadillos y una bebida energético, creo que los necesitaras si sigues trabajando hasta tarde, aún así no te acostumbres a eso, tenes que descansar a tus horas adecuadas

Itadori medio dormido pero atento a lo que dijo Fushiguro, dio una tímida sonrisa, se sentía regañado — Perdón Fushiguro, prometo que dormiré mis horas completas ahora en adelante, y gracias por tu preocupación, lo aprecio demasiado, aun así no debiste..

Fushiguro mirándolo de reojo, intentando mantener su semblante calmado pero claramente preocupado — espero que cumplas con eso, y... no digas "no debiste" yo quiero hacerlo, tú siempre te preocupas por mí, así que... creo que es justo que yo también pueda cuidar de ti 

A través de estas pequeñas pero significativas acciones, Fushiguro empieza a demostrar que Itadori no es solo alguien que tolera a su lado, sino alguien que realmente valora y aprecia. Aunque sus palabras pueden ser pocas, sus gestos hablan con claridad, mostrando un creciente afecto y un compromiso por la amistad que está construyendo con Itadori.

Itadori, por su parte, cada vez se siente más inspirado y motivado, no solo por la idea de retratar a Fushiguro en su obra, sino por el vínculo que están forjando, Fushiguro con sus atenciones sutiles pero genuinas, se convierte en algo más que una musa; se convierte en una parte esencial de la vida diaria y del corazón de Itadori.

Mi musaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora