El día de la boda

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Narradora.

De la conversación con su madre a Agatha solo le habían quedado dos puntos claros. La primera es que la noche de boda tiene un papel crucial en el futuro del matrimonio, y la otra es que ella no debía preocuparse, ya que Demián se encargaría de todo. Claro que eso no era suficiente información para nuestra protagonista. “Hoy es el día” era la frase que se repetía una y otra vez en su cabeza. Exhalo un suspiro al observar su reflejo en el espejo, sin duda su vestido era una absoluta obra de arte que junto a su cabello completamente recogido en un elaborado peinado le daba el toqué final. Winefer su doncella estaba terminando de colocarle el velo cuando abrieron la puerta de su habitación.

—Querida prima

—Edmund —agatha correspondió el saludo sin moverse por miedo a dañar el trabajo de winefer.

—¿Cómo te...

—No te atrevas a preguntarme cómo me siento, al menos que quieras que ese candelabro —dijo señalando con la mano derecha hacia el objeto que se encontraba a pocos centímetros de distancia —te quede de sombrero —Lo amenazó.

—Tan agradable cómo siempre —dijo edmund poniendo los ojos en blanco.

—Y tú tan tonto cómo siempre —resoplo Agatha.

—Ustedes nunca Dejan de pelear —comento una tercera voz.

—August —exclamó Agatha emocionada por ver a su primo mayor. Winefer había terminado con el velo así que le permitió moverse.

—No puedo creer que pensabas casarte sin que yo estuviera presente —le reprocho August mientras la rodeaba con sus brazos delicadamente.

—¿Cuándo volviste?

—Acabo de llegar —le informa apartándose un poco —Me podrías explicar cómo es que me voy por tres semanas y al volver casi no llego a tu boda.

—Es muy repentino ¿Cierto? —agatha bajo la mirada un poco avergonzada.

—No del todo —acepta él —pero lo importante es que llegue a tiempo —por esa razón august era uno de sus primos favoritos. August es el hijo mayor de su tía Daphne y es el más parecido a su tío Simón no solo en su aspecto físico sino que también en su personalidad —¿Qué hizo para que te molestaras? —la interrogó.

—Nada importante, pero te aconsejo no preguntarle cómo se siente —respondió Edmund tomando asiento de forma despreocupada —ya sabes nervios de novia —dijo con una sonrisa burlona.

—Cierra la boca Edmund —empetó Agatha.

—Ire ha avisarle a sus padres que está lista —les avisa winefer antes de salir de la habitación.

—¿Qué tiene de malo querer saber cómo te sientes? —preguntó August curioso.

—¿Quieren saber cómo me siento? —ambos caballeros asintieron animados
—bien —agatha exhalo un suspiro y esperó unos segundos para aclarar sus ideas , una vez lo habia logrado. Decidió desahogarse —cada minuto que paso aquí encerrada incrementa mis ganas de vomitar —estaba irritada, se notaba por la forma en que caminaba de un lado a otro mientras hablaba —No he comido nada desde la cena para poder usar este vestido. Lo qué quiere decir que llevo más de 10 horas sin comer absolutamente nada —sus primos la observaban anonadados por su cambio de humor ¿Cómo una pregunta pudo ocasionar un cambio tan radical?— Por lo que mi estómago me pide a gritos clemencia. Y por si quieren más detalles, le puedo garantizar que gracias a este vestido estoy llegando a la conclusión de que respirar no es una prioridad. Pero que van a saber ustedes a que me refiero si no están condenados a llevar corsets —el decir todas esas cosas la hacia sentirse más tranquila —ahh , y para completar estoy sudando como loca pero exceptuando todo eso, creo que estoy bien —concluyo con una sonrisa.

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